"La ciudad como materia literaria siempre se inventa"
Thomas Bernhard hablaba de su ciudad natal, Salzburgo, como si fuera su enfermedad mortal; el poeta ingl¨¦s Philip Larkin consideraba a la ciudad como esa segunda piel". Miguel S¨¢nchez-Ostiz (Pamplona, 1950) acaba de publicar Un infierno en el jard¨ªn (Anagrama), escrita desde los alrededores de su ciudad, con Pamplona al fondo. ?Enfermedad mortal, segunda piel..., Pamplona? "Bah, frases baratas", eleva displicente los hombros S¨¢nchez-Ostiz, "tremendas, definitivas, como para aparentar que uno se corta las venas a mordiscos en el borde de un escenario y en vez de sangre echa salsa de tomate"."Las cosas no son tan tremendas, nunca" tranquiliza al lector, uno puede tener obsesiones, eso s¨ª, y esconderse de hecho detr¨¢s de ellas; y adem¨¢s yo ya no vivo en esa ciudad, ni en ¨¦sa ni en ninguna, vivo en el campo, al margen, y esa segunda piel, de la que hablaba Philip Larkin, de haberla, ser¨ªa mi casa, Gorritxenea [en el valle del Batz¨¢n], es decir, la casa del rojo', lo que parece que no he sido nunca" . De eso habla en Un infierno en el jard¨ªn; de eso hablaba, m¨¢s a pie de obra, en su novela anterior, Las pira?as, un descenso et¨ªlico y nocturno por una ciudad?inventada, enmascarada? "La ciudad como materia literaria, siempre hay que inventarla, imaginarla, como uno imagina, a sus personajes, sus vidas, sus caracteres,, sus hechos de armas.
Ver a los paisanos
Y a la ciudad le ha puesto nombre literario, Umbr¨ªa, y el autor, como el magistral don Ferm¨ªn de Pas, en la Vetusta (Oviedo) de Clar¨ªn, parece como si en esta novela subiera la estrecha escalera de la torre del campanario para ver qu¨¦ hacen sus paisanos "No aspiro a ser ning¨²n magistral, ni siquiera el diablo cojuelo; el mundo es ancho qu¨¦ caramba". ?Y lo de Umbr¨ªa, Pues? "Umbr¨ªa es de una obviedad que tumba, vulgar incluso. Me recuerda a ciertos rincones de la ciudad vieja de m¨ª infancia que de luminosos ten¨ªan bien poco. Quise ponerle Selv¨¢tica, que me parece un nombre precioso, qu¨¦ percepci¨®n, pero no es m¨ªo, es de Chaves Nogales". Y mientras el poeta provincial de la novela, Mart¨ªn Eguren, huye de la ciudad, "lo suyo", dice displicente Ostiz, "no pasa de ser un t¨®pico, algo muy com¨²n en estos a?os". "Tengo la firme esperanza de que la novela se pueda leer con el mismo inter¨¦s en todos los lugares donde ha habido. v¨ªctimas de la especulaci¨®n, el abuso y la ley del m¨¢s fuerte".Los libros de ficci¨®n de S¨¢nchez-Ostiz transcurren siempre en un trozo de mapa en donde se dejan ver, adem¨¢s de Umbr¨ªa, San Sebasti¨¢n o San Juan de Luz "De momento he dejado el asunto Pamplona / Umbr¨ªa/,Selv¨¢tica a, un lado, no es el escenario de la novela que ya he ac¨¢bado; estoy, eso s¨ª, metido en ese trozo de mapa, vivo en ¨¦l y ah¨ª escribo; pero la ciudad, como en los cuadros del g¨¦nero, est¨¢ al ,fondo,. lejos". Que quede claro.
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