La ¨²ltima visita
Cuando todos los puentes parec¨ªan romanos y la gripe mejor era espa?ola, ?qu¨¦ bonito quedaba ir de una orilla a otra e incluso,despedirse de lo corriente! El concepto, obligado a ser acto, nos ayudaba a desplazarnos, sin pesadumbre ni toses espasm¨®dicas, de un objeto cercano a otro distante. Y enseguida entend¨ªamos que hay hilos invisibles capaces de poner en relaci¨®n todas las cosas. Mas de pronto, y sin saber ni cu¨¢ndo, s¨®lo los fariseos son capaces de aleccionar al que atraviesa un puente o una gripe sobre lo mucho que entre s¨ª se parecen la Inmaculada, la Constituci¨®n, la OTAN y todo lo que haga falta: "Para hacer que la nariz se sienta despejada, la respiraci¨®n c¨®moda y fresca, apl¨ªquese a cada fosa nagal y aspire profundamente". El puentista griposo, desprovisto de todo concepto y, en especial, de alguno sobre s¨ª mismo, deja que las interpretaciones febriles de Glenn Gould asciendan por las fosas nasales, magnifiquen el desconcierto, se unan a esa m¨²sica que al parecer arroja el Sol, dobleguen el silencio de las enanas marrones y celebren el cumplea?os de Tom Waits. O sea, a falta de alivio, un aluvi¨®n de frenes¨ª sonoro, una descarga de rodaballo, una pregunta inhalable de Blanca Rosa Gil:"?Por qu¨¦_yo he de vivir siempre dudando?"..
A fin de recordar lo que el, concepto faena, acaba de aparecer un monogr¨¢fico de la revista Cuaderno Gris, coordinado por Alfonso Moraleja, que nos pone en relaci¨®n con Graci¨¢n. (Sepa el curioso que el n¨²mero se vende en la librer¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.) Pero, mientras tanto, el monogr¨¢fico de la realidad candente va arrojando siluetas y situaciones que no hay modo de relacionar, a menos que veamos causa s¨²bita (15 minutos entre Aznar y Clinton para "darse un repaso completo a los temas de actualidad") en el efecto repentino (el PP valenciano se carga el proyecto del arqui tecto Calatrava) y, sobre todo, en las salpicaduras psicol¨®gicas: el 33,8% de la Comunidad Valenciana est¨¢ descontenta de su peso (sic). Ante eso, Zaplana se va a Miami, ese Suresnes de Florida Park. Y el presidente de la Diputaci¨®n de Valencia le pide al diputado de CuItura que "no se vuelva a emocionar". Todo empieza a rimar.
Ya el puentista griposo ha puesto en relaci¨®n consigo mismo cuando le dictan los consejeros experimentados y tambi¨¦n los experimentales: higos con vino tinto, miel con laurel, cebolla con lim¨®n, co?ac con apio.... Pero nada. Cualquier simulacro de mejora se va al carajo en cuanto le da por pensar, si un pensamiento puede caer tan bajo, que Josep Borrell -soberbio, osado, inculto: ?las apariencias enga?an?- pudiera llegar a ser el candidato del PSOE. (?Qu¨¦ Lola Flores haga algo!) Menos mal que Jaime Siles se acuerda, a su debido tiempo po¨¦tico, del buen consejo de Goethe: "Si quieres hacer algo por. la sociedad, ap¨¢rtate de ella". Por apartarse, Jean-Pierre Brisset logr¨® demostrar que el hombre no desciende del mono, sino de la rana. Y eso ya es un consuelo, una relaci¨®n ¨ªntima, un entendimiento centr¨ªfugo de otra pregunta hecha canci¨®n, por obra y gracia de Leo Marini: ?Qu¨¦ importa que la lluvia caiga despiadadamente?" Lo que importa, en efecto, es que dejen que venga a Espa?a el retrato que le hizo Vel¨¢zquez al papa Inocencio X y que lo enfrenten a la r¨¦plica epil¨¦ptica que Francis Bacon consigui¨®.
Menos el concepto, todo vuelve. El Vaticano exige que vuelvan las sotanas. La Casa Blanca, que vuelvan las capas negras. Los sepulcros blanqueados, que la escritura no vuelva a salirse de la escritura. Y el puentista griposo, que nunca acaba de volver, se acuerda de que hoy hace 20 a?os que fue enterrada Hannah Arendt. Ella s¨ª traz¨® arriesgados puentes y perturbadores conceptos. Aquel mismo a?o hab¨ªa vuelto a visitar a Heidegger. Se qued¨® desolada ante la, vejez del maestro, del amante, del gu¨ªa verdadero con su fardo de error. Hannah Arendt, deprimida, abandon¨® el bosque misterioso y ¨¢ su enigm¨¢tico guardi¨¢n. Vio que lo amado y admirado era ya una figura g¨¦lida, sin contradicciones, ajena a cuanto fuera pensamiento y pasi¨®n.
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