'Tranquilo, Jordi, tranquilo'
El mes de abril de 1987, en un restaurante de Les Masies de Voltreg¨¤, poblaci¨®n cercana a la localidad barcelonesa de Pruit, donde Els Joglars tienen su guarida, se celebr¨® un juicio bufo. El acusado era Albert Boadella. Como juez actu¨® Antoni Siurana, alcalde de Lleida, y Joaquim Nadal, a la saz¨®n teniente de alcalde de Finanzas del Ayuntamiento de Barcelona, hizo de fiscal. Seg¨²n cuentan, se ri¨® mucho en aquel juicio, la gente se lo pas¨® en grande. El magistrado Siurana conden¨® a Boadella "a volver a representar una Operaci¨® Ub¨² a coraz¨®n abierto".Ahora, casi 15 a?os despu¨¦s del estreno de Operaci¨® Ub¨² (Teatre Lliure, 30-1-1981) y ocho despu¨¦s de aquel juicio, Boadella ha cumplido su condena.
Ub¨², president
Espect¨¢culo de Els Joglars.Int¨¦rpretes: Ramon Fontser¨¨, Pilar S¨¢enz, Xevi Vil¨¤, Jes¨²s Agelet, Bego?a Alberdi, Ramon Llim¨®s, Minnie Marx, Josep M. Fontser¨¦, Assun Planas, Llu¨ªs Elias. M¨¢scaras: Fabi¨¤ Puigserver. Vestuario: Fai¨¤ Puigserver y Dolors Caminal. Espacio esc¨¦nico, direcci¨®n y creaci¨®n: Albert Boadella. Teatre Municipal de Girona, 20 de octubre.
En el programa de mano, Boadella habla de "la tradici¨® perduda". Se refiere al derecho, por no decir la obligaci¨®n, de los c¨®micos, derecho ancestral, a cebarse en el poder, a hacer burla cruel de sus gobernantes. Esa tradici¨®n que Boadella inaugur¨® en Catalu?a, tras el franquismo y tras su arriesgad¨ªsimo y magistral montaje de La torna (y antes incluso), que Boadella inaugur¨® con Operaci¨® Ub¨², es cierto que no hab¨ªa vuelto a repetirse. Hay que felicitarse por esa tradici¨®n reencontrada. Es una "necesidad higi¨¦nica", como dice Boadella, cebarse en Pujol despu¨¦s de 15 a?os de pujolismo.
No voy a contarles escena por escena lo que ocurre en el escenario. Asist¨ª en su d¨ªa al estreno de Operaci¨® Ub¨² en el Lliure. ?Qu¨¦ gran noche de teatro! Ahora, la cosa nos pilla con algo menos de ilusi¨®n. Ah¨ª est¨¢n, sin embargo, ah¨ª permanecen, con la misma alegr¨ªa y contundencia que 15 a?os atr¨¢s, algunas de las escenas antol¨®gicas del teatro catal¨¢n: las sesiones de psicodrama del enmascarado matrimonio de Pujol -ay, Fabi¨¤ Puigserver, qu¨¦ grande eres-; el brillant¨ªsimo desfile pastelero-militar ante el dictador en potencia, y esa joya, ese gag irrepetible de la Moreneta que se queda dormida escuchando la fil¨ªpica del Excels y se le cae de la mano la bola del mundo...
Sal gorda
Mucha sal gorda y poca pupa real. En 1981, al poco que Pujol lleg¨® al poder, Operaci¨® Ub¨², algo nunca visto, hizo bastante pupa entre los pujolistas. Hoy, a pesar de esa sal gorda, que incomoda, pero que despu¨¦s de 15 a?os de ejercicio del poder uno se sacude de encima como quien se sacude una mosca muerta del ala del sombrero, pienso que, por lo que a la lectura pol¨ªtica, estrat¨¦gica, de la obra se refiere, el presidente Pujol puede sentirse m¨¢s tranquilo que nunca. "Tranquilo, Jordi, tranquilo", como dec¨ªa el monarca Borb¨®n. Los pujolistas se reir¨¢n como cafres viendo y escuchando a Fontser¨¨ -ya se r¨ªen, me consta, con Pujol- y el Molt Honorable ascender¨¢, como un cohete, a la galaxia Mitterrand, a la categor¨ªa de tonton, convirti¨¦ndose en el Tiet Jordi, que es a lo m¨¢ximo que puede aspirar un pol¨ªtico popular, pele¨®n, ganador -espera y ver¨¢s- en una democracia, despu¨¦s de 15 interminables a?os de sufrimientos compartidos.
Babelia
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