Pen¨ªnsula destina al p¨²blico actual una nueva coleccion de breviarios cl¨¢sicos

"?Quieres saber cu¨¢les la medida de las riquezas? Primero tener lo necesario, y luego lo suficiente".Lo dijo S¨¦neca hace unos veinte siglos, pero los editores de Pen¨ªsula creen que es todav¨ªa v¨¢lido para el p¨²blico de hoy. Con esta intenci¨®n, lanzar¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas una colecci¨®n -Nuestros Contempor¨¢neos- que pretende poner al alcance de los estresados ejecutivos de hoy los aforismos de los cl¨¢sicos. S¨¦neca y Maquiavelo inauguran la colecci¨®n de breviarios cl¨¢sicos. Seguir¨¢n, entre otros autores, Cicer¨®n, Cervantes y Bertrand Russell.

S¨¦neca naci¨® en C¨®rdoba el a?o 4 antes de Cristo, aunque hay quien prefiere la fecha del 1 despu¨¦s de Cristo. Viaj¨® a Roma de ni?o y, tras convertirse en abogado, adquiri¨® muy pronto fama por sus dotes oratorias. Tuvo una muerte lenta y dolorosa (¨¦l mismo se administr¨® el veneno) en los tiempos de Ner¨®n. Sus sentencias, sin embargo, siguen gozando del favor de la cr¨ªtica y hay quien cree, como Jordi Cornudella (director de la colecci¨®n), que son aplicables al muno de hoy.

"Algunos ense?an a defraudar con su temor a ser defraudados y hacen leg¨ªtima la traici¨®n con sus sospechas", escribi¨®. Y tambi¨¦n: "El m¨¢s corto camino a la riqueza pasa por el menosprecio de la riqueza".

Enmarcado en la filosof¨ªa estoica, aunque con una personalidad propia, S¨¦neca reflexion¨® a menudo sobre la muerte, considerada por ¨¦l como un puro tr¨¢nsito. Escribi¨®: "Como una comedia, la vida no importa cu¨¢nto dura sino lo bien que sea interpretada".

Maquiavelo

El segundo volumen de la colecci¨®n est¨¢ dedicado al tantas veces citado y, sin embargo, poco le¨ªdo Maquiavelo. El principal te¨®rico de la pol¨ªtica del Renacimiento se presenta con una serie de frases cortas (extra¨ªdas de El pr¨ªncipe y de otras obras) tambi¨¦n asumibles para los ejecutivos de hoy. Un ejemplo: "El que enga?a encontrar¨¢ siempre quien se deje enga?ar".Sobre la corrupci¨®n, escribi¨® Maquiavelo: "Los gobiernos que quieren mantenerse incorruptos deben preocuparse por encima de todo, de mantener incorruptas las ceremonias regligiosas y venerarlas siempre".

Para aprender a circular con prudencia, vale la pena apuntar esta idea de Maquiavelo: "Yo no digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo; y si, con todo, digo alguna vez la verdad, la escondo entre tantas mentiras que es dif¨ªcil dar con ellas".

Hay m¨¢s, por supuesto, como ¨¦sta: "El odio se gana tanto mediante las buenas obras como mediante las malas". O tambi¨¦n: "Es m¨¢s f¨¢cil aprender a obedecer que a mandar".

S¨¦neca y Maquiavelo, en definitiva, se ofrecen al lector actual, siguiendo una tendencia europea, como algo totalmente v¨¢lido para la vida de hoy. Los cl¨¢sicos se escapan de las colecciones destinadas a los acad¨¦micos para llegar al gran p¨²blico.