La 'reconstruccion' de Bill Clinton
El presidente consolida sus opciones electorales con la imagen fabricada por su ¨²ltimo asesor: Dick Morris
La batalla del presupuesto es el ¨²ltimo escenario en el que Bill Clinton busca su resurrecci¨®n. En el cuarto final de su presidencia, pero justo a tiempo para aspirar con garant¨ªas a la reelecci¨®n, el presidente norteamericano ofrece una cara nueva, m¨¢s firme, m¨¢s convincente, m¨¢s conectada con las opiniones del norteamericano medio. Su popularidad ronda ya el 60%, y ha establecido. una ventaja de m¨¢s de diez puntos sobre su m¨¢s probable contendiente republicano en las elecciones de 1996, Bob Dole. El responsable del ¨¦xito parece tener un nombre: Dick Morris.Dick Morris es un asesor pol¨ªtico que, poco despu¨¦s del desastre dem¨®crata de 1994, firm¨® un contrato de, 240.000 d¨®lares (unos 29 millones de pesetas) al a?o con el comit¨¦ electoral de Clinton )ara corregir el rumbo de la Casa Blanca y ayudar al presidente a encontrar su propio espacio.Morris defini¨® entonces lo que ¨¦l llama la teor¨ªa de la triangulaci¨®n, que consiste en colocar a Clinton en el v¨¦rtice superior de un tri¨¢ngulo, equidistante de los dem¨®cratas liberales y los republicanos de extrema derecha. Estos ¨²ltimos contribuyeron, sin duda, al trabajo de Morris con una serie de propuestas excesivamente ambiciosas que ellos mismos catalogaron, d¨¦ forma extremista, revoluci¨®n conservadora.
Pero Dick Morris anim¨® a Clinton a hacer su propia aportaci¨®n a esa teor¨ªa con p¨²blicos reconocimientos de sus exterores durante la primera parte de su mandato. En los ¨²ltimos tres meses, el presidente ha admitido en varias ocasiones haber gobernado con el tim¨®n demasiado cargado a la izquierda. En un discurso p¨²blico lleg¨® a reconocer que su plan de aumentar los impuestos de la clase media era una equivocaci¨®n, y, en una conversaci¨®n telef¨®nica con un columnista conservador, prometi¨® prestar m¨¢s atenci¨®n a los valores morales.
Aunque formado en c¨ªrculos liberales de Nueva York, Dick Morris, de 47 a?os, se ha consagrado como asesor en campa?as a favor de pol¨ªticos conservadores. Su m¨¢s conocido y pol¨¦mico trabajo sirvi¨® para la reelecci¨®n como senador de Jesse Helms, uno de los representantes de la extrema derecha republicana. Pero tambi¨¦n ayud¨® a elegir a otro ultraconservador, Trent Lott, para la C¨¢mara alta.
"Los asesores pol¨ªticos son como los abogados, tienen que defender tanto a los culpables como a los inocentes" ha explicado el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Leon Panetta, para justificar la funci¨®n de Morris. "Trabaja sobre la base de que ¨¦l le presenta ideas al presidente, y el presidente las ' acepta o las rechaza. Eso ser¨ªa todo", afirma Panetta.
El punto d¨¦bil
Pero eso no es todo. Panetta despacha con Morris regularmente para conducir el trabajo de la Casa Blanca. Lo mismo hace el principal asesor pol¨ªtico de la Casa Blanca, George Stephanopoulos. Y lo mismo hace el propio Clinton varias veces por semana. Clinton conoce y conf¨ªa en Morris desde que ¨¦ste le ayud¨® a reconquistar el cargo de gobernador de Arkansas despu¨¦s de su derrota en 1980. Desde entonces, CIinton no ha sido vencido ni una sola vez en las urnas.El punto d¨¦bil de la estretagia de Morris es que ha obligado al presidente a marcar distancias, con los miembros de su propio partido en el Congreso, y ¨¦stos han reaccionado en las ¨²ltimas semanas de forma hostil contra la Casa Blanca. Fueron fuentes dem¨®cratas las que revelaron la relaci¨®n de Morris con un anuncio publicitario de Helms, muy criticado por su contenido racista.
Los dem¨®cratas sienten que Clinton est¨¢ tratando de salvarse a si mismo, no al partido. Y ¨¦sa es, en realidad, la intenci¨®n de Morris, que cree que s¨®lo si consigue presentarse ante el electorado como una voz ajena a la lucha interpartidista, como el candidato independiente que tanto reclaman las encuestas, Clinton conseguir¨¢ ganar unas elecciones en las que est¨¢ obligado a atraer muchos votos centristas y conservadores.
La prensa norteamericana ha registrado que Morris ha llegado a decir en una ocasi¨®n que, para su discurso del pr¨®ximo a?o sobre el estado de la naci¨®n, Clinton habr¨¢ cooptado ya la mayor parte del programa conservador y habr¨¢ dejado a los republicanos arrinconados en el extremo derecho.
Pero Morris sabe tambi¨¦n que la reelecci¨®n ser¨¢ imposible sin los votos tradicionales de la izquierda dem¨®crata. Eso obliga a Clinton a una tercera reconversi¨®n, y el debate sobre el presupuesto le da la oportunidad de hacerlo.
Al defender programas sociales que los republicanos quieren eliminar, el presidente puede reconciliarse con los grupos que sospechaban de su anterior redefinici¨®n.
El problema, como advierte el historiador Michael BeschIoss, es que, con tanto tr¨¢nsito de la izquierda a la derecha y de la derecha al centro y del centro a la izquierda, "los votantes terminen por no saber con cu¨¢l de los tres Clinton van a contar en enero de 1997".
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