Francamente, Fidel
La izquierda vergonzante pierde el pudor cuando se trata de ayudar a Fidel Castro a mantenerse en el poder y echa al yanqui la culpa de todo lo malo que pasa en Cuba. La verdad es muy otra: los continuados sufrimientos del pueblo cubano se deben al empecinamiento del dictador en negarse a mantener cerrada la puerta de su oprimido pa¨ªs ¨¢ la democracia y la econom¨ªa libre. Bastar¨ªa la convocatoria de unas elecciones generales libres para que los Estados Unidos se vieran obligados, a abandonar el embargo de su comercio con Cuba. En todo caso, el positivo efecto de las lev¨ªsimas reformas econ¨®micas permitidas a rega?adientes por el dictador indica que Cuba obtendr¨ªa inmensos beneficios si abandonara de una vez el caduco sistema econ¨®mico comunista.?C¨®mo deforman la realidad nuestros progresistas a la violeta, desde Solana hasta Anguita y desde Umbral hasta Garc¨ªa M¨¢rquez! Apuesto a que la mayor¨ªa de mis lectores cree que los Estados Unidos mantienen un bloqueo general sobre el comercio de Cuba que es la causa de su creciente pobreza. Pues no es as¨ª: la ley de "Libertad y solidaridad democr¨¢tica cubanas", conocida como ley Torricelli s¨®lo cierra el mercado americano al comercio con Cuba, que puede comerciar libremente con todo el mundo. Si a Cuba le faltan divisas para importar suministros indispensables es porque su econom¨ªa maniatada se muestra incapaz de producir las exportaciones necesarias. No parece que se indignaran tanto con los EE UU nuestros progresistas cuando se trataba de bloquear el comercio de la Sur¨¢frica del apartheid.
No creo que el Congreso de los EE UU apruebe la proposici¨®n de ley de Jesse Helms por la que se tomar¨ªan represalias contra los extranjeros que comerciasen con Cuba. En todo caso, estoy seguro de que la Administraci¨®n de Clinton vetar¨ªa esa medida. Por el momento al menos, est¨¢n permitidas las remesas de fondos de los cubanos del exilio a sus familiares de la isla; es abundante la ayuda humanitaria americana canalizada a trav¨¦s de ONG; y acaba de permitirse la libre apertura de oficinas de peri¨®dicos y de televisiones.
La pobreza del pueblo cubano se debe al sistema comunista que Fidel Castro ha impuesto en la isla desde que se proclam¨® marxista-leninista en diciembre de 1961. Los cubanos no son unos in¨²tiles incapaces de prosperar en una econom¨ªa de mercado. La prosperidad de tantos exiliados cubanos en Florida demuestra que bast¨® con situarlos en un marco institucional de libre competencia y respeto de la propiedad privada para transformarlos en empresarios capaces de medirse con el m¨¢s pintado. Parte esencial del programa econ¨®mico de la Revoluci¨®n cubana fue librar a Cuba de la maldici¨®n del monocultivo del az¨²car. Pese a que la cosecha de 3,3 millones de toneladas en 1994 / 95 es la m¨¢s reducida desde 1943, las exportaciones de az¨²car suponen a¨²n el 45% de todo lo que Cuba vende en el extranjero. Los planificadores intentaron el conocido y est¨¦ril camino de la sustituci¨®n de importaciones para conseguir que la industria despertase, pero el ¨²nico resultado ha sido la paralizaci¨®n de los transportes y servicios por falta de suministros y piezas de recambio.
El Gobierno cubano ha anunciado un crecimiento del producto social bruto de apenas un 2% en el a?o presente. Una parte de tal mejora se debe al levantamiento de algunas prohibiciones absurdas, como la de poseer d¨®lares y comerciar con ellos, o la de ser propietarios de tabernas y restaurantes. Pero el Comandante Fidel ha avisado a la "nueva clase empresarial" de que no adopte formas de vida incompatibles con los principios revolucionarios. Queda pues mucho que conseguir, no s¨®lo en el terreno econ¨®mico sino sobretodo en el pol¨ªtico, en el que Fidel no parece estar dispuesto a ceder ni un ¨¢pice. Se felicitaba Castro de que en Bariloche los cancilleres de los pa¨ªses democr¨¢ticos de Iberoam¨¦rica no- le hubiesen criticado tanto como en otras ocasiones. Se refer¨ªa, sin duda, a una conversaci¨®n con un ilustre dem¨®crata espa?ol, en que ¨¦ste le animaba a imitar el ejemplo de la transici¨®n espa?ola para abrir la v¨ªa de la democracia en Cuba. Contest¨® Castro: "?S¨ª! Pero eso fue despu¨¦s de la muerte de Franco".
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