"Es un milagro que este viva; quiero ver la cara de los culpables"
La losa del cine Bilbao machac¨® las dos piernas de Marta Loreto Pascual, de 20 a?os. Una, la izquierda, le fue amputada; y la derecha resiste a fuerza de operaciones. Marta fue la ¨²nica superviviente de la tragedia que ayer acudi¨® a la plaza de Castilla para asistir al juicio. Se desplaz¨® sobre una silla de ruedas, y prefiri¨® que no la fotografiaran. Su intenci¨®n era "ver las caras" de quienes, por acci¨®n u omisi¨®n, han destrozado su vida.Marta y otras cuatro amigas, todas estudiantes, fueron aqu¨¦lla fat¨ªdica tarde al Bilbao para ver la pel¨ªcula Sister act (Una monja de cuidado). Su amiga Irene Toledo, de 19 a?os, que tambi¨¦n formaba parte de ese grupo y se encarg¨® de recoger la entradas, muri¨® aplastada; las otras sufrieron heridas.
Ya nada es igual que antes, dice Marta. "Al grupo le destrozaron muchas cosas; ahora, cuando nos juntamos, para nada hablamos de aquello".
"Es un milagro que yo est¨¦ viva, quiero ver la cara de los culpables", indic¨® ayer Marta con un rostro de impotencia. En ning¨²n momento perdi¨® la consciencia. Oy¨® el estruendo, y de pronto se sinti¨® atrapada por los cascotes de la marquesina, que la aplast¨® "de cintura para abajo". Despu¨¦s vio mucha sangre y dolor a su alrededor. Marta prefiere, borrar esas im¨¢genes de su mente y no recordarlas nunca m¨¢s. Tras el accidente, pasadas las siete de la tarde, la llevaron a un quir¨®fano del hospital Cl¨ªnico. No sali¨® de all¨ª hasta las ocho de la ma?ana del d¨ªa siguiente.
"Cuando ocurri¨® el accidente estudiaba primero de Odontolog¨ªa, y hoy, casi tres a?os despu¨¦s, sigo en primero de Odontolog¨ªa", coment¨®. Marta acudi¨® a los juzgados con sus padres.
Desde el accidente, su vida ha sido un aut¨¦ntico calvario y un sinvivir de hospital en hospital. Tantas veces ha sido sometida a operaciones que ni siquiera recuerda el n¨²mero: "Muchas, m¨¢s de una docena", se atreve a decir si se le insiste. Marta es consciente y asume que aquella losa cambi¨® radical e irreversiblemente su vida: "S¨¦ que siempre voy a depender de alguien y que nunca podr¨¦ andar con la soltura de antes; como mucho, podr¨¦ hacerlo atada a unas muletas".
Marta y sus padres est¨¢n dolidos con la nula ayuda que han recibido de las autoridades desde entonces: "Hasta las muletas las he tenido que comprar yo", se?al¨® ayer, con enojo y tristeza, su madre. "Despu¨¦s de aquello nadie se dirigi¨® a nosotros, ni siquiera recibimos un telegrama de solidaridad", agreg¨®.
S¨ª que presenci¨®,la primera sesi¨®n del juicio -que durar¨¢ todo este mes- ?ngeles Garc¨ªa, madre de la fallecida Irene. ?ngeles sigue sin entender c¨®mo ese cine no hab¨ªa sido precintado antes. "Acudieron all¨ª como conejillos de Indias", dice.
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