?A los trombones!

"B, R, A, V, 0, ibraaavo!", corean al un¨ªsono' unos 1.200 ni?os de edades comprendidas entre los 6 y 10 a?os. El objeto de su entusiasmo no es, una competici¨®n deportiva ni el n¨²mero de los payasos en el- circo, se trata, aunque parezca imposible, de un concierto de m¨²sica cl¨¢sica. Palmean,, tararean, aplauden al son de compositores como Bizet, Poulenc o Charpentier, entre otros. Rigurosamente cierto. Los art¨ªfices del milagro no son otros' que el conocido experto en temas musicales Fernando Argenta, la orquesta brit¨¢nica Wallas Wallage Collection y la Fundaci¨®n Caja de Madrid, que desde hace cinco a?os organiza conciertos para colegiales. M¨¢s de 200.000 ni?os madrile?os han pasado por esta actividad. En la actualidad hay una lista de espera que alcanza a casi cuatrocientos centros.Argenta asegura que la clave de tan rotundo ¨¦xito se encuentra en mostrar a los chavales la cara amable de la m¨²sica cl¨¢sica, sin alejarse en absoluto de la calidad, art¨ªstica. Por ejemplo, los m¨²sicos renuncian al uniforme de gala para que los ni?os los sientan m¨¢s cercanos y, sobre todo, se olvidan de la pose envarada para mezclarse entre el p¨²blico o mover las caderas al ritmo de la m¨²sicaBrasil. Seg¨²n el presentador, los protagonistas de tanta "irreverencia" son m¨²sicos de primera l¨ªnea, provenientes de diferentes y prestigiosos grupos; el mismo John Wallas, que cre¨® la formaci¨®n en 1986, es trompeta solista en la Philarmonia de Londres.

Para Pilar Tom¨¢s, coordinadora de programas musicales de a fundaci¨®n, tambi¨¦n hay que buscar el ¨¦xito en los instrumentos de la orquesta, de viento, metal y percusi¨®n; su experiencia le ha ense?ado que las cuerdas llegan con m¨¢s dificultad a los chicos. Ya en la presentaci¨®n, Fernando Argenta, que demuestra sobrados conocimientos no s¨®lo en cuestiones musicales, sino tambi¨¦n en el trato con los peque?os, les hace sentir que est¨¢n ante algo divertido ("a los trombones... ?Sim¨®n Gunton!". "Bien", vociferan los chicos). Y a la vez se gana ¨¦l respeto de ellos para que escuchen con atenci¨®n y en silencio cuando se lo piden.Ocho piezas cortas componen el programa. Al introducir cada una de ellas, Argenta les da algunas pistas ("hace 300 a?os, en la corte de Inglaterra, el rey desfilaba por las calles; al llegar a la catedral de Saint Paul, o¨ªa esta m¨²sica... "). Comienzan los acordes de los 11 m¨²sicos, el silencio es total. Al acabar la interpretaci¨®n de la Trumpet voluntary, del compositor Jeremiah Clarke, los chicos asienten al comentario de Argenta: "?Qu¨¦ maravilla!".

La presentaci¨®n de cada instrumento es una fiesta, los solistas tocan sones sobradamente conocidos por los chicos."Vosotros conoc¨¦is m¨¢s m¨²sica cl¨¢sica de la que cre¨¦is".

El momento ¨¢lgido llega con el tromb¨®n de vara. "Ten¨¦is que estar en absoluto silencio para o¨ªr un sonido tan suave", les dice Argenta. Los ni?os no rechistan y una m¨²sica tenue sale del instrumento; al momento, la suavidad se transforma en puro ritmo y toda la orquesta asiste al solista. Tiene a los chicos completamente ganados. Nunca mas pensar¨¢n que la m¨²sica cl¨¢sica es aburrida. ?Chapeau!