El pensamiento ¨²nico
Es cada vez m¨¢s frecuente el distanciamiento entre lo que predican las autoridades econ¨®micas, lo que sucede y la percepci¨®n que los ciudadanos tienen de la realidad. En los ¨²ltimos d¨ªas hay varios detalles de ello; por ejemplo, mientras en la asamblea del FMI y del Banco Mundial se apuntaban dosis de optimismo sobre la recuperaci¨®n y la estabilidad de los mercados, ¨¦stos entraban en turbulencia por la debilidad del franco franc¨¦s y por la incertidumbre de la coyuntura mexicana. Otro ejemplo: cuando los s¨ªntomas del buen momento de la econom¨ªa espa?ola se multiplican, el sondeo de demoscopia para EL PMS demuestra el intenso pesimismo de los ciudadanos frente a la bonanza.Lo que ocurre es que los Gobiernos y los organismos internacionales han dejado de ser los que dictan la marcha de la econom¨ªa; los verdaderos amos de la misma son los mercados financieros. El poder ha desertado de la esfera de lo pol¨ªtico y se ha refugiado en otros ¨¢mbitos, entre ellos el econ¨®mico.
Cuando los medios de comunicaci¨®n hacen las listas de las personas m¨¢s influyentes, escasamente est¨¢n representadas en ellas los pol¨ªticos. Una concreci¨®n de este hecho: el mayor esfuerzo econ¨®mico y financiero realizado sobre un pa¨ªs ha sido en M¨¦xico; se consigui¨® reunir alrededor de 50.000 millones de d¨®lares con la intervenci¨®n de EE UU, la banca privada, el FMI, Banco Mundial, etc¨¦tera. Pues bien, s¨®lo tres grandes fondos de pensiones norteamericanos controlan m¨¢s de 500.000 millones de d¨®lares; sus gestores son m¨¢s importantes que el director gerente del FMI o que cualquier ministro de Econom¨ªa.
Mientras estas disonancias se multiplican, el mensaje repetido por los Ejecutivos de cualquier signo y por los organismos de Bretton Woods es pr¨¢cticamente similar: reducir el gasto p¨²blico, aumentar las tasas de ahorro, acabar con el d¨¦ficit p¨²blico y con la inflaci¨®n, etc¨¦tera. Es lo que Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, denomina el pensamiento ¨²nico, que pretende tener siempre raz¨®n -sean cuales sean las circunstancias y los ¨¢mbitos geogr¨¢ficos- y ante el que cualquier argumento tiene que inclinarse.
Ramonet ha escrito un texto (incluido en el libro titulado expresivamente C¨®mo nos venden la moto) en el que describe el dec¨¢logo comprendido en ese pensamiento ¨²nico, en el que lo econ¨®mico prima siempre sobre lo pol¨ªtico: 1) el mercado, cuya mano invisible corrige las asperezas y definiciones del capitalismo; 2) los mercados financieros, cuyos signos orientan y determinan el movimiento general de la econom¨ªa; 3) el libre intercambio sin l¨ªmites, factor de desarrollo ininterrumpido del comercio; 4) la mundializaci¨®n tanto de la producci¨®n manufacturera como de los flujos financieros; 6) la divisi¨®n internacional del trabajo, que modera las reivindicaciones sindicales; 7) la moneda fuerte, factor de estabilizaci¨®n; 8) la desrreglamentaci¨®n o desregulaci¨®n de la econom¨ªa; 9) las privatizaciones; y 10) la liberalizaci¨®n econ¨®mica, en general.
No es Ignacio Ramonet el ¨²nico que est¨¢ reflexionando sobre estos asuntos. El profesor de la Universidad Cat¨®lica de Lovaina, Ricardo Petrella, acaba de escribir otro art¨ªculo titulado Las nuevas tablas de la ley, cuyas tesis coinciden casi exactamente con las de Ramonet. Y ambos parten del axioma de Paul Watzlawick: "De todas las ilusiones la m¨¢s peligrosa consiste en pensar que no existe sino una realidad".
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