Cadena perpetua para el estudiante espa?ol que mat¨® a una compatriota en Inglaterra

El juez Harris Allott, el m¨¢s veterano de la Audiencia de Birmingham resolvi¨® el caso en unos pocos minutos. Fernando S¨¢inz Garrido, de 26 a?os de edad, fue sentenciado ayer a cadena perpetua como culpable del asesinato de su compa?era de estudios en la Universidad de Warwick, Margarita Mart¨ªn Zamorano, de 22, el pasado diciembre. El acusado, que se entreg¨® a la polic¨ªa de Manchester, dos d¨ªas despu¨¦s de descubrirse el cad¨¢ver de su amiga, acept¨® su culpabilidad, allanando as¨ª el camino del juez, que se limit¨® a aplicar la legislaci¨®n vigente.

Todo el peso de la justicia brit¨¢nica cay¨® ayer sobre Fernando S¨¢inz Garrido. Un joven moreno, delgado y con gafas que sigui¨® las incidencias de su propio juicio con aire contrito y apagado. Su madre y una hermana ocupaban un discreto sitio en la sala no muy lejos de Teodoro Mart¨ªn y Margarita Zamorano, padres de la v¨ªctima, a quienes acompa?aban sus dos hijas.Nadie sabe, no obstante, si las circunstancias especiales del crimen habr¨¢n ablandado el coraz¨®n del magistrado ante el que la defensa trazo el perfil del asesino como un chico taciturno, con dificultades para hacer amigos, al que un creciente sentimiento de culpabilidad ha llevado a intentar incluso el suicidio, seg¨²n se?al¨® su abogada Christine Harrison.

Fuentes del tribunal de Birmingham aseguraron ayer a EL PA?S que el magistrado tiene ahora la posibilidad de recomendar al Ministerio del Interior los a?os que S¨¢inz deber¨¢ pasar en prisi¨®n. De acuerdo con la legislaci¨®n de este pa¨ªs, la cadena perpetua significa no menos de 20 a?os de reclusi¨®n.

Gracias a un acuerdo comunitario que data de 1983, Fernando S¨¢inz tendr¨¢ la posibilidad de cumplir parte de su condena en Espa?a, una vez conclu¨ªda una primera etapa en una prisi¨®n del Reino Unido. Por lo dem¨¢s, ni Birmingham, ni la prensa brit¨¢nica acostumbrada a truculentos sucesos, se han tomado especial inter¨¦s, en un caso menor que ha afectado especialmente a la comunidad espa?ola en el Reino Unido y a la propia Universidad de Warwick (Coventry), donde v¨ªctima y asesino estudiaban.

El drama se desarroll¨® deprisa y se resolvi¨® con la misma celeridad, dejando eso s¨ª un rastro de tragedia en la vida de la familia Mart¨ªn Zamorano, que dif¨ªcilmente podr¨¢ borrarse.

S¨¢bado fatal

El s¨¢bado 10 de diciembre del a?o pasado, cuando Margarita planeaba los detalles de su viaje a Madrid, donde pensaba pasar las vacaciones de Navidad, la muerte se cruz¨® en su camino. Era ya de noche cuando son¨® el timbre de la puerta en la casa que compart¨ªa con otras tres compa?eras en el n¨²mero 76 de Thimbler Road, en Canley, a unos pocos kil¨®metros de la universidad. Margarita abri¨®. Un hombre joven, delgado, descrito m¨¢s tarde por los vecinos como de aspecto "mediterr¨¢neo" se abalanz¨® sobre ella y le asest¨® 22 pu?aladas.Fernando S¨¢inz, seg¨²n confesi¨®n propia, hab¨ªa comprado dos cuchillos de cocina en un supermercado con la intenci¨®n de acabar con la vida de Margarita. La polic¨ªa hall¨® huellas del asesino por todas partes y junto al cad¨¢ver, una nota manchada de sangre. El texto dec¨ªa as¨ª: "Yo ten¨ªa un gran futuro en la pol¨ªtica. Pero todo se ha evaporado. Ella me volvi¨® loco, merece morir". Datos y pruebas que permitieron a la polic¨ªa de West Midland centrar desde el principio la investigaci¨®n en el entorno espa?ol de la v¨ªctima.

Margarita y Fernando hab¨ªan compartido pasillos y corredores de la Facultad de Pol¨ªticas durante los cuatro a?os que ambos hab¨ªan pasado estudiando en la Universidad Complutense. Sin embargo, nunca llegaron a coincidir en Madrid.

V¨ªctima y verdugo habr¨ªan de conocerse en Warwick, un pueblecito famoso por su castillo, a Orillas del r¨ªo Avon, adonde les llev¨® el destino tras obtener ambos una beca Erasmus para el curso 1994-95.

Margarita era morena, atractiva, buena estudiante. Su rostro era ya un rostro familiar para los vecinos de Canley a las pocas semanas de instalarse con sus compa?eras en la casita semiadosada donde encontr¨® la muerte. En la universidad, el peque?o grupo de espa?oles manten¨ªa un estrecho contacto, pero nadie ha llegado a saber el grado de amistad que se estableci¨® entre v¨ªctima y verdugo, m¨¢s all¨¢ del panorama sentimental trazado por el propio Fernando S¨¢inz cuando reconoci¨® estar obsesionado por la joven.

Ambos llevaban poco m¨¢s de dos meses disfrutando de su beca de estudios cuando se produjo la tragedia. El superintendente de la polic¨ªa de West Midland, Bob Rankin, a cargo del caso, describi¨® el asesinato como "un feroz ataque" en el que Margarita Mart¨ªn perdi¨® la vida casi instant¨¢neamente. El asesino intent¨® huir pero ni su conciencia, ni los errores de un crimen pasional no planificado, le permitieron llegar m¨¢s all¨¢ de Manchester. Ayer, en otra ciudad inglesa, todo el peso de la justicia brit¨¢nica cay¨® sobre Fernando Sainz.