La et¨ªqueta genuinamente americano
Lo "pol¨ªticamente correcto" fue la mayor impertinencia en la pol¨ªtica intelectual que vivi¨® Estados Unidos despu¨¦s de la insubordinaci¨®n contracultural de los sesenta. Ser pol¨ªticamente correcto es hacer y decir las cosas al estilo de como dios manda. No cualquier dios, sino aquel que reivindican para si ciertos grupos liberales atentos a comportarse al menos formalmente bien con todas las minor¨ªas en la ¨¦poca posmodema. El t¨¦rmino politically correct, que ha terminado convertido en las siglas PC, apareci¨® en tomo a 1990 y fue ganando publicidad con una serie de primeros ¨¢rt¨ªculo! en las revistas New York, Newsweek, Time y Atlantic Monthly. No fue inventado originalmente por estas publicaciones, pero los media lo adoptaron hasta la saciedad y contribuyeron a su popularidad y su ¨¦xito. Dentro de las redacciones, las minor¨ªas negras, asi¨¢ticas e hispanas, m¨¢s las mujeres, lograron incorporarlo a muchos libros de estilo. Aunque no, a todos. Todav¨ªa en julio de 1994 se celebr¨® un congreso de m¨¢s de 6.000 pet¨ªodistas pertenecientes a cuatro minor¨ªas (hispanos, asi¨¢ticos, indios y negros) en Atlanta para protestar por una inlformaci¨®n.de formas,y cont¨¦nidos tendenciosos. . La cuesti¨®n PC apareci¨® originalmente en los coleges universitarios en 1989, entre gentes de aire izquierdista y militantes del ultrafeminismo. Ellas fueron, por ejemplo, las propulsoras del c¨¦lebre c¨®digo de conductas en el Antioch College. En ese centro se consideraba comportamiento sexual pol¨ªticamente incorrecto aquel que impulsaba a besar, acariciar o piropear a un chica (o a un chico) sin antes preguntarle si le parec¨ªa bien que se le (o la) fuera a besar, rozar 0 halagar. No recibiendo permiso previo en cada uno de los pasos de la, relaci¨®n f¨ªsica, la actuaci¨®n se consideraba abuso sexual y merec¨ªa castigo.Con estas meticulosidades de Antioch y otras de diferente signo se conform¨® tambi¨¦n un lenguaje atento a todas las sensibilidades o patolog¨ªas de la sensibilidad' La pretensi¨®n ¨²ltima era suprimir de las manifestaciones culturales -ling¨¹¨ªsticas, pero tambi¨¦n pict¨®ricas, cinematogr¨¢ficas, etc¨¦tera- todos los elementos que reflejaran la dominaci¨®n de la cultura occidental sobre otros grupos. Dando por sabido que la cultura occidental es aquella que se caracteriza por el predominio del var¨®n blanco y explotador de otras razas, el medio ambiente, los disminuidos mentales o f¨ªsico y los animales.. A partir del lenguaje pol¨ªticamente correcto era. inadecuado pronunciar, por ejemplo, la palabra zoo, es timada opresi va, y en su lugar habr¨ªa de decirse "par ques para la conservaci¨®n de la vida salvaje". De la misma manera, por iniciativa feminista, deber¨ªa abolirse la palabra woman (mujer por incluir la s¨ªlaba man (hombre); o la voz history, que, aun sin querer, comprende el posesivo masculino his y no her, que merecer¨ªa igual derecho. De hecho, las mujeres han tonseguido qu¨¦ se reescriba la historia en los libros de texto y otro tanto han alcanzado las mi nor¨ªas negras. A estas alturas, casi todo el mundo conoce numerosos ejemplos del habla PC,incluido el texto de la Biblia revisada a la luz de esta conciencia de falso papel de fumar. Por su parte, el Smith Cpllege de Massachusetts y la Escuela de Periodismo de la Universidad de Misuri son las ?los instituciones que han editado los dic cionarios m¨¢s conocidos y reeditados. Con ellos a mano, un autor americano reescribi¨® hace dos a?os una colecci¨®n de cuentos infantiles, desde Blancanieves a Caperucita Roja, bajo el t¨ªtulo de Politically correct bed¨²me stories, que el af¨¢n traductor. nacional acaba de lanzar hace pocas semanas al mercado espa?ol. Efectivamente, seg¨²n la edici¨®n americana, es tendencioso llamar a. la protagonista ."Blancanieves" y no algo de color oscuro, como no parec¨ªa justo calificar de enanitos a unos seres a los que, seg¨²n el esp¨ªritu PC, deber¨ªa conocerse como individuos que no han alcanzado la talla de gijantes. Hay mucho de rid¨ªculo en todo esto, pero el movimiento dista de haber sido tomado a broma. Todo lo contrario: no hay diario, revista o alocuci¨®n p¨²blica de Estados Unidos que repita la palabra "negros y s¨ª en cambio la PC de "afroamericanos". Muchos negros, como han vuelto a expresar en la multitudinaria manifestaci¨®n en Washington, prefieren llamarse blacks. No les averg¨¹enza a ellos ser negros y m¨¢s bien son otros quienes se lo averg¨¹enzan. Niger es un insulto de evocaci¨®n esclavista que marca como racista a quien lo usa, pero black es . una denominaci¨®n que los negros han subrayado para marcar su poder con la ex presi¨®n black power.Contra el lenguaje pollitically correct y sus normas de comportamiento reaccionaron.los sectores conservadores temiendo una nueva embestida del izquierdismo intelectual, pero al cabo puede haberles servido de baza para dejar las cosas invariadas bajo una superficie de, etiqueta moral. Efectivamente, lo pol¨ªticamente correcto es pol¨ªticamente americano. Ha nacido en un territorio sin cristalizar, con las aristas abiertas y los rencores punzando. Puede parecer en sus intenciones democratizador, respetuoso, cargado de intenciones igualitarias, pero su articulaci¨®n revela su categor¨ªa encubridora de una realidad en, conflicto irresuelto. El lenguaje reformador sustituye a. las reformas, su buena voluntad a la voluntad dirigida a mantener el mismo sistema. En Estados Unidos los pobres son miserablemente pobres, los indios, viven confinados en reservas indias y, los negros tienden a vivir una vida muy negra. Pocas disposiciones, escasas medidas sociales, tienden a salvarlos' de la pos tergaci¨®n. M¨¢s bien se va. abriendo paso la idea de que el desamparado es un desamparado porque es tonto o vago seg¨²n las ense?anzas del libro de Murray The bell curve. Llamar al Pobre "econ¨®micamente explotado", al indio "americano nativo" y al negro afroamericano" s¨®lo puede conformar a quienes.han idea do,esta forma indolora de re voluci¨®n, especie de- simulacro de la extinguida revuelta de 25 anos antes que, en una parte, no ten¨ªa el prop¨®sito de dar la vuelta a nada, sino el ¨¢nimo de darse una vuelta con todo esta f¨®rmula del PC es la ¨²nica revuelta en la que se mezclaron algunos de los pocos intelectuales que quedaban en Estados Unidos por ese tiempo y que van disminuyendo d¨ªa tras d¨ªa. El mismo Woody Allen abjur¨® p¨²blicamente de su condici¨®n de intelectual este lunes. No se diga ya de las apostas¨ªas en cuanto intelectual comprometido. El compromiso llega' hasta donde alcanza esta revoluci¨®n del PC, versi¨®n posmodema del PC que fue el Partido Comunista. Lo que antes eran profesiones de fe hoy son lecciones de eufemismo. La burocracia ya hab¨ªa ensayado con estas jugarretas ling¨¹¨ªsticas diciendo "reversi¨®n7 cuando se trata de referirse a despidos masivos, hablando de embargo" cuando se trata de un "bloqueo" o llamando "periodo de ajuste" cuando se produce una recesi¨®n. La pol¨ªtica norteamericana es el grado cero de la pol¨ªtica (todo es econom¨ªa), as¨ª como las ideas intelectuales de los intelectuales, norteamericanos son el grado cero de la intelectualidad (todo es pragmatismo). Esforzar la cabeza en Europa tratand¨® de entender la legitimidad del PC exigir¨ªa un cambio de cabeza. Pero ya llegar¨¢ al paso marcial de la americanizaci¨®n creciente. Seg¨²n dice el diccionario pol¨ªticamente correcto de Beard y Cerf -dedicado a Ellen Coopperman, que logr¨® en los tribunales neoyorquinos cambiar el nombre,por Ellen Cooperperson-, no hay normales o menos normales, s¨®lo individuos de distinto desarrollo mental. Y el desarrollo, por definici¨®n, por antonomasia, seg¨²n el vigente pensamiento ¨²nico, es genuinamente americano.
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