Acuerdos en el l¨ªmite
EL DESEO de acabar con meses de negociaciones sirvi¨® de revulsivo para superar en la noche del viernes las ¨²ltimas diferencias -por lo dem¨¢s de escaso calado- que todav¨ªa separaban a la Uni¨®n Europea (UE) y a Marruecos de una aproximaci¨®n definitiva en el contencioso de la pesca, por una parte, y en la cuesti¨®n de la asociaci¨®n comercial, por otra. La firma de ambos acuerdos se realizar¨¢ esta semana en Bruselas tras 14 maratonianas horas de regateo sobre flores, sardinas, tomates y naranjas entre Marruecos y la UE y, dentro de ¨¦sta, entre los pa¨ªses mediterr¨¢neos y los del norte.El pacto se ha alcanzado en un momento l¨ªmite, a pocas fechas de la celebraci¨®n de la Conferencia Euromediterr¨¢nea de Barcelona. Llegar a ¨¦sta sin esos acuerdos hubiera sido un p¨¦simo augurio. Para la conferencia misma y para las propias negociaciones sobre la pesca y la asociaci¨®n comercial. Despu¨¦s de este acontecimiento habr¨ªa sido mucho m¨¢s costoso recomponer la situaci¨®n y recuperar la confianza.
Felizmente, el buen sentido y la responsabilidad se impusieron. A pesar de la inoportuna moci¨®n del Parlamento espa?ol que arrastrado por el Partido Popular, recomend¨® al Gobierno, en v¨ªsperas de la cita negociadora de Bruselas, que se opusiera al acuerdo por considerarlo lesivo para los intereses hortofrut¨ªcolas de Espa?a. Pero no parece que las 15.000 toneladas de tomate que Marruecos podr¨¢ exportar de m¨¢s a la UE en relaci¨®n con el contingente de 1994 puedan debilitar la pujanza del sector tomatero espa?ol, que duplic¨® sus exportaciones a la UE en los ¨²ltimos cuatro a?os hasta situarlas en 700.000 toneladas, m¨¢s de cuatro veces las de Marruecos.
En todo caso, no hay que ocultar que todo acuerdo, para ser viable, exige concesiones mutuas y que sus costes se repartan equilibrada y equitativamente entre todos. El acuerdo de asociaci¨®n comercial abre a la UE, y en particular a Alemania, Francia, Italia y Espa?a, la posibilidad -de inundar el mercado marroqu¨ª de productos y servicio s europeos. Y, a cambio, Marruecos podr¨¢ ir aumentando paulatinamente -mediante el doble sistema de contingentes y precios de entrada- el techo de sus exportaciones agr¨ªcolas a la UE. No es todav¨ªa la plena liberalizaci¨®n, pero hacia ella se va y de ello deben ser conscientes los sectores agr¨ªcolas e industriales.
El acuerdo de asociaci¨®n comercial tiene para Espa?a un efecto positivo a?adido: el desbloqueo del contencioso pesquero que mantiene a la flota andaluza amarrada en sus puertos desde hace siete meses. La reducci¨®n de capturas siempre es un mal trago, pero nadie pod¨ªa razonablemente esperar que no la hubiera en caladeros ajenos y encima sobreexplotados. Pero para los pescadores espa?oles lo m¨¢s importante -adem¨¢s de limitar al m¨¢ximo la reducci¨®n de capturas- era obtener un marco jur¨ªdico que permitiera hacer previsiones y planificar las irremediables reducciones de manera no traum¨¢tica. La vigencia de cuatro a?os del acuerdo y la mayor flexibilidad en el reposo biol¨®gico para 1996 -de tres a dos meses- facilita ese tipo de decisiones. Que Marruecos y la UE hayan sido capaces, a pesar de las dificultades y de las presiones, por otra parte leg¨ªtimas, de lograr acuerdos de mutuo y general inter¨¦s es una garant¨ªa de futuro para sus relaciones comerciales y pol¨ªticas.
Porque no hay que olvidar que,, m¨¢s all¨¢ de su concreto contenido econ¨®mico y comercial, los; acuerdos alcanzados tienen un impulso pol¨ªtico-estrat¨¦gico de largo alcance. La apertura de Marruecos a la competencia europea acelerar¨¢ la modernizaci¨®n de su sistema productivo, lo que no dejar¨¢ de redundar en un progreso social favorable para su, transformaci¨®n democr¨¢tica. Ello constituir¨ªa para Marruecos e incluso para todo el Magreb la mejor garant¨ªa de estabilidad pol¨ªtica, y demogr¨¢fica. Y para Europa, en especial para Espa?a, la inversi¨®n m¨¢s rentable.
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