Casas colaborativas para suavizar la crisis inmobiliaria
Esta f¨®rmula, en la que las viviendas son en cesi¨®n de uso, ofrece precios m¨¢s bajos o un envejecimiento activo para las personas de m¨¢s edad
La especulaci¨®n se ha convertido en uno de los enemigos de la vivienda, culpable en parte de una crisis galopante que castiga a los ciudadanos. Un castigo doble porque han de pagar por unas casas que casi nunca se adaptan a las necesidades de los residentes y que priman la individualizaci¨®n y el aislamiento.
Frente a los modelos tradicionales de alquiler y compraventa est¨¢ la vivienda colaborativa (cohousing en su terminolog¨ªa inglesa), una forma de acceso que tiene sus ra¨ªces en Dinamarca en la d¨¦cada de 1960. En realidad, el funcionamiento es como el de una cooperativa ¡ªes la figura jur¨ªdica m¨¢s adecuada, ya que ofrece el marco m¨¢s garantista de gesti¨®n democr¨¢tica¡ª. Se trata de comunidades dise?adas, promovidas y gestionadas por sus miembros y constituidas por viviendas de uso privativo y espacios comunes para compartir servicios y cuidados.
La clave es que muchos de estos proyectos apuestan por el modelo de vivienda en cesi¨®n de uso, lo que en la pr¨¢ctica significa que sus residentes no pueden hacer negocio con ellas. La propietaria permanente de las casas es la cooperativa y esta cede su uso a los socios. Si uno abandona o fallece se le devuelve la cuota inicial que abon¨® en su d¨ªa a ¨¦l o a sus herederos. Quien le reemplace pagar¨¢ el mismo coste, es decir, no se aplican las revalorizaciones que se hayan podido producir. ¡°No hay divisi¨®n horizontal, se elimina la posibilidad de comerciar con la vivienda y se mantiene al margen de la especulaci¨®n y de cambios pol¨ªticos¡±, afirma Rub¨¦n M¨¦ndez, de la secretar¨ªa t¨¦cnica del grupo de vivienda cooperativa en cesi¨®n de uso en REAS (Red de Redes de Econom¨ªa Alternativa y Solidaria).
Bajo este paraguas hay todo tipo de proyectos, unos asequibles y otros no tanto. Hay unos que estipulan para entrar el pago del 20% de capital (entre 5.000 y 40.000 euros aproximadamente), o incluso menos (en funci¨®n de si hay financiaci¨®n y subvenciones p¨²blicas). El resto, hasta el 80%, la cooperativa lo puede financiar y es el canon mensual que va a abonar cada socio por el uso de la vivienda y los espacios comunes. Se trata de un modelo m¨¢s similar al alquiler: los residentes van a pagar entre 300 euros (o incluso menos con ayudas p¨²blicas) y 700 euros al mes. En cualquier caso, por debajo de los precios de mercado: como es una autopromoci¨®n, ¡°es un 15% o 20% menor¡±, dice M¨¦ndez, que abona 700 euros mensuales desde verano en Ametxe, cooperativa en cesi¨®n de uso en Gordexola, Bizkaia. Ve en este modelo una alternativa a la crisis de la vivienda en Espa?a al ¡°mejorar el acceso en todos los tramos de renta¡± y cree que es el modelo referente para el futuro.
Distintos son los cohousing privados que acumulan todo o gran parte del capital al principio, es decir, el socio ha de aportar el coste total de la vivienda (incluido el precio del suelo), lo cual exige un gran desembolso. No es apto para todos los bolsillos, puesto que la cuota est¨¢ entre 100.000 y 300.000 euros y las mensualidades van de 900 a 1.500 euros, seg¨²n Mar¨ªa del Carmen Cobano, representante del ¨¢rea de cooperativas de Hispacoop. ¡°Esto, muy habitual en algunos proyectos s¨¦niores (para personas mayores), en la actualidad se asemeja m¨¢s a la tradicional compra porque se acumula capital sobre la vivienda¡±, apostilla M¨¦ndez. As¨ª, la cantidad que se devuelve al marchar es mucho mayor, pero el proyecto se vuelve m¨¢s inaccesible. Aunque, tambi¨¦n los hay que no acumulan capital, como Can 70 o Solterra, en Catalu?a, y Etxekide, en Pamplona.
En Espa?a la penetraci¨®n de la vivienda colaborativa es escasa y a¨²n busca un apoyo m¨¢s contundente de las administraciones para asentarse, aunque cada vez m¨¢s comunidades aut¨®nomas tienen proyectos, articulaci¨®n sectorial, desarrollo del marco legal o ayudas p¨²blicas. Hoy existen 179 proyectos en marcha repartidos por la geograf¨ªa espa?ola, de los que 40 est¨¢n habitados y 59 con suelo disponible o el edificio en construcci¨®n. ¡°Se ha pasado de 100 viviendas habitadas en 2020 a superar las 2.000 en 2025; con la din¨¢mica actual se podr¨ªan duplicar para 2028¡å, calculan en REAS. Una de las primeras est¨¢ en el barrio de Sants (Barcelona). En 2018 se inaugur¨® La Borda, una promoci¨®n autoorganizada de 28 viviendas en cesi¨®n de uso. Catalu?a, donde se han desarrollado 1.000 casas entre 2016 y 2024, es el ejemplo m¨¢s avanzado gracias a la colaboraci¨®n p¨²blico-cooperativa. En la Comunidad de Madrid fue pionero el complejo s¨¦nior Trabensol, en Torremocha del Jarama, que arranc¨® en 2013.
Muchos de los cohousing en marcha son para personas mayores, generalmente de 55 a?os en adelante, que buscan un envejecimiento activo y saludable. ¡°Hemos finalizado la construcci¨®n del edificio sobre una parcela de 3.000 metros cuadrados de nuestra propiedad y estamos a la espera de las correspondientes licencias municipales para comenzar a habitarlo. El cupo de socios est¨¢ completo e incluso tenemos lista de espera¡±, se?ala Juan de Dios L¨®pez, coordinador de la comisi¨®n de publicidad, admisiones y bajas del cohousing s¨¦nior Entrecantos, en Tres Cantos (Madrid). El complejo consta de 35 apartamentos y para acceder hay que tener entre 50 y 70 a?os y buena salud f¨ªsica y cognitiva. La inversi¨®n es de 260.000 euros por socio (est¨¢n calculando la cuota mensual que servir¨¢ para cubrir todos los servicios que ofrece la cooperativa, como alimentaci¨®n, limpieza, salarios...). En este caso se trata de un proyecto de iniciativa privada que ha optado por acumular capital sobre las viviendas.
Mucho m¨¢s que un techo
En Espa?a hay 12 proyectos s¨¦niores funcionando y unos 20 en desarrollo. M¨¢s que un techo, son una alternativa a las residencias habituales y la soledad no deseada. La vivienda colaborativa se presenta para resolver problemas de orden social, ambiental y econ¨®mico. Y muy especialmente en las destinadas a personas mayores, ya que se configura como un espacio donde vivir con autonom¨ªa. ¡°Es una soluci¨®n para hacer frente al creciente envejecimiento y a los cambios sociales a los que se enfrenta la sociedad¡±, comenta Cobano.
Adem¨¢s de s¨¦nior, hay complejos intergeneracionales, de mujeres, de personas LGTBIQ+ , de ciudadanos con diversidad funcional o de j¨®venes. ¡°Cada proyecto es ¨²nico e irrepetible, est¨¢n hechos a la medida de cada grupo y dise?ados por el grupo¡±, indica M¨¦ndez.
Axuntase, el primer cohousing de Asturias, naci¨® en 2014 a partir de la uni¨®n de cinco mujeres de entre 39 y 64 a?os. ¡°Es intergeneracional, va dirigido a todo tipo de personas de 0 a 70 a?os¡±, dice Mary Asun Rodr¨ªguez, presidenta de Axuntase, una de esas mujeres que empezaron a dar forma al proyecto cuando se jubil¨®, con 64 a?os. Ahora tiene 74. Se trata de 30 viviendas y 1.000 metros de zonas comunes (comedor comunitario, lavander¨ªa¡) que est¨¢n en obras. ¡°En verano estaremos viviendo¡±. La inversi¨®n, financiada a trav¨¦s de la banca ¨¦tica, ha superado los siete millones de euros. Cada socio paga 165.000 euros. Rodr¨ªguez se queja de la falta de ayudas. ¡°Reivindicamos la mirada comunitaria porque somos mucho m¨¢s competitivos que el sector privado y porque nuestro beneficio es hacer las cosas bien. Generamos mucha riqueza¡±. Una petici¨®n, junto con la de una mejor fiscalidad, que es com¨²n en el sector. ¡°Ahora mismo se producen agravios que penalizan gravemente a un modelo que ofrece mucho m¨¢s valor social que otras soluciones¡±, remata M¨¦ndez.
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