Llach: "Nos convertimos en extra?os protagonistas

No todos los espa?oles vivieron la Transici¨®n de la misma maneran ni con la misma intensidad. Un grupo muy concreto de ciudadanos, el de los cantautores, sigui¨® los cambios sociales desde una primera fila que muchos de, ellos nunca hab¨ªan buscado y se encontraron protagonizando acontecimientos que sobrepasaban el simple hecho art¨ªstico."Aquirimos un papel que se nos daba sin que por nuestra parte hubiera voluntad expresa de tomarlo", explica Llu¨ªs Llach. "En la sociedad faltaban puntos de referencia y nosotros acumul¨¢bamos algunos, como el poder reunir gente en ¨¦pocas en las que estaba prohibido reunirse. Por todo eso se nos dio un papel que nuestros proyectos: nos convertimos en extra?os protagonistas de lo que suced¨ªa".

Durante el franquismo los cantantes de protesta vivieron la gloria de una cierta (e incierta) clandestinidad. "Hab¨ªa que estar en todas las batallas, lo importante era estar", recuerda Benito Lertxundi. Con el inicio de la Transici¨®n viven momentos de j¨²bilo y encabezan o encauzan ese j¨²bilo convertidos en altavoces sociales. "Eramos la voz sonante, el amplificador de los sentimientos de la colectividad, del pa¨ªs", explica Paco Ib¨¢?ez. "Reflej¨¢bamos esos sentimientos y la gente se sent¨ªa reflejada. Fue una de las pocas puertas que dejaron entreabiertas: a¨²n con censura los discos circulaban".

La puerta estaba entreabierta, iba abri¨¦ndose poco a poco, pero en los primeros momentos de la Transici¨®n la censura segu¨ªa aun marcando su ley con excesiva dureza. "Tras la muerte de Franco y hasta finales de los setenta la dureza administrativa fue en aumento" comenta otro de los protagonistas, Jos¨¦ Antonio, Labordeta. "El aparato administrativo se puso a la defensa y la represi¨®n fue m¨¢s dura tanto a nivel censura como administrativamente". Nadie sabia si un concierto podr¨ªa realizarse hasta el ¨²ltimo momento y las multas alcanzaban la pura irracionalidad, tal vez la m¨¢s surrealista le cay¨® a Llach, "por soliviantar al p¨²blico con la mirada".

La sociedad estaba ciertamente alterada y en muchos casos los conciertos alcanzaban el rango de mitin: el cantante dec¨ªa lo que la gente quer¨ªa o¨ªr y la gente_cantaba lo que al cantante no le dejaban decir.

"En esos primeros momentos yo hice tres recitales que fueron m¨¢s all¨¢ de lo que era un acto estrictamente musical", comenta Raimon al recordar sus actuaciones de octubre del 75 en Barcelona, febrero del 76 en Madrid y julio del mismo a?o en Valencia. "Los an¨¢lisis sociol¨®gicos hacen que se pierda la individualidad y se habla de los cantautores de la Transici¨®n pero no todos ¨¦ramos lo mismo. Yo siempre he tomado cada recital como una reafirmaci¨®n art¨ªstica y no como una colaboraci¨®n a la lucha por la democracia. A diferencia de otros nunca he planteado un recital como si fuera un mitin".