"Debemos aprender a renunciar"
Soledad Sevilla, de 50 a?os, una de las artistas pl¨¢sticas m¨¢s relevantes, afirma que la sociedad espa?ola es m¨¢s p¨ªcara que la europea "porque no hemos tenido instituciones en las que pudi¨¦ramos confiar". Con respecto a la creaci¨®n de dos velocidades en la Uni¨®n Europea, su opini¨®n es precisa: "Debernos luchar por abandonar la segunda categor¨ªa. Este pa¨ªs lleva demasiado tiempo lejos de los pa¨ªses punteros".Pregunta. ?La distancia de Espa?a con los pa¨ªses centrales de Europa es sustancial diez a?os despu¨¦s de su incorporaci¨®n?
Respuesta. En estos momentos no estamos homologados con los pa¨ªses m¨¢s potentes de la Uni¨®n Europea, eso me parece evidente. Naturalmente hemos avanzado mucho, pero la distancia a¨²n es grande.
P. ?Es s¨®lo un problema de tiempo?
R. En parte s¨ª, pero no solamente. En este pa¨ªs faltan los h¨¢bitos democr¨¢ticos, no tenemos una larga tradici¨®n de convivencia en un sistema democr¨¢tico y hemos desarrollado una especie de l¨®gica de la desconfianza porque nunca tuvimos instituciones en las que creer. En la sociedad espa?ola la picaresca est¨¢ muy presente, con mucha fuerza. Es una sociedad p¨ªcara, mientras en Europa tienen un mayor sentido de la responsabilidad.
P. ?Milita en el grupo de los desencantados?
R. La sensaci¨®n de desencanto es general. En Europa est¨¢n ocurriendo determinados fen¨®menos, que no gustan a nadie. Los brotes de racismo o las pruebas nucleares francesas, toleradas por el resto de los pa¨ªses, son ya suficientes para justificar el llamado europesimismo. Pero las ra¨ªces son todav¨ªa m¨¢s profundas. Hoy ya nadie se plantea la posibilidad de conseguir un mundo mejor de forma colectiva. Las luchas son individuales. Hay una crisis moral que se percibe en toda Europa.
P. ?Cree que Espa?a est¨¢ en condiciones para acceder a la moneda ¨²nica?
R. Una vez que formamos parte dle la Uni¨®n Europea hay que entrar a fondo. Hist¨®ricamente llevamos mucho tiempo en la segunda categor¨ªa. Hay que luchar por que, de una vez por todas, dejemos ese lugar.
P. ?Lo ve factible?
R. Este pa¨ªs es muy diverso. Yo vivo en Andaluc¨ªa, y all¨ª hay muchos ciudadanos que en estos momentos contin¨²an en la segunda categor¨ªa en muchos aspectos. La europeizaci¨®n del pa¨ªs no es uniforme. Otros lugares, como Madrid y Catalu?a, est¨¢n m¨¢s pr¨®ximos a esa idea europea y tiran del resto. De momento avanzamos.
P. Se habla mucho de lo ganado con la incorporaci¨®n a la uni¨®n, pero menos de lo perdido.
R. Se puede mantener nuestra forma de vida, extravertida con esa facilidad para la relaci¨®n y esa sensualidad mediterr¨¢nea y al mismo tiempo disponer de hospitales que funcionen como en Hamburgo. ?se es nuestro reto. No se trata de copiar las formas de vida centroeuropeas sino de adoptar determinadas reglas de eficacia. Creo que podemos hacerlo, salvo que algunos se?ores insistan en que la ¨²nica forma de mejorar nuestra posici¨®n es trabajar 14 horas diarias con s¨¢bados y domingos.
P. ?Qu¨¦ cosas deber¨ªan cambiar para acercarse a ese milagro?
R. Los espa?oles debemos aprender sobre todo a renunciar No nos gusta renunciar a nada, y eso no puede ser. No podemos tenerlo todo. Tambi¨¦n ser¨ªa bueno dejar de esperar que los dem¨¢s nos solucionen nuestros problemas.
P. ?Hasta d¨®nde llegar¨¢ el concepto de ciudadan¨ªa europea?
R. Ese concepto deber¨ªa tener un gran porvenir, es de las cosas m¨¢s importantes. Por ejemplo, mis hijos estudian en Gran Breta?a, y all¨ª disfrutan de los mismos derechos que sus compa?eros brit¨¢nicos. Esto es algo que sigue sorprendi¨¦ndome.
P. ?Con qu¨¦ concepto resumir¨ªa la situaci¨®n europea actual?
R. Esencialmente con uno: la duda. Duda sobre la propia evoluci¨®n. Sobre si saldr¨¢ bien un proceso en el que se han puesto muchas esperanzas. En estos momentos es dif¨ªcil tener certidumbres, durante bastante tiempo viviremos en la duda.
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