?La desintegraci¨®n econ¨®mica de Am¨¦rica Latina?
RA?L GRIENEl autor sostiene que los programas de -integraci¨®n de Latinoamericana, iniciados en los a?os sesenta, fracasaron por su imperfecta ejecuci¨®n.
Lo que hoy queda de los principales programas de integracion latinoamericana iniciados en los a?os sesenta es sola mente un conjunto de err¨¢ticas actuaciones ag¨®nicas que tratan con dificultad de apuntalar una institucionalidad en fase terminal. El an¨¢lisis evolutivo de tales programas -Mercado Com¨²n Centroamericano (MCCA); Asociaci¨®n Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC; desde 1980 de Integraci¨®n (ALADI), y Pacto o Grupo Andino (Gran)- me llev¨®, a la vez, al convencimiento de que lo fracasado en ellos fue mucho m¨¢s su imperfecta ejecuci¨®n que la integraci¨®n misma, como instrumento de potencial crecimiento en com¨²n. Puesto que, en verdad, lo acontecido en el subcontinente desde el I Tratado de Montevideo o el de Managua, firmados hace 35 a?os, muy poco o nada ha tenido que ver con el proceso por el cual unos pa¨ªses vertebran y armonizan sus econom¨ªas -sus "pol¨ªticas econ¨®micas", como matiza Bela Balassa- en virtud de los escalonados grados de afectaci¨®n o compromiso establecidos. Fue en los a?os posteriores a 1982, en el cual hizo inflexi¨®n erosiona ante la crisis de la deuda, cuando al negociarse pa¨ªs por pa¨ªs el manejo de los pasivos y las pol¨ªticas de ajuste se hizo ostensible la carencia absoluta de m¨ªnimas l¨ªneas de armonizaci¨®n o de transvase mutuo qu¨¦, pudieran haber reforzado alg¨²n tipo de respuesta econ¨®mica o financiera de efectos compensadores.
A grandes rasgos, quiz¨¢ pueda considerarse esta situaci¨®n -en la que los pa¨ªses se vieron obligados a tomar posiciones aisladamente, de acuerdo con su capacidad y sus posibilidades- la inicial atm¨®sfera propicia para que determinadas actitudes se entiendan hoy dentro de una aparente coherencia. Como es el caso, por ejemplo, de las propuestas de extraversi¨®n econ¨®mica que los presidentes del Grupo de R¨ªo firmaron, el 12 de octubre de 1989, en su Declaraci¨®n de la ciudad peruana de Ica (documento oficial del que deb¨ªa arrancar la revitalizaci¨®n integradora) considerando preferente la inserci¨®n de las exportaciones latinoamericanas en los mercados internacionales, respecto de la atenci¨®n a los espacios integrados. Un comportamiento que de facto ya manifestaban los pa¨ªses centroamericanos en esos mismos anos (desarticulado el MCCA debido al abandono de Honduras y a la actuaci¨®n normativa, en gran medida aut¨®noma, de Costa Rica), pugnando entre ellos por la obtenci¨®n de concesiones de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe, o por la penetraci¨®n en otros mercados extrafronterizos.
Era as¨ª evidente que con el decenio comenzaba en Am¨¦rica Latina una nueva concepci¨®n para su desarrollo (llamada "integraci¨®n abierta", "nuevo paradigma", etc¨¦tera) que, a juicio de sus ex¨¦getas, introduc¨ªa, frente a las rigideces anteriores, impulsos raciona les m¨¢s realistas,- basados en la inserci ¨®n y en la apertura de las eco nom¨ªas, considerando como expectativas v¨¢lidas, para cada pa¨ªs las "soluciones m¨²ltiples", definidas ya en el II Tratado de Montevideo, constitutivo de la ALADI en 1980, con los Acuerdos de Alcance Parcial. Postura a la que se sum¨® la otrora estructuralista Comisi¨®n Econ¨®mica: para Am¨¦rica Latina (CEPAL), dando a conocer en 1990 su documento Transformaci¨®n productiva con equidad, -en cuyo andamiaje conceptual apenas se le asignaba un secundario cometido a la integraci¨®n integradora. Todo ello, dentro de una filosof¨ªa -?posibilista?-que suger¨ªa "adecuar la norma a las realidades qu¨¦ est¨¢n urgiendo, y no a la inversa", en ase extra¨ªda de un texto oficial que resume lo ratificado por los sucesivos foros de los viejos pro amas reorientados.
Se produc¨ªa adem¨¢s, en el contorno de ese arranque de la d¨¦cada una serie de sugerencias formuladas desde Estados Unidos (la iniciaci¨®n del NAPTA o ALCAN, la ampliaci¨®n de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe y, sobre todo, la Iniciativa para las Am¨¦ricas, presentada en 1990 por el presidente Bush), que, pareciendo sustentarse en fundamentos integracionistas, sin duda han contribuido a incrementar la indefinici¨®n, en momentos en que Am¨¦rica Latina apenas dispon¨ªa de capacidad decisiva para optar, oscilando entre la reformulaci¨®n de objetivos y el ofuscamiento Por supuesto, destacaban asimismo las vigorizaciones prometidas desde Bruselas para la interrelac¨ªon del subcontinente con la Uni¨®n Europea; a trav¨¦s del Contexto de San Jos¨¦ y de nuevos acuerdos de cooperaci¨®n para el Grupo Andino y con el emergente Mercosur.
Sobre la plataforma normativa que ofrec¨ªa la caducidad y la transformaci¨®n de los ya mencionados viejos acuerdos de alcance parcial, se ha entretejido la red de compromisos espec¨ªficos, de los que Chile, por ejemplo -como pragm¨¢tico caso sin par-, ha firmado con todos y cada uno de los pa¨ªses de la Asociaci¨®n, sin que ello sea ¨®bice para iniciar su antesala en el NAFTA. Un comportamiento diferente al de M¨¦xico, que, aun manteniendo su participaci¨®n en el Grupo de los Tres (con Venezuela y Colombia), as¨ª como su pertenencia a la ALADI v sus acuerdos con los pa¨ªses centroamericanos, ha decidido institucionaizar una situaci¨®n existente de facto, incluyendo gran arte de su econom¨ªa en el Libre Comercio del Norte, cuyos mercados han sido el destino adicional del 65% los bienes y servicios mexicanos; dando la espalda -sin abandonarlo- al Tratado de Montevideo, el cual se ha visto afectado en su art¨ªculo 44, al resistirse M¨¦xico a extender a los dem¨¢s miembros de la ALADI las concesiones hechas a EE UU y a Canad¨¢.
En cuanto. a los grupos subregionales operantes en el seno de a Asociaci¨®n, los cinco pa¨ªses andinos, que en 1969 firmaron el Acuerdo de Cartagena, aparecen actualmente entrecruzados por v¨ªnculos contractuales en todas s direcciones concebibles -amparados por la permisiva Decisi¨®n 322-, mientras como grupo insisten (?) en el objetivo de un "mercado ampliado", a la vez que intentan darle cauce a los acercamientos de Brasil al grupo -con la propuesta de un ?rea de Libre Comercio de Suram¨¦rica (ALCSA)-, o atender loos deseos de Bolivia de adherirse a Mercosur, teniendo en cuenta que el comercio boliviano con los pa¨ªses sure?os es cinco veces mayor que el sostenido por Bolivia con el Gran, al que pertenece.
Por lo que se refiere al Acuerdo de Asunci¨®n, firmado entre Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay el 26 de marzo de, 1991, creando el Mercado Com¨²n del Sur o Mercosur -tambi¨¦n, dentro del ¨¢mbito de la ALADI, aunque para actuar aut¨®nomamente-, es oportuno se?alar, que se trata de un conjunto de acuerdos de complementaci¨®n, en torno al n¨²mero 18 de la ALADI, para atender aspectos muy concretos del ¨¢rea (el 59% de la superficie de Am¨¦rica Latina), especialmente el intercambio comercial. Algunos de sus pa¨ªses firmantes mantuvieron hasta el pasado a?o 1994 compromisos bilaterales con Venezuela, M¨¦xico y Bolivia, cuyas concesiones han venido ahora renegoci¨¢ndose en el contexto generalizado de la ALADI, que obliga la anomal¨ªa fundacional de la superposici¨®n o entrecruzamiento de tratados.
No obstante este ¨²ltimo se?alamiento, quienes mantienen todav¨ªa la tesis de que en Am¨¦rica Latina se procesa actualmente un nuevo modo de entender la integraci¨®n (incluyendo la quim¨¦rica meta de una zona hemisf¨¦rica, con epicentro en Washington) suelen mencionar precisamente a Mercosur como argumento de apoyo, aduciendo determinados logros cuantitativos, que, en verdad, ya comienzan a resistir con dificultad un an¨¢lisis incluso indulgente. Ni siquiera han transcurrido los seis o siete a?os que en el MCCA, en la ALALC o en el Gran marcaron los periodos de euforia operativa inicial, para que en el caso de Mercosur Argentina haya elevado ya su tasa estad¨ªstica y frenase con tarifas no arancelarias las importaciones de procedencia brasile?a, incentivadas por una moneda sobrevaluada (el anclaje peso-d¨®lar), provocando la r¨¦plica de Brasil con obst¨¢culos desestimulantes a las importaciones de bienes de capital argentinos; dando lugar, desde 1993, a una situaci¨®n -en parte controlada con exenciones-, de muy complejas desarticulaciones en m¨²ltiples sectores sensibles (petroqu¨ªmico, inform¨¢tica, papel, hilos sint¨¦ticos, confecciones, etc¨¦tera), en media de la cual se ven confundidos los otros miembros del cuadr¨¢ngulo, Uruguay y Paraguay. Ojal¨¢, los sucesivos acontecimientos no contin¨²en evidenciando la traslaci¨®n inmediata a ese programa de las circunstancias nacionales, hoy imprevisibles a mediano plazo tanto para Argentina (cuando su bonanza comience a depender en mayor medida de su balanza corriente), como para el gigante brasile?o, todav¨ªa con dificultades para dominar su anterior hiperinflaci¨®n (se estima para finales de1995 en un 130%), pese al ajuste instrumentado en torno a la nueva unidad Real de Valor.
En cualquier caso, lamentablemente tampoco parece ortodoxo extraer de Mercosur conclusiones de respaldo, pr¨¢ctico o te¨®rico, para la confusa orientaci¨®n en que se encuentra inmersa Am¨¦rica. Latina. Pero es que, ,adem¨¢s, volviendo al lema medular, no resulta f¨¢cilmente defendible un rumbo que, como antecedente y secuela, exige la m¨¢s absoluta dispersi¨®n del conjunto de veintitantos pa¨ªses (entre los cu¨¢les ya hace tiempo que los de menos desarrollo ni se mencionan), sin capacidad propia cada uno de ellos para estructurar y mantener su econom¨ªa en los niveles que de hecho demanda hoy la globalizaci¨®n.. de los nuevos regionalismos.
Les queda, no obstante, a los incondicionales el recurso de la pretendida convergencia jur¨ªdico econ¨®mica subcontinental, partiendo del avanzado grado de interrelaci¨®n de los numerosos bilateralismos o subregionalismos que materializan la disgregaci¨®n. Sin embargo, tal hip¨®tesis resulta dif¨ªcilmente asumible, puesto que incluso emp¨ªricamente est¨¢ probado que los acuerdos bilaterales o subregionales no constituyen nunca un complemento o una antesala directa de la integraci¨®n, sino una alternativa. Entre otras razones, porque alcanzar a posteri¨®ri la convergencia de pautas dis¨ªmiles (ritmos de desgravaci¨®n, m¨¢rgenes de preferencia, normas de origen, reglas de competencia, fiscalidad, etc¨¦tera, diferentes hasta para unos mismos bienes o sectores) se hace pr¨¢cticamente imposible, sobre todo si no es dable potenciar, por encima de las diferencias, algunas homogeneidades b¨¢sicas iniciales. Una dificultad casi insalvable, aun a escala de un pa¨ªs, aisladamente consi derado, en el que se produzca una coincidencia de normas discordantes. Colombia, por ejemplo, es firmante a la vez del Pacto Andino, de la ALADI, del Grupo de los Tres (con Venezuela y M¨¦xico), de un acuerdo de complementaci¨®n con Chile, de sendos acuerdos bilaterales colombianos, no s¨®lo fracasar¨ªan si pretendieran -intento no previsible- hacer funcionalmente compatible tan prolija juridicidad instrumental, sino que adem¨¢s les resultar¨ªa inviable fusionarla en lo que de ber¨ªa constituir su propia pol¨ªtica econ¨®mica. Por lo que, del ejemplo, sale Colombia convertida -al igual que otras naciones subcontinentales en similares esquizofr¨¦nicas circunstancias- en paradigma real del invertebrado presente en el que se configura Am¨¦rica Latina.
Y parece f¨¢cil inducir que, dada la estructura econ¨®mica mundial (pese a predisposiciones como la de la Uni¨®n Europea, lo acordado en la Ronda Uruguay, la ejecutoria esperada da la OMC, etc¨¦tera), y dada la diversa realidad latinoamericana (pese a los logros macroecon¨®micos derivados de las privatizaciones y de las, atra¨ªdas inversiones directas o a las coyunturas favorables registradas en pa¨ªses y sectores muy concretos), el futuro econ¨®mico de la regi¨®n -repito, estimada como un espacio entendido en com¨²n- parece abocado, a no muy largo plazo, a reeditar los niveles m¨¢s bajos de su curva evolutiva, si la enmascarada desintegraci¨®n econ¨®mica persiste en eliminar los signos de interrogaci¨®n con que se enmarca el t¨ªtulo de es tas reflexiones.
Ra¨²l Grien es doctor en ciencias econ¨®micas, autor de La integraci¨®n econ¨®mica como alternativa in¨¦dita para Am¨¦rica Latina
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