Iron¨ªas de la revoluci¨®n
A largo plazo, la Iglesia cat¨®lica puede convertirse en el socio m¨¢s importante de Cuba en lo que podr¨ªa ser la ¨²ltima iron¨ªa de la revoluci¨®n castrista. Aunque el Vaticano, junto con la jerarqu¨ªa cubana y -lo que es m¨¢s importante- con la jerarqu¨ªa cat¨®lica norteamericana, siempre se ha opuesto al embargo contra Cuba y ha favorecido un di¨¢logo pol¨ªtico entre Washington y La Habana, la nueva relaci¨®n adquiri¨® su punto culminante en 1992. Aquel a?o, Juan Pablo II declar¨® que hab¨ªa que prestar una atenci¨®n especial a Cuba para evitar futuros derramamientos de sangre.Para la Administraci¨®n de Clinton, la presi¨®n cada vez mayor de dos poderosas instituciones -la Iglesia cat¨®lica y la comunidad empresarial norteamericana- para que levante el embarg¨® contra Cuba e inicie un di¨¢logo pol¨ªtico con Castro supone un problema extremadamente grave. Aunque la Administraci¨®n ha hecho ¨²ltimamente algunos gestos para relajar algunas restricciones en los terrenos cultural y econ¨®mico, no est¨¢ dispuesta a levantar el embargo mi a negociar con Castro. La pol¨ªtica oficial es que Castro debe celebrar elecciones libres o desaparecer.
Para complicar m¨¢s las cosas, Clinton se enfrenta a la legislaci¨®n, apoyada por los republicanos y aprobada ya por la C¨¢mara de Representantes, que ampl¨ªa el embargo al comercio de pa¨ªses y empresas extranjeros con Cuba.
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