El Atl¨¦tico vence a golpe de tambor
Laborioso triunfo rojiblanco ante un Deportivo con poca llegada
SANTIAGO SEGUROLA El Atl¨¦tico, un equipo inclinado hist¨®ricamente al estruendo, bate ahora r¨¦cords sigilosamente, casi en silencio. S¨®lo ha cedido un empate y dos goles, pero nadie levanta la voz, ni saca pecho. El ¨²nico ruido se produce en el campo, donde el Atl¨¦tico gana a toque de trompeta, con un f¨²tbol vitalista, vigoroso con la pelota y sin ella, un estilo que requiere un descomunal desgaste f¨ªsico. Pero en estos d¨ªas, ¨¦l Atl¨¦tico aguan ta todo, incluso cuando le falta aire, como ocurri¨® en varias fases frente al Deportivo, que cay¨® ultimado en un c¨®rner, como corresponde.
La primera ley del Atl¨¦tico es llenar los partidos de voltaje, de convertirlos en una jungla para sus rivales, sofocados por la presi¨®n, la energ¨ªa y la velocidad de los jugadores de Antic. La segunda regla tiene que ver con el estilo: el juego es sencillo y directo. Se busca el ¨¢rea con vehemencia, con una desesperaci¨®n casi enfermiza. Tres pases y ya est¨¢ la pelota en el ¨¢rea, donde tres,, cuatro, cinco jugadores se aprestan al remate, obsesionados todos con la idea del gol por aplastamiento. Impresionados por el v¨¦rtigo del Atl¨¦tico, sus adversarios aceptan los partidos de mala gana, convencidos de que van a pasar un rato terrible frente a un equipo que monopoliza casi todos los aspectos del juego. Vean al Deportivo, un equipo que pasa por rocoso., experto en las guerras sordas del f¨²tbol, pero sometido al tremendo galope del Atl¨¦tico durante el primer tercio.
Los problemas del Atl¨¦tico comienzan cuando disminuyen sus reservas de energ¨ªa. Mientras juega con el dep¨®sito lleno, su vitalidad derriba todas las murallas. Un aire incendiario preside entonces el f¨²tbol del Atl¨¦tico. A sangre y fuego entran los colchoneros en el, ¨¢rea, dirigidos por Pantic, un futbolista de gran destreza, muy ingenioso con la pelota, pero de poco contenido f¨ªsico. Cuando, Pantic siente el peso de la fatiga, el juego del Atl¨¦tico se resiente de manera directamente proporcional al desgaste de su organizador. Eso ocurri¨® despu¨¦s del impresionante arre¨®n del Atl¨¦tico en los primeros veinte minutos. El partido se equilibr¨® y el Deportivo pudo sacar la. cabecita para respirar un poco. No tuvo mucho juego porque el equipo estaba m¨¢s armado para guerrear que para jugar. Toshack se dej¨® llevar por la irritaci¨®n y dej¨® a media docena de titulares en el banco. Por ah¨ª perdi¨® lustre el Deportivo. Su f¨²tbol fue inexistente al principio -m¨¦rito del Atl¨¦tico- y discreto despu¨¦s, cuando el partido s¨¦ descongestion¨® y se abrieron espacios.
El ¨²nico rasgo de altura del Deportivo se produjo en el minuto 35, despu¨¦s de una apertura espl¨¦ndida de Bebeto hacia la derecha, donde Aldana apareci¨® el¨¦ctrico para cruzar al primer toque y al segundo palo. All¨ª lleg¨® Villarroya, lleno de obstinaci¨®n y pujanza (como siempre), pero torp¨®n en el remate (como siempre). La jugada, que parec¨ªa trascendente, se qued¨® en nada y devolvi¨® al Deportivo a su estado anterior, al juego esforzado, m¨¢s pobre de lo previsto.
Entre el revent¨®n f¨ªsico de Pantic y las carencias actuales del Deportivo, el partido qued¨® para soluciones de emergencia. Y en este cap¨ªtulo, el Atl¨¦tico anda sobrado de recursos.
El debate posterior fue bastante pobre. El Deportivo se oblig¨® a un sobreesfuerzo para contestar al gol de Simeone, pero su juego fue poco convincente. Le falt¨® llegada y claridad. Se empantan¨® en el medio campo del Atl¨¦tico, donde se libr¨® un partido muy perro, sin concesiones. El Atl¨¦tico ten¨ªa la vista puesta en el contragolpe y el Deportivo comenzaba a apretar las tuercas a la defensa local. El sucesi¨®n de cambios ayud¨® todav¨ªa m¨¢s a empobrecer el juego. Comenz¨® a entrar gente en el campo y aquello parec¨ªa la Gran V¨ªa. En medio del carrusel de cambios, Radchenko se midi¨® en un mano a mano con Molina, que despej¨® la pelota con la cara. No tuvo m¨¢s llegadas el Deportivo porque el partido hab¨ªa, clausurado la! dos ¨¢reas en beneficio del Atl¨¦tico, que marca el paso en la Liga a golpe de tambor. O eso parece su f¨²tbol.
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