Bronco congreso
LA FENOMENAL bronca montada con el sindicato Comisiones Obreras (CC OO) y la brecha abierta con los comunistas catalanes del PSUC pusieron al borde del fiasco al XIV Congreso del Partido Comunista de Espa?a (PCE), clausurado ayer en Madrid. Un congreso convocado para definir el papel del PCE como eje de la coalici¨®n Izquierda Unida (IU) concluy¨® abriendo grietas de una profundidad dif¨ªcilmente evaluable de momento en el espacio pol¨ªtico-social considerado como propio. En ese escenario no es extra?o que el debate de las propuestas y resoluciones de los 750 delegados asistentes pasara aun segundo plano, sin necesidad de que existiera una confabulaci¨®n poco menos que universal -fuerzas del capital, partidos pol¨ªticos, medios de comunicaci¨®n...-, como denunci¨® Anguita en el discurso de clausura. Tampoco sorprende que el XIV Congreso del PCE haya servido de muy poco para reforzar la imagen un tanto desva¨ªda y distanciada para muchos espa?oles de una formaci¨®n pol¨ªtica que elude presentarse a las urnas como tal desde su desplome electoral en 1982. Soldar esas grietas y reflexionar seriamente sobre las causas que las han producido constituye en estos momentos la tarea m¨¢s urgente a la que deben atender los comunistas si no quieren qu¨¦ se derrumbe su proyecto de transformaci¨®n social. De momento, no parece que la situaci¨®n creada tras el congreso favorezca las expectativas electorales de IU a tres meses apenas de las pr¨®ximas elecciones generales.
Los principales dirigentes del PCE, y Julio Anguita a la cabeza, se han apresurado a quitar hierro a la pol¨¦mica previamente desatada por ellos con CC OO. Incluso han pretendido, ante la l¨®gica y contundente reacci¨®n de Antonio Guti¨¦rrez y del resto de la direcci¨®n de ese sindicato, hacerse los inocentes y dar a entender que ellos son los verdaderamente agraviados y Guti¨¦rrez el agresor. "Por m¨ª no habr¨¢ guerra", ha proclamado Anguita . Pero lo ha hecho despu¨¦s de haberla desencadenado, y haber permitido que el Congreso del PCE se convirtiera en plataforma de las tesis de los dirigentes minoritarios de CC OO en sus nada velados prop¨®sitos de desplazar a la actual direcci¨®n de ese sindicato. En este sentido, hay que destacar la presencia de los dirigentes del sindicato junto a Guti¨¦rrez, que parece contradecir el esfuerzo de Anguita, Moreno o Camacho de centrar en la persona de Guti¨¦rrez el desviacionismo de la central sindical.
Los dirigentes del PCE han comprobado que tanto la direcci¨®n de CC OO como la del PSUC, con su secretario general, Rafael Rib¨®, al frente, no comparten la vieja tesis del papel hegem¨®nico de los comunistas, ni como vanguardia revolucionaria ni como motor de las organizaciones en las que participan. Ese es el problema. Pero los dirigentes comunistas pretenden seguir eludi¨¦ndolo con juegos de artificio. Lo son afirmar que el concepto de hegemon¨ªa que ellos reclaman no es el contundente y claro que define el diccionario de la Real Academia Espa?ola, sino el m¨¢s intelectual y pedag¨®gico que acu?¨® el dirigente comunista italiano Antonio Gramsci.
Superada la vieja discusi¨®n sobre su desaparici¨®n o supervivencia y desechada la alternativa de su autodisoluci¨®n en el seno de IU, el PCE sigue sin definir claramente su papel en el seno de esta coalici¨®n, al menos de manera aceptable para el resto de los grupos que la componen. Anguita y su equipo han ido acentuando en los ¨²ltimos a?os los rasgos sectarios de la coalici¨®n y reafirmando el papel hegem¨®nico del PCE dentro de ella, en claro contraste con el car¨¢cter de amplio movimiento. pol¨ªtico-social que se le pretendi¨® dar en sus or¨ªgenes. El XIV Congreso del PCE ha profundizado todav¨ªa m¨¢s en esa l¨ªnea que mantiene a IU en una crisis larvada. Y que, llegado el caso, explota de golpe, como ha sucedido ahora con el PSUC y, tangencialmente, con CC OO.
El PCE ha optado por ser la fuerza vertebradora de IU, pero no ha logrado fijar de una vez el espacio ideol¨®gico y pol¨ªtico de esta coalici¨®n. Y es dif¨ªcil que lo Iogre si persiste en no sacar en sus congresos las pertinentes lecciones sobre lo sucedido, en el mundo desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, y si insiste en curar los males del neoliberalismo y los excesos de la econom¨ªa de mercado con medicinas parecidas a las que causaron males sin cuento a las sociedades que tuvieron la desgracia de probarlas antes. De continuar en esa l¨ªnea, el PCE o IU no dejar¨¢n de ser un polo, m¨¢s o menos numeroso, de descontentos. Ser¨¢ dif¨ªcil que sean la plataforma de la izquierda renovada que quieren ser.
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