El grito de los presos griegos
Los encarcelados en Koridalos regresan a sus celdas tras cuatro d¨ªas de revuelta y cuatro muertos
Los telespectadores griegos no ecesitaron seguir un filme para matar el tiempo en las fr¨ªas noches de noviembre. El mot¨ªn en la c¨¢rcel de Koridalos, cerca de Atenas, les ofreci¨® en su cuarta jornada escenas llenas de acci¨®n y drama tismo, con gases la crim¨®genos, disparos al aire, ambulancias que entran y salen con sus sirenas estridentes y madres de los presos que se desmayan presa! de angustia. Tras un tenso di¨¢logo con los amotinados, el ministro de Justicia, Yanos Potakis, ase gur¨® ayer, por tercera vez en los ¨²ltimos d¨ªas, que los presos acced¨ªan a regresar a sus celdas. La cosecha ya era lo bastante amarga: cuatro muertos y m¨¢s de treinta heridos. Era el grito desesperado de los presos de Koridalos, la c¨¢rcel donde se hacinan en condiciones penos¨ªsimas.La opinion P¨²blica y los pol¨ªticos griegos, in cluyendo los del partido gubernamental (el Movimiento Socialista Panhel¨¦nico), critican abiertamente al Ejecutivo y piden la dimisi¨®n del titular de Justicia, Yanis Potakis, cuando ven que el mayor re cinto penitenciario griego, en medio de un centro urbano, es tuvo bajo el control de diversos facciones surgidas entre los 1.415 reclusos. El l¨ªder de la oposici¨®n conservadora, Miltiades Evert, declar¨® indigna do que el Gobierno griego "da la impresi¨®n de ratones abandonando un barco que naufraga".El propio alto funcionario del Ministerio de Justicia Georgos PavIeas, que negoci¨® durante horas una soluci¨®n con un comit¨¦ de reos, declar¨® durante la crisis que se les hab¨ªa dado carta blanca a los presos para que restablecieran ellos mismos el orden y se les prometi¨® que la polic¨ªa no intervendr¨ªa hasta que est¨¦n en condiciones de entregar el recinto a los funcionarios."Mientras m¨¢s horas transcurren, m¨¢s riesgo existe de que haya muertes dentro de la prisi¨®n". El temor provocaba comentarios de este cariz en la vieja Atenas. Cuatro muertos (un extranjero de color ahorcado por sus compa?eros y quemado y tres griegos que faIlecieron tras las sobredosis de barbit¨²ricos que, se metieron en el cuerpo tras dar buena cuenta de la de la farmacia de la c¨¢rcel) y 30 heridos por peleas entre , los internos eran ayer las primeras cifras de bajas.En un gesto de buena voluntad, los presos comenzaron a liberar, despu¨¦s de 30 horas de guerra de nervios, a ocho rehenes: funcionarios, un psiquiatra Y un enfermero. Cuando la situaci¨®n parec¨ªa calmarse se desat¨® un intento de fuga masiva que la polic¨ªa sofoc¨®.El ministro de Justicia reconoci¨® que la situaci¨®n de hacinamiento en las c¨¢rceles griegas encendi¨® el mot¨ªn. Koridalos estaba construida para 500 detenidos y hoy alberga a una poblaci¨®n multiplicada por tres: 1.500 hombres d¨¦ todo origen y condici¨®n, griegos y extranjeros, drogadictos, en prisi¨®n provisional, encarcelados por delitos menores y criminales peligrosos.
Para aliviar la situaci¨®n, Potakis orden¨® el traslado a otras c¨¢rceles de 150 delincuentes juveniles que corr¨ªan el peligro de ser violados por adultos, mientras que se alej¨® a otros cien albaneses y rumanos, los m¨¢s alienados. Las autoridades se comprometieron a mejorar las condiciones de vida. "Nos gustar¨ªa tener un plato de espaguetis calientes de vez en cuando", dijo uno de los sublevados.Entre los presos se encuentran cuatro miembros de la Junta Militar griega (1967-1974), envejecidos y enfermos, que cumplen condenas de cadena perpetua y que, ir¨®nicamente, se encuentran bien vivos en la mente de los griegos en estos d¨ªas debido al 21? aniversario de la rebeli¨®n estudiantil en el Polit¨¦cnico de Atenas, que marc¨® la ca¨ªda del r¨¦gimen militar un a?o m¨¢s tarde. Precisamente, ayer, unos 400 j¨®venes levantaron barricadas en el mismo Polit¨¦cnico para celebrar la revuelta contra la dictadura reprimida a sangre y fuego el 17 de noviembre de 1973.
Los habitantes de Koridalos, con 1.000 escolares, reanudaron su protesta para que se construya una nueva c¨¢rcel, m¨¢s lejos de la poblaci¨®n, cosa que prometi¨® el ministro. Los carceleros, que temen volver a sus puestos, declararon que no entrar¨¢n en el recinto hasta que se restablezca el orden. Exigen adem¨¢s que algunos periodistas sean testigos de la devoluci¨®n del centro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.