Ser o no ser

Tanto el candidato del PP como el socialista a las elecciones auton¨®micas catalanas han acusado a Pujol de "espa?olizar" la campa?a. Dos partidos vertebradores de Espa?a como el PP y el PSOE deber¨ªan estar dando saltos de alegr¨ªa ante la vinculaci¨®n de las elecciones catalanas a la buena o mala salud de la Espa?a pol¨ªtica. Al candidato socialista, se?or Nadal, hasta ahora excelente como historiador y como alcalde de Girona, le va muy bien que Pujol y Aznar espa?oleen, porque as¨ª los socialistas catalanes pueden pasar por encima del naufragio del PSOE como pas¨® Cristo sobre las aguas, seg¨²n dec¨ªa Confucio. El socialista Nadal puede conseguir el efecto parapsicol¨®gico de jugar con la imagen de que el colega del felipismo no es ¨¦l, sino el presidente Pujol.Las dificultades del Honorable se perciben en la dif¨ªcil papeleta que desempe?a su hombre en Madrid, el se?or Molins, que, aunque venga de una familia fabricante de cementos, no tiene la suficiente dureza armada como para que no se le noten las contradicciones emocionales internas. Tan seria es la amenaza del PP para el pujolismo en Catalu?a que Molins debe jugar al mismo tiempo a desengancharse del PSOE sin desamor, pero sin dejarse- pringar por el PP. No quisiera contribuir al clima de descr¨¦dito parlamentario instalado, pero el espect¨¢culo ¨²ltimo aportado por los tr¨¢nsfugas ocultos del PP y el comportamiento acusica de los se?ores Molins y Duran Lleida me retrotrae a los tiempos de mi infancia, tan pr¨®xima a la de Juan Mars¨¦, en la que las aventis estaban llenas del "te ajunto" y "no te ajunto" y lo peor que se pod¨ªa ser en este mundo era chivato.

Pujol y Aznar espa?olizan las elecciones catalanas, ?ngel Colom las republicaniza, Rafael Rib¨® se desespa?oliza, Joaquim Nadal se desfelipiza y yo tampoco soy el que era.