La Arganda del miedo
La pandilla del asesino de David sembr¨® impunemente de palizas los fines de semana de la localidad
A David Mart¨ªn, de 20 a?os, le mataron a?os de patadas, insultos, escupitajos y palizas silenciadas. Un ritual de violencia que una pandilla de camorristas, conocida como Los pastilleros, repet¨ªa cada fin de semana en la zona de copas de Arganda del Rey (27.000 habitantes) y a los que nadie denunciaba. S¨¢bado tras s¨¢bado, desplegaban su agresividad con total impunidad. Su semilla fue el miedo y su ¨²ltimo fruto la agon¨ªa de David Mart¨ªn, machacado a patadas, ante decenas de j¨®venes que no se atrevieron a mover un dedo por salvarle. El joven cay¨® ante luna bodega, sobre su propia sangrre. El mismo lugar en el que ayer 5.000 personas se congr¨¦garon en silencio para depositar claveles y rechazar la violencia. Fue un acto, copado de j¨®venes, que transcurri¨® entre malos recuerdos.El vecino F¨¦lix S¨¢nchez alzaba un cartel en el que se quejaba por la puesta en libertad de tres de los cuatro detenidos y acusaba al concejal de Seguridad, Benjam¨ªn Mart¨ªn, [quien neg¨® la existencia de violencia juvenil en su localidad] de ser un irresponsable. "?No hay justicia! En Arganda tenemos miedo. A mis hijos esos criminales les han amenazado en varias ocasiones. ?Tenemos miedo!", repet¨ªa. Una anciana se abalanz¨® sobre S¨¢nchez 3, le rompi¨® la pancarta. "No mezcle la pol¨ªtica en esto", le espet¨®. A S¨¢nchez le cost¨® callarse. Como a muchos otros.
Antonio Medina, de 47 a?os, recordaba con la rabia entre e . tientes la paliza que en verano ?te 1994 propinaron Los pastilleros -y entre ellos los implicados en el crimen- a su hijo de 18a?os: "Le rompieron los dientes y a su amigo le partieron la ceja. Fue junto a la discoteca Mat, la Misma zona donde mataron a David". ?Por qu¨¦? Medina enarc¨® las cejas: "Porque pegaban a todo el mundo". El hombre, con la frente alta, sigui¨® su camino. Sin saberlo, fue de los pocos que se atrevi¨® a dar su nombre.
"?A mi hijo no le pongas el nombre y a m¨ª tampoco que luego nos reconocen y pasa lo que pasa! Esa gentuza a¨²n est¨¢ en la calle y a tres detenidos les han puesto en libertad. No quiero l¨ªos", gritaba una se?ora trajeada ante la presencia del periodista. Un coro de madres le daba la raz¨®n. "Mira hay miedo. Son muchos, sabes, y te buscan problemas. Hay que evitarlos", a?ad¨ªa un estudiante de 17 a?os. Es la ley del silencio. Casi todos saben de ella. Se les ha quedado pegada en la cara: un escupitajo en una verbena, un par de pu?etazos en las gradas de un festejo taurino un martes de septiembre, una paliza detr¨¢s del pub Tramontana en agosto o un insulto junto a la discoteca Mat. Son testimonios de argande?os que prefieren guardar el anonimato por miedo. Ciudadanos cuya desconfianza ha cerrado las puertas de la denuncia. "Aqu¨ª la polic¨ªa local no ha hecho nada. Yo no les he visto actuar contra estos bestias", comentaba Antonio Garc¨ªa Contreras, abrazado a su mujer entre la multitud.
Amparada en la impunidad, la pandilla aviv¨® el fuego de su violencia. Se reun¨ªa, seg¨²n los aterrorizados vecinos, en un chamizo de la calle Emilia Pardo Baz¨¢n. Un lugar de ladrillo viejo y basura en el suelo, donde destaca una cruz gamada pintada en blanco. All¨ª, beb¨ªan y vociferaban antes de bajarse a la zona de copas, su feudo. "Cuando te los encuentras all¨ª, en la calle, en los recreativos o en los bares, lo mejor es ni mirarles. Se enfadan por tu forma de vestir, de comportarte, por ser de otro pueblo. Te buscan para pegarte", cuenta un estudiante.
El alcalde de Arganda, Gin¨¦s L¨®pez, da una versi¨®n completamente diferente: "En Arganda, no existe m¨¢s violencia que en el resto de los municipios. Los ¨ªndices de criminalidad as¨ª lo demuestran. Puede haber ahora mismo sensaci¨®n de miedo, pero est¨¢ provocada por una situaci¨®n muy concreta [la muerte de David Mart¨ªn]", explic¨®. Para L¨®pez, "es completamente falso que existan bandas organizadas en Arganda para provocar el terror entre los vecinos". "Puede haber alg¨²n grupo violento, pero hasta ahora nunca han sido peligrosos. Nunca los hemos podido detener porque sus actuaciones se limitaban a simples empujones o malas maneras. No hay denuncias. Estamos en un Estado de derecho", comenta el regidor.
"Si hubi¨¦semos actuado de otra manera, a lo mejor est¨¢bamos como en Las Rozas [en referencia a la carga de. la Guardia Civil en, las pasadas fiestas de este municipio y que acab¨® con el saldo de 46 heridos y 22 detenidos]", consider¨® este alcalde, cuyo jefe de polic¨ªa calific¨® a los detenidos de "chicos normales". Una opini¨®n que, pese al horror del asesinato, a¨²n expresan algunos vecinos. Incluso durante la manifestaci¨®n por la muerte de David Mart¨ªn.
"Lo que est¨¢ ocurriendo es una gran injusticia. Pero no porque el pobre chaval est¨¦ muerto, sino porque no hay derecho a que metan en la c¨¢rcel a Juanlu y los dem¨¢s. En todo caso que se lleven s¨®lo al ¨²ltimo que le piso la cabeza, pero no al resto. Les conozco de siempre y no son malos. No lo' hicieron aposta. No iban, a, matar. La culpa la tienen los amigos del de Pinto [David], que salieron corriendo y le dejaroron solo". El grupo de chicas que as¨ª explicaba los hechos tiene entre 15 y 16 a?os. "Ponlo todo, di que es una injusticia, que son buenos chicos, ni ultras ni nada. Que se pasan con unas, copas y no controlan, un fallo lo tiene cualquiera". Eso dijeron.
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