"En Madrid es, con diferencia, donde m¨¢s se entiende de toros"
Vino de su Nueva York natal a finales de la d¨¦cada de los sesenta con todos los prejuicios contra las corridas de toros. Y se convirti¨®, a la religi¨®n laica de la fiesta hasta tal punto que dos lustros despu¨¦s se casaba con un matador de toros, Pedro Giraldo. No acaba ah¨ª su parad¨®jica historia, ya que su hoja de servicios a la fiesta se completa con un ampl¨ªsimo curr¨ªculo. Porque adem¨¢s Muriel Feiner dirige el Club Internacional Taurino, que ella misma fund¨®, y cuenta con penas y afiliados en cerca de una veintena de pa¨ªses; escribe art¨ªculos, en castellano e ingl¨¦s, sobre los toros, y acaba de presentar un libro, de m¨¢s de 400 p¨¢ginas, La mujer en el toreo, con gran aceptaci¨®n en c¨ªrculos taurinos.Como guinda de su reconversi¨®n, est¨¢ licenciada en Letras, Idiomas y Periodismo por la Universidad de Nueva York puso, el nombre de la suerte fundamental con el capote, la ver¨®nica, a su hija, "aunque por delante le puse Blanca, un color que me gusta much¨ªsimo, y as¨ª disimulo un poco", afirma Muriel. Blanca Ver¨®nica; tiene 8 a?os y un hermano mayor, Pedro Luis, de 12. Ambos son fruto del matrimonio con Giraldo, hoy banderillero, y al que van a ver junto a su madre cuando torea en Las Ventas y otras plazas cercanas.
Pregunta. ?C¨®mo se produjo el milagro de su integraci¨®n a la liturgia t¨¢urica?
Respuesta. Bueno, la verdad es que yo m¨¢s que antitaurina, que lo era pero no en gran medida, ten¨ªa curiosidad por saber mis reacciones cuando asistiese a una corrida de toros. Y cuando lo hice, en 1968, con motivo de mi primera visita a Espa?a, dentro de una gira europea a mitad de carrera, no s¨®lo no me impresion¨®, sino que me cautiv¨® y conquist¨® para siempre. A partir de entonces, y hasta acabar la carrera en 1970, ya no falt¨¦ ning¨²n verano a Espa?a y me convert¨ª en su defensora en mi pa¨ªs, donde ten¨ªamos una imagen llena de t¨®picos.
P. ?Qu¨¦ argumentos utilizaba?
R. Fundamentalmente que, aunque ¨¦ste era un pa¨ªs anticuado respecto al resto de Occidente, y con una fuerte dictadura, ten¨ªa muchos aspectos positivos. Las formas de vida, alimentaci¨®n, car¨¢cter y solidaridad de la gente, que por cierto no iba vestida de torero o flamenca por la calle como pens¨¢bamos, eran magn¨ªficos Y me qued¨¦ a vivir en 1972.
P. Ahora ya con tanta experiencia, ?qu¨¦ opina de la situaci¨®n de la fiesta?
R. Siempre he do que estaba en crisis, pero siempre remonta tambi¨¦n. Eso s¨ª, Madrid sigue siendo, con mucha diferencia, donde m¨¢s se entiende y exige, donde m¨¢s se acerca.a la autenticidad e integridad, que s¨ª se ha perdido algo ¨²ltimamente, en casi todas las plazas de toros.
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