Un pensamiento lineal e implacable
El diputado Rib¨® parece que nunca se acomod¨® del todo en su esca?o de la Carrera de San Jer¨®nimo: se ve que tan s¨®lo us¨® el borde del asiento, en tensi¨®n abocada sobre la tribuna, especialmente si estaba predicando Julio Anguita. Como Pujol, Rafael Rib¨® tiene el humor prohibido en pol¨ªtica: en algo se entienden. Es como si tanta raz¨®n contenida pudiese estallar alg¨²n d¨ªa para que los cascotes resultantes fuesen a configurar la propia efigie de Rib¨®, angulosa, de penetraci¨®n altiva, tan s¨®lo con un poco menos de aquella dureza expresiva con que Raimon grita sus canciones.El l¨ªder de Iniciativa per Catalunya posee un perfil numism¨¢tico. Su mirada jupiterina puede lanzar reproches profundos a quienes atenten contra la identidad de la izquierda; es decir, los socialistas. Aunque en pol¨ªtica no todo es cuesti¨®n de ce?o, se le ve dispuesto a embestir de frente cada vez que tenga que parecer que se siente defraudado por el Gobierno de la Generalitat. Por el momento, ha encarrilado a ex comunistas y verdes para. que vayan a poner cara de circunstancias si por casualidad suena el Virolai.
Le da mucho juego expresivo a la frente. Su voz abroncada destaca cuando hay que proferir insinuaciones perentorias y graves que podr¨ªan alterar la gobernabilidad del pujolismo. De barbilla suave, pero luchadora, fue llamado Neeskens hace unos a?os pero hoy tiene algo de personaje para la segunda parte actualizada de una novela italiana de los a?os sesenta, sin que se sepa si para pasar del eurocomunismo a lo que vino despu¨¦s tuvo que perder alg¨²n Vietnam.
Puede evocar la, mirada grave (le Enrico Berlinguer perdida en un mar de banderas rojas cada vez que Julio Anguita ve la luz y se mete con los burgueses catalanes. Si. consideramos que su padre oficiaba como secretario de Camb¨® en el exilio, el Rib¨® que fue scout y alumno de los jesuitas de Sarri¨¢ encarna alg¨²n compromiso hist¨®rico que hasta ahora nunca tuvo su grand soir, ni tan siquiera una cata de poder real, a la manera de esos grandes degustadores que luego no tienen su lugar en el fest¨ªn. As¨ª, en las tardes del domingo, uno juega con el viejo sue?o de un poder huido, con los despachos vac¨ªos, todo a punto para el asalto al Palacio de Invierno, como aquellas Tuller¨ªas despobladas y en silencio cuando Luis XVIII se ha marchado y ya se espera el retorno de Napole¨®n.
Los aliados verdes son buena gente, pero pol¨ªticamente ingenuos, estrat¨¦gicamente
poco dados a la disciplina. A veces un pulso de energ¨ªa permite, hacer maravillas a la hora de cambiar de rumbo con brusquedad. Adem¨¢s, no todo el futuro de la humanidad irredenta consiste en garantizarla supervivencia de la abubilla -ll¨¢mese puput-Asamble¨ªsta en el pasado, en la actualidad Rib¨® prefiere las virtualidades operativas del reglamento con el punto de mira en una nueva reuni¨®n de la izquierda catalana.
Lleva tiempo esperando el principio del fin del pujolismo pero a lo mejor a?orar¨ªa todo eso. Sin duda, explicar la especificidad del mapa pol¨ªtico de Catalu?a a Julio Anguita le ha merecido indulgencia plenaria. Intelectualmente, la pana del PSUC se convenci¨® f¨¢cilmente de que creer saber c¨®mo deb¨ªan ser las cosas equival¨ªa a conseguirlas con, menos esfuerzo que los dem¨¢s. Luego cayeron los ¨ªdolos, los tabern¨¢culos y los dogmas. Rib¨® fue dando sus pasos adelante y sus pasos atr¨¢s.
Podr¨ªa v¨¦rsele algo de constituci¨®n de avispa, con su nariz de ventanas vibr¨¢tiles y una vocaci¨®n neog¨¦tica frente al fundamentalismo de verdes y califas. Se recuerda su pugnacidad t¨¢ctica en los gloriosos tiempos de penene, aquella categor¨ªa hist¨®rica de la transici¨®n -heroica, para algunos- aunque hoy pr¨¢cticamente indescifrable, como las alpargatas de Xirinacs o los bocadillos correosos de la Asamblea de Catalu?a.
Rafael Rib¨® alguna vez se ha puesto jeans pero no es probable que le veamos en Disneylandia. A veces ocurre que una coincidencia de tantas condiciones garantiza un pensamiento lineal e implacable. A pesar de todo, troquel¨® su personalidad pol¨ªtica con tenacidad, a, sabiendas de que los de m¨¢s hac¨ªan truco al ponerse el list¨®n.
Tal vez se ve¨ªa inc¨®modo en el puente ' a¨¦reo y ahora regresa al Parlament, para apuntalar una nueva hornada de diputados con corbatas de gusto dudoso. Ah¨ª Rib¨® predominar¨¢ en el debate con su verbo apretado, un catal¨¢n sin adherencias, de fluidez m¨¢s o menos exacta. Ser¨¢ como una, fuerza de reserva, para un futuro que puede ser bastante lejano.
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