Doblez
La primera impresi¨®n que me caus¨® la estridente votaci¨®n de la mayor¨ªa del Grupo Parlamentario Socialista, al denegar el suplicatorio para procesar a Barrionuevo, fue de incredulidad. En qu¨¦ quedamos: ?no era la doctrina oficial, dictada por el propio presidente del Gobierno, que hab¨ªa que acatar la jurisdicci¨®n del Supremo? ?O es que Felipe Gonz¨¢lez ya no es el pont¨ªfice infalible que era antes, y no puede impedir que la conciencia de sus fieles ose desobedecerle?Pero despu¨¦s la sorpresa inicial se vio sustituida por la indignaci¨®n. ?C¨®mo es posible que miembros del cuerpo legislativo, representantes de millones de votantes socialistas, se atrevan a encubrir a un inculpado por su presunta responsabilidad penal, tratando in¨²tilmente de amparar su intento de evadirse de la acci¨®n de la justicia? ?Es que su p¨¢nico les ha hecho perder la raz¨®n, olvidando su funci¨®n de ejercer la soberan¨ªa popular? ?Tan bajo han ca¨ªdo que ya carecen de escr¨²pulos para prostituir y corromper el ¨²nico capital leg¨ªtimo que les queda, en tanto que legisladores, que es el de ser los primeros guardianes del imperio de la ley, que se les encomienda crear? ?Puede existir peor ejemplo de cinismo pol¨ªtico que el de malversar los poderes otorgados por la voluntad popular que representan, al utilizarlos en el vano intento de que uno de los suyos adquiera una espuria impunidad, burlando flagrantemente las leyes en p¨²blico? ?C¨®mo se atreven a exhibir sin pudor alguno semejante desprecio de la legalidad? M¨¢s tarde, conforme la indignaci¨®n se calmaba y reduc¨ªa, poco a poco alcanc¨¦ alguna comprensi¨®n. Despu¨¦s de todo, s¨®lo se trata de un gesto de compa?erismo puramente simb¨®lico que, en definitiva, a nada compromete, puesto que carece de consecuencias pr¨¢cticas. ?C¨®mo, no entender que los viejos camaradas se solidaricen con aquel de los suyos que tuvo que encargarse en el pasado de hacer el peor trabajo sucio, y que hoy se ve obligado a cargar en solitario con todas las culpas, comi¨¦ndose el marr¨®n mientras todos los dem¨¢s aparentan quedar limpios? En otras ocasiones he comparado a la c¨²pula socialista con una fraternidad de conjurados, al estilo de Robin Hood y sus proscritos del bosque de Sherwood. Pero en tal caso, ?no es lo m¨¢s l¨®gico que se comporten como Fuenteovejuna, asumiendo en com¨²n su fraterna solidaridad con el compa?ero ca¨ªdo, tenga o no raz¨®n?Pero por ¨²ltimo, cuando por fin me pareci¨® claro que conviene ser comprensivos en este asunto, de pronto, maliciosamente, me surgi¨® como una luz la sospecha de la incredulidad. ?Y si todo fuese un truco? Eso del fraternal compa?erismo y la solidaridad socialista suena a una exagerada puesta en escena de la que ya se ha abusado demasiado, a fuerza de sobreactuar. ?No ser¨¢ teatro, por sincera que resulte la representaci¨®n? Pero ?con qu¨¦ finalidad se montar¨ªa ese n¨²mero? ?Quiz¨¢, como ya se ha dicho, para lanzar un aviso cara a posibles peticiones futuras de alg¨²n otro suplicatorio m¨¢s delicado? Es posible, pero mi sospecha resulta bastante m¨¢s simple.
Sencillamente, los diputados socialistas se han solidarizado con Barrionuevo porque no les costaba nada y les sal¨ªa gratis hacerlo. Como sab¨ªan que, de todos modos, el suplicatorio ya estaba concedido, fuera cual fuese el sentido de su voto, la tentaci¨®n era grande de aprovechar la ocasi¨®n para emitir un gratuito mensaje de solidaridad. Pero se trata s¨®lo de un mensaje simb¨®lico, es decir, ficticio. El compa?erismo se demuestra jug¨¢ndose la vida o la fortuna por el amigo en peligro. Pero aqu¨ª no hab¨ªa nada en juego, pues los diputados que clandestinamente. tiraban la piedra del no, escondiendo la mano al hacerlo, sab¨ªan perfectamente que con ello no evitar¨ªan en absoluto el precesamiento de Barrionuevo. De ah¨ª la doblez del mensaje de solidaridad, que dec¨ªa encubrir al amigo cuando se sab¨ªa que finalmente se le estaba entregando al Supremo. Pues, para ser aut¨¦ntica, la solidaridad exigir¨ªa confesar en p¨²blico las responsabilidades comunes para compartir con Barrionuevo el calvario jur¨ªdico-penal que habr¨¢ de atravesar.
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