S¨ª, quiero
El 13 de noviembre de 1976, en la parroquia del barrio de Villaamil, tuvo lugar la boda de Garc¨ªa-Salve con la madrile?a Isabel Ruiz Valdivia, 20 a?os m¨¢s joven que ¨¦l, con la que tiene dos hijos adolescentes. Apenas dos meses antes, la Iglesia le hab¨ªa concedido la secularizaci¨®n. Cuando abandon¨® la c¨¢rcel ten¨ªa claro que quer¨ªa encontrar una compa?era. ?l ten¨ªa ya 45 a?os y tras lo vivido hab¨ªa perdido la fe. Hoy se declara agn¨®stico: "He estudiado mucha teolog¨ªa y es imposible demostrar si Dios existe o no. Yo me inclino a pensar esto ¨²ltimo", afirma.De todos modos, decidi¨® casarse por la Iglesia, lo que le acarre¨® no pocos problemas.
El que fuera mano derecha en Madrid del obispo Taranc¨®n, el jesuita Pati?o, prohibi¨® que a la ceremonia asistieran m¨¢s de cinco personas.
Ante la avalancha de p¨²blico, el p¨¢rroco se negaba a casarles y ni siquiera las l¨¢grimas de la madre de la novia le hicieron cambiar de opini¨®n.
Familiares de la pareja lograron sacar de la iglesia a los invitados, curiosos y periodistas, y por fin pudieron decir el s¨ª quiero, con la ¨²nica presencia de los padrinos y de una periodista que se col¨®.
El acontecimiento sali¨® en portada de este diario al d¨ªa siguiente. Garc¨ªa-Salve se queja de la actitud de Pati?o: "Prohibi¨® la presencia de gente en mi boda porque se avergonzaba de que un jesuita se casara. Pero no le import¨® despu¨¦s oficiar ¨¦l mismo la boda de Jes¨²s Aguirre, tan jesuita como yo, con la duquesa de Alba ante m¨¢s de 2.000 personas".
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