El balc¨®n de la venganza
PLAZA DE RAMALES. Dadme un balc¨®n y ganar¨¦ las elecciones, sol¨ªa decir un veterano demagogo suramericano que casi siempre cumpl¨ªa sus promesas. En la madrile?a plaza de Ramales, donde en otro tiempo se alzaron los pat¨ªbulos, un ciudadano ha convertido su balc¨®n en tribuna y en picota para exponer a la verg¨¹enza p¨²blica los presuntos desmanes y los insalubres h¨¢bitos de higiene de su esposa y de su parentela pol¨ªtica, con exhibici¨®n de infamantes letreros e im¨¢genes alusivas. Si el ejemplo cundiese, las calles de la ciudad podr¨ªan convertirse en un ilustrado y ameno manual de agravios, cr¨®nica palpitante y visceral de los entresijos de la Villa que hubiera ahorrado grandes trabajos al Diablo Cojuelo.
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