Sembrado de obuses
Se siguen encontrando decenas de proyectiles de la guerra civil sin estallar en las afueras de Getafe
"?Polic¨ªa? Buenos d¨ªas, les llamaba para decirles que he encontrado un ob¨²s".Es m¨¢s que probable que ni uno solo de los 141 agentes locales de Getafe (144.000 habitantes) se inmute lo m¨¢s m¨ªnimo ante una comunicaci¨®n de estas caracter¨ªsticas en sus dependencias.
Uno podr¨ªa pensar que un proyectil de la ¨¦poca de la guerra civil -el ob¨²s es el aparato que los lanza, pero suele llamarse obuses a los proyectiles- no emerge de las entra?as de la tierra todos los d¨ªas, pero en el caso de Getafe este tipo de hallazgos entra ya, por derecho propio, en la categor¨ªa de lo rutinario. Nadie lleva las cuentas a rajatabla, pero el suboficial de la Polic¨ªa Municipal, Francisco Luengo, es bien elocuente: "Yo voy a cumplir 21 a?os de servicio en la ciudad y recuerdo la aparici¨®n de obuses desde siempre. A raz¨®n de dos o cuatro al a?o, podemos llevar localizados, f¨¢cilmente, unos cincuenta". Uno de sus compa?eros apunta: "M¨¢s, m¨¢s"
Lo m¨¢s curioso es que el ritmo de hallazgos de estos artefactos no ha decrecido un ¨¢pice con el paso de los a?os. No parece nada temerario, pues, conjeturar que el subsuelo getafense a¨²n esconde munici¨®n para dar y tomar. Los dos ¨²ltimos explosivos fueron descubiertos, como siempre de forma fortuita, el 17 de octubre y el 6 de noviembre, a los pies del Cerro de los ?ngeles y junto a la depuradora de Perales del R¨ªo, respectivamente. En ambos casos se acordon¨® la zona, se llam¨® a los. artificieros y a otra cosa. La costumbre confiere a este tipo de intervenciones policiales una cierta mec¨¢nica funcionarial.
Los obuses hallados corresponden en su mayor parte al calibre 15,5, de medio metro de longitud, utilizados con profusi¨®n en la fraticida contienda. La carcasa suele presentar un avanzado estado de corrosi¨®n, pero su mort¨ªfero contenido permanece casi siempre intacto. Estos proyectiles, de fabricaci¨®n espa?ola, conten¨ªan m¨¢s de doce kilogramos de trilita. Su poder destructivo era brutal. "Cuando se les coloca. un cebo para hacerlos explotar pegan un petardazo de mil demonios", relata Luengo.. "Confieso que la primera vez, que lo vimos nos asustamos, y eso que nosotros estamos vacunados contra estas cosas".
El ex aviador Rafael Peche, al que el 18 de julio sorprendi¨® en la base a¨¦rea de Getafe ("defendiendo la libertad", recalca), avala la tesis de que pueden seguir apareciendo piezas de artiller¨ªa durante unos cuantos lustros. "Tenga usted en cuenta que el eje entre el Cerro de los ?ngeles y el barrio de Perales fue frente de guerra: fueron pocos meses, pero con mucho movimiento", explica. "Nosotros tambi¨¦n descargamos bastante munici¨®n a¨¦rea por esa zona. Despeg¨¢bamos de nuestras bases secretas en Azuqueca y Algete, y para all¨¢ que nos ¨ªbamos".
?C¨®mo es posible que la mayor parte de los obuses que ahora van desenterr¨¢ndose no estallaran en su momento? Peche, actual vicepresidente de la Asociaci¨®n de Aviadores de la Rep¨²blica (ADAR), ofrece una versi¨®n al hilo de la estad¨ªstica. "Con tantos que se tiraron, qu¨¦ menos que un 5% no explotaran", dice. Pero hay otra explicaci¨®n posible, ¨¦sta bastante m¨¢s osada: que, en una acci¨®n de sabotaje, se deteriorara el armamento enemigo. Con aflojar las espoletas, el percutor no golpeaba en el punto exacto y la deflagraci¨®n quedaba abortada. "Alguien me lo ha contado", confiesa el viejo aviador, "y quiz¨¢ haya algo de cierto. No s¨¦".
En cualquier caso, nadie parece demasiado preocupado por la potencial peligrosidad que encierran estos artilugios b¨¦licos de museo. La polic¨ªa sobreentiende que, puesto que nunca ha sucedido nada, no tiene por qu¨¦ romperse la racha en futuros descubrimientos. El ¨²nico susto serio se lo llevaron los agentes hace un par de a?os cuando, a ra¨ªz del derribo de una casa en la c¨¦ntrica calle de Felipe Est¨¦vez, se encontr¨® un ob¨²s entre los escombros. Esa calle es la de mayor concentraci¨®n escolar de toda la ciudad. Por lo dem¨¢s, este sembrado de obuses se ha revelado, por fortuna, como un remanente hist¨®rico inofensivo.
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