La protesta social bate marcas en Francia
M¨¢s de un mill¨®n de franceses, probablemente mill¨®n y medio, dos millones seg¨²n los sindicatos, salieron ayer a la calle para manifestarse de nuevo. Fueron m¨¢s numerosos que nunca. En Marsella fue lo nunca visto. El plan de reforma de la Seguridad Social y el primer ministro, Alain Jupp¨¦, sufrieron otra vez el embate de una protesta masiva y s¨®lo explicable por un malestar social profundo y de consecuencias imprevisibles. La retirada de Jupp¨¦ en todos sus otros planes de reforma -sistema de pensiones y Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), principalmente- no bast¨® para desbloquear la ins¨®lita crisis que desde hace 21 d¨ªas atenaza al pa¨ªs. La huelga sigue, y para el s¨¢bado est¨¢ convocada una s¨¦ptima "jornada de lucha".
En una situaci¨®n normal, Alain Jupp¨¦ habr¨ªa ca¨ªdo ya. Su futuro, en cualquier caso, aparece muy incierto. Pero el primer ministro acudi¨® ayer a la Asamblea Nacional, para defenderse con ¨¢nimo combativo frente a los pocos diputados socialistas contra la segunda moci¨®n de censura presentada por la izquierda, que fue derrotada anoche, como era previsible, por amplio margen gracias al dominio de la actual mayor¨ªa. Pero el primer ministro tuvo palabras cada vez m¨¢s dulces para los sindicatos y para los franceses.Antes de que la gran mayor¨ªa conservadora rechazara la censura, igual que ocurri¨® con la presentada la semana anterior, Jupp¨¦ reconoci¨® que exist¨ªa "una inquietud profunda en Francia" y que ¨¦sta no se limitaba al sector p¨²blico. "El miedo al paro est¨¢ en la ra¨ªz de todo", dijo el jefe del Gobierno en su intervenci¨®n parlamentaria. Jupp¨¦ afirm¨® que hab¨ªa "comprendido a los franceses" e, insistiendo en que mantendr¨ªa su plan de reforma, matiz¨® que lo aplicar¨ªa "de forma gradual y concertada".
Era necesario dialogar, lo que no hizo en los anteriores siete meses, y para eso hab¨ªa convocado "la cumbre social, cuya primera reuni¨®n deber¨ªa celebrarse la semana pr¨®xima". La cumbre, todav¨ªa sin temario concreto, deb¨ªa centrarse en el problema del empleo, "con todos los aspectos que lo rodean, como el paro juvenil y la reducci¨®n o distribuci¨®n del tiempo de trabajo", manifest¨® el primer ministro.
Jupp¨¦ asume las propuestas
El jefe del Gobierno asumi¨®, casi literalmente, las propuestas de la sindicalista moderada Nicole Notat, secretaria de la Confederaci¨®n Francesa Democr¨¢tica del Trabajo (CFDT), favorable a la reforma de la Seguridad Social y agredida en la primera de las seis jornadas de manifestaciones realizadas hasta ayer.La estrategia de Jupp¨¦ parec¨ªa clara: impulsar la cumbre social con el doble objetivo de reforzar a los sindicatos moderados y de canjear concesiones de importancia -reducci¨®n de la jornada laboral, por ejemplo- por la supervivencia de su plan y de s¨ª mismo.
Pero la calle, que ha recuperado su viejo protagonismo en la pol¨ªtica francesa, es de Louis Viannet, el l¨ªder de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT, procomunista), y de Marc Blondel, l¨ªder de Fuerza Obrera (FO, prosocialista).
Viannet era considerado un hombre del pasado y Blondel era altamente impopular por su estilo caciquil, su facilidad para congraciarse con los presidentes (salt¨® ¨¢gilmente del tren de Mitterrand al de Chirac) y, sobre todo, porque su organizaci¨®n, implantada casi exclusivamente en el sector p¨²blico, sobreviv¨ªa gracias a su control sobre las cajas de la Seguridad Social.
Cuando FO se opone a toda reforma de la protecci¨®n social no s¨®lo defiende, por tanto, intereses generales. Con todos sus defectos y con los del sindicalismo franc¨¦s, d¨¦bil, m¨¢s eficaz en el espasmo reivindicativo que en la negociaci¨®n constante, poco presente en la empresa privada., Viannet y Blondel han logrado sintonizar con el ¨¢nimo de muchos franceses. Las manifestaciones y las huelgas les han hecho fuertes, y est¨¢n en condiciones de poder convertir la proyectada cumbre en una caja de Pandora.
Jupp¨¦ convoc¨® la concertaci¨®n como una huida hacia adelante, pensando que desactivar¨ªa la tensi¨®n. Pero, de momento, no ha sido as¨ª. La patronal carga, con las p¨¦rdidas del largo conflicto social y, con una nueva recesi¨®n europea en puertas, no est¨¢ de ¨¢nimo para concesiones.
El resultado de la cumbre con los sindicatos es un enigma. Viannet y Blondel , alentados por el fenomenal ¨¦xito d¨¦ ayer, convocaron una nueva jornada de manifestaciones y protestas para el s¨¢bado.
Los otros sindicatos se descolgaron, quedaron solos FO y CGT. En ambos sindicatos se opinaba que la huelga estaba "instalada" y que, caso de desconvocarla, podr¨ªa seguir con coordinadoras improvisadas al frente. "Lo que exigimos es claro: que se retire el plan de reforma de la Seguridad Social. Despu¨¦s, sin imposiciones previas, negociaremos sobre lo que haga falta", dijo Viannet. "¨ªQue Jupp¨¦ escuche de una vez el clamor de la calle!", exclam¨® Blondel.
Mientras los dos sindicalistas preparaban nuevas acciones, Jupp¨¦ imploraba desde el Parlamento que los huelguistas volvieran al trabajo: "En estas fechas, con el da?o que se ha hecho a la econom¨ªa y con los obst¨¢culos que se han despejado ya, habr¨ªa que dar por cerrada esta crisis".
Con casi 100.000 personas marchando en Par¨ªs, con 120.000 en Marsella, con 60.000 en Burdeos, con 40.000 en Le Havre (uno de cada 10 habitantes), con 10.000 en el suburbio lyon¨¦s de Roanne (uno de cada cuatro habitantes), la situaci¨®n. fue ayer "lo nunca visto", seg¨²n reconoci¨® la propia polic¨ªa.
Las v¨ªas f¨¦rreas siguieron desiertas, no hubo transporte urbano, pararon cuatro de cada 10 funcionarios ministeriales y el 60% de los profesores de ense?anza primaria y secundaria y los aeropuertos fueron un caos por la huelga del personal de tierra y la m¨¢s d¨¦bil de los controladores. Los basureros de Burdeos y Toulouse no s¨®lo siguieron con su huelga, sino que cargaron la basura acumulada por todas partes y la derramaron en pleno centro urbano. La crisis francesa podr¨ªa desvanecerse por cansancio, pero podr¨ªa igualmente acabar siendo un vendaval.
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