El cementerio de elefantes
Las mejores series norteamericanas van a parar a la madrugada
Caen como moscas en las cadenas espa?olas, el cementerio de elefantes de las series norteamericanas. El lugar en el que han perecido Frasier y Seinfeld (Antena 3) y en el que acaba de hacerlo Homicidio, una creaci¨®n de Barry Levinson (Rain man, Bugsy) con s¨®lido reparto y directores como el propio Levinson o John McNaughton (Henry, retrato de un asesino). La cadena privada la lanz¨® a las madrugadas de los lunes pese a sus dos emmys. Suelen morir en torno a la media noche, en cualquier cadena, despu¨¦s de deambular por horarios mejores y peores.Son series que se han cotizado muy caras en el mercado, por ¨¦xito de audiencia -no s¨®lo en Estados Unidos, sino en la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos-, por premios y por el justo aplauso de la cr¨ªtica. Frasier dur¨® un poco mas que Seinfeld y Homicidio, que han batido todos los r¨¦cords mundiales de escasa permanencia en antena: dos y tres episodios, vuelta al ruedo y despedida.
Mientras las telecomedias espa?olas reciben una buena promoci¨®n, las grandes series norteamericanas suelen llegar de puntillas, como Seinfeld, n¨²mero uno en Estados Unidos, que, ni siquiera fue citada en la gran gala de presentaci¨®n de la nueva programaci¨®n de Antena 3. Grace al rojo vivo, la c¨®mica de mayor ¨¦xito y rentabilidad publicitaria en la cadena ABC, ha flirteado con los horarios m¨¢s ins¨®litos en Tele 5. Lo mismo que la serie policaca Ley y orden en TVE, cadena en la que se recuerda tambi¨¦n a altas horas de la madrugada una comedia tan decente como Los d¨ªas y las noches de Molly Dood. La legendaria Polic¨ªas de Nueva York no congeni¨® con la audiencia de Tele 5, como tampoco lo hizo la de TVE con Seaquest, pese a llegar avalada por toda la parafernalia de Spielberg.
La hora de la programaci¨®n es un ingrediente clave para el destino de una serie. Pero en el caso de la telecomedia est¨¢ influyendo tambi¨¦n la creciente autorreferencia y el gui?o c¨®mplice: un cierto autismo y un continuo mirarse al ombligo en unas series que siempre han esgrimido su universalidad para llegar a los p¨²blicos europeos. Hay gags construidos sobre la inmediata actualidad local norteamericana que son intraducibles o que muchas veces por algo de desidia, se traducen literalmente.
Murphy Brown (La 2) ha sido un caso ejemplar, con continuas alusiones a pol¨ªticos y estrellas de la comunica ci¨®n que resultan dif¨ªciles de descifrar incluso para muchos norte americanos. Ha sido frecuente en Grace al rojo vivo, en Tele 5, la falta de explicaciones de las alusiones a un famoso programa de la televisi¨®n norteamericana sobre el que se constru¨ªan los chistes; y Roseanne (auton¨®micas) hac¨ªa salir el otro d¨ªa de su televisor dom¨¦stico a una doble de la fiscal del caso O. J. Simpson sin molestarse siquiera en nombrarla.
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