Ritmos tribales con Elevator
Una fiesta cibern¨¦tica combina m¨²sica ¨¦tnica y experimentos tecnol¨®gicos
ANA ALFAGEME "Las acciones insuficientes incitan al peligro... de desaparici¨®n de esta fiesta", dijo, tras sus gafas, Rafa, de 30 a?os, especialista en posproducci¨®n. Rafa combinaba los mensajes proyectados en la sala Star Trek -consagradaa los amantes de la serie- y su idea del encuentro cibern¨¦tico e interactivo Estaci¨®n Futura, donde se encontraba ayer de madrugada. Una fiesta cargada de futuro. ?l y su amigo Armand, experto en animaci¨®n por ordenador, conversaban ante una barra en la que se serv¨ªan bebidas inteligentes a 700 pesetas: unos jarabes de naranja y lim¨®n aderezados con amino¨¢cidos, jalea real y, ginseng, con los nombres de Reanimator y Elevator. Al fondo, en la llamada ciberteca, muchas cabezas se venc¨ªan sobre pantallas de ordenador. En Star Trek, un muchacho rubio embutido en una malla negra -absolutamente extraterrestre- despachaba cerveza azul. La que beben, dec¨ªa, los astronautas de ficci¨®n.
El escenario, tres hect¨¢reas de naves industriales junto a la plaza de Legazpi, m¨²sica inquietante, pantallas gigantes de v¨ªdeo y una gran chimenea que todo lo gobernaba: Estaci¨®n Futura, la aportaci¨®n l¨²dica de Ars Futura a 2.000 pesetas por cabeza. "Si hubiera tenido que pagar, no habr¨ªa venido", dijo Rafa, que entr¨® con una de las 1.000 invitaciones. A medianoche ya hab¨ªan entrado unas 4.500 personas a la antigua destiladora, seg¨²n la organizaci¨®n, y el cuerpo de Marceli Ant¨²nez, ex miembro de La Fura dels Baus, hab¨ªa sido suficientemente manipulado: una ensalada. de cables y pinzas mov¨ªa su boca, su nariz o sus gl¨²teos a gusto del consumidor y v¨ªa ordenador.
Al tiempo, la c¨¢psula 2001 resoplaba: encaramado a ella, uno pod¨ªa comunicarse por videoconferencia con. un plasta de raya al medio que acapar¨® la cabina en Barcelona: "Me estoy poniendo cachondo, ?lo notas?", gritaba. El gobernante de la nave, Alberto Pastor, de 24 a?os, dec¨ªa harto: "Tengo que hacer un invento para limitar el tiempo". El prototipo 2001 era una reliquia de uno, de los montajes de La Fura.
Entre tanto anuncio occidental de futuro hab¨ªa lugar para la tradici¨®n. La familia de la m¨²sica hiper tecnol¨®gica (rave, house y tecno) ha asumido los sonidos tribales. As¨ª que all¨ª estaba, junto a un. ¨¢rbol del que colgaban botellitas, el grupo senegal¨¦s Djeng'os, formado por tres percusionistas de bongos (entre ellos Babacal, que ha tocado con Djusu N'Dour), un int¨¦rprete de cora (una especie de sitar), un bater¨ªa y dos bailarinas. A las tres de la madrugada, atrajeron a parte del p¨²blico que sudaba bajo las ¨®rdenes de la m¨²sica m¨¢quina. Quienes se acercaron supieron lo que es ritmo fren¨¦tico sin posproducci¨®n. Y los asistentes se pasaron a la cerveza de siempre y al bocadillo de panceta, que despachaba un chiringito cercano.
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