Patriota de bomb¨ªn
Ten¨ªa que tener sangre carpetovet¨®nica el m¨¢s british de todos los british que Great Britain ha dado, el h¨¦roe de los tories antieurope¨ªstas, el gentleman de apuesta figura, con atuendo propio de quien puede remontar su ¨¢rbol geneal¨®gico al 1066. Los Portillo no. estaban all¨ª, en la batalla de Hastings, pero este hijo de un espa?ol emigrante aparece ahora ante la convenci¨®n conservadora como el guardi¨¢n de las esencias brit¨¢nicas que ni Gladstone, ni Churchill, ni Thatcher defendieron con tanta energ¨ªa, Hay que ser ib¨¦rico para ser abertzale de Albi¨®n.Cosas que pasan. Tambi¨¦n los alemanes m¨¢s incondicionalmente teutones suelen llamarse Kowalski. Y algunos de los campeones en las heroicas batallas contra las perversas y espa?olistas cabinas telef¨®nicas del bulevar donostiarra tienen genealog¨ªa extreme?a, castellana o andaluza. Los apellidos, los or¨ªgenes y los aristocratismos, m¨¢s o menos improvisados como el de Portillo, nos debieran traer al pairo hoy en est¨¢ Europa del umbral del siglo XXI. Pero Portillo es un nacionalista que tiene inmenso apego a esa identidad brit¨¢nica de profundo origen castellano.
Si algo tuvo el nacionalismo brit¨¢nico durante siglos que lo hizo menos detestable que otros en boga en el continente fue el elegante relativismo con que asum¨ªa las torpes pasiones que siempre genera esta simpleza mental de creer que el hecho de ser de alg¨²n sitio le hace a uno mejor que los nacidos en otros lares. Ser brit¨¢nico era considerado un privilegio, pero, por otra parte, resultaba muy poco brit¨¢nico -incluso ordinario- andar pregonando por ah¨ª un hecho tan sobreentendido.
Cuatro siglos despu¨¦s. de la cat¨¢strofe de nuestra Armada, los espa?oles estamos a punto de vengarnos finalmente de todos los agravios de que hemos sido, v¨ªctimas por parte de la p¨¦rfida Albi¨®n, Gibraltar incluido. Les enviamos discretamente a un espa?ol culto, Luis Gabriel Portillo, que produjo a uno de los ingleses m¨¢s histriones que la secular cultura pol¨ªtica brit¨¢nica ha. tenido que soportar hasta la fecha. Y todav¨ªa nos vamos a reir mucho con esos ademanes excesivos y ese rictus pat¨¦tico que revela de d¨®nde le viene la casta al se?or Portillo. De esta piel de toro tan poco mesurad¨¢ ella. Un ingl¨¦s muy castizo.Desde que se les hundi¨® el imperio, los brit¨¢nicos han sufrido un triste proceso de enclaustramiento que lentamente ha corro¨ªdo incluso su proverbial sentido del humor y su autocr¨ªtica. La amplitud de miras que hizo de ellos una gran potencia, y un Estado sabio y respetado en el mundo entero ha degenerado hacia un concepto del mundo de do?a Clota con mascota. Nosotros solos viviremos mejor, aqu¨ª, junto a la estufa en nuestra mercer¨ªa. Nuestra moneda, nuestro ej¨¦rcito y nuestro teckel de pelo duro son eso y s¨®lo eso: nuestros.
Portillo, el protobrit¨¢nico de primera generaci¨®n, es el gran adalid de esta mentalidad. Ha llegado a la c¨²spide del Partido Conservador y ambiciona m¨¢s. No tiene 14 generaciones con t¨ªtulo nobiliario ni castillo en Escocia, pero sus alharacas patri¨®ticas y aislacionistas parecen de pel¨ªcula de Berlanga. Y parece haberles inoculado a los otrora flem¨¢ticos brit¨¢nicos ese esp¨ªritu tan hispano del "?A m¨ª, Sabino, que los arrollo!". Hay, que arrollar a los europeos, a esos que quieren arrebatar a los brit¨¢nicos incluso Westminster y hacerlos meros s¨²bditos de unos tiranos bur¨®cratas que odian las esencias brit¨¢nicas que dice encarnar este hijo adoptivo de Cromwell.
"En el mundo hay tres letras que Provocan un escalofr¨ªo al enemigo: SAS [unidad de ¨¦lite antiterrorista]. Son un mensaje claro para, que nadie bromee con Gran Bretafia". Portillo a¨²n cree que el resto del mundo se ocupa mucho de Gran Breta?a. Como alg¨²n periodista en Espa?a cree que el. universo se ocupa fundamentalmente de ¨¦l. Pues no. Poca gente, se?or Portillo, se tortura las meninges por la postura brit¨¢nica en esto o aquello. Puede ser una pena. Pero se lo decimos desde un pa¨ªs que sabe desde el Siglo de Oro lo que es ser mera periferia. Es una lata, pero la humildad tambi¨¦n es un grado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.