Brasil, los trabajos de Cardoso
Los sindicalistas y la oposici¨®n siegan la hierba bajo los pies del presidente
ENVIADO ESPECIALMillones malviven proscritos e irredentos en el Brasil de las caucheras y el cacicazgo, invocan la ¨¦tica diputados con 500 millones de d¨®lares (unos 61.000 millones de pesetas) en propiedades y braceros de la Amazonia fronteriza con Per¨² y Bolivia aceptan la comida como ¨²nico salario. Nada nuevo en las entra?as del gigante. La novedad brasile?a es su ¨²ltimo presidente, Fernando Herrique Cardoso. A casi un a?o de la investidura disfruta a¨²n del respaldo de la mayoria, que observa en su gesti¨®n un sincero compromiso con la justicia. "No hay milagros en ninguna ¨¢rea. Hay trabajo", advirti¨® hace unos d¨ªas. Mientras tanto, dos sonados esc¨¢ndalos por corrupci¨®n entorpecen los trabajos legislativos.
En dependencia parlamentar¨ªa, coligado a la fuerza con fuerzas en los ant¨ªpodas de su pensamiento, el intelectual devenido en pol¨ªtico avanza lentamente, se estanca a veces y sufre el acoso de una reacci¨®n experimentada y astut. El sindicalismo le reprocha, traici¨®n a sus or¨ªgenes, una reforma administrativa en ciernes con 200.000 empleados p¨²blicos en las listas de despidos, y el no haber dudado en emplear la mano dura para sofocar huelgas laborales.,
La naci¨®n m¨¢s compleja y diversa de Am¨¦rica Latina, con el 54% de su poblaci¨®n de procedencia europea, el 44% mulata o negra y el 1% japonesa, ha emprendido durante su mandato un ambicioso proceso de apertura econ¨®mica y transformaciones sociales de imprevisible resultado al demandar esfuerzos mancomunados y aventurarse contra fortificaciones econ¨®micas, atracadores graduados en Harvard y abusos hist¨®ricamente impunes. "Sab¨ªa que caer¨ªa sobre un avispero. Algunas abejas pican, pero cuando pican, muchos creamos anticuerpos", se creci¨® el presidente al sostener la imposibilidad de ofrecer resultados espectaculares en un a?o y Salir en defensa de su esposa, Ruth, de 68 a?os, antrop¨®loga, directora del programa Comunidad Solidaria, despreciado. como infructuoso por la Conferencia Nacional de Asistencia Social
Al referirse a lo peliagudo del desaf¨ªo, Fernando Henrique Cardoso suele citar al florentino Nicol¨¢s Maquiavelo: "Quien introduce reformas pierde las antiguas alianzas y no gana la confianza de las nuevas". Pocos brasile?os desconoc¨ªan la magnitud de los obst¨¢culos, como tampoco Cardoso su propia precariedad en ' las C¨¢maras y la frecuente subordinaci¨®n de sus propuestas a arduas negociaciones. El analista pol¨ªtico Terence Christian Reig le encuentra intolerante y poco respetuoso con la democracia: "El haber sido elegido con un mont¨®n de votos no le da poderes para hacer todo lo que quiere".
De hecho, no los tiene. Cardoso no disfruta de una estructura partidista suficientemente fuerte, y debe cortejar en el Congreso a una coalici¨®n de media docena de agrupaciones con frecuentes contradicciones y m¨¢s leales sus miembros a los intereses que a los programas: saltan de u?as cuando las propuestas del Ejecutivo contravienen o incomodan sus particulares compromisos o sus amarres con los Estados. Quedan entonces demoradas iniciativas consideradas imprescindibles para modernizar el pa¨ªs.
El Congreso enmend¨® la Constituci¨®n para privatizar empresas. estatales, en, telecomunicaciones y petr¨®leos principalmente, pero se retrasan las leyes encargadas de llevarla a cabo. Tampoco prospera la reforma tributaria, fundamental para mantenerla baja inflaci¨®n, al toparse el Gobierno con la resistencia de los Estados a ceder facultades impositivas.
Cardoso pretende asimismo limitar el n¨²mero de partidos impidiendo el repetido tr¨¢nsito de los diputados de una. formaci¨®n seg¨²n la materia a votaci¨®n. Convocado por la apertura y las posibilidades de negocio, el capital ingresa masivo: 24.000 millones de d¨®lares entre enero y septiembre de este a?o, financia el d¨¦ficit por cuenta corriente y aumenta las reservas hasta cerca de 50.000 millones de d¨®lares. Sin embargo el sistema bancario se muestra muy fr¨¢gil, y las inversiones directas no cubren a¨²n las grandes necesidades de Brasil.
No es sencillo enderezar una de las naciones con mayor desigualdad en la distribuci¨®n del ingreso, un distrito federal y, 26 Estados de amplias competencias, 160 millones de habitantes y una superficie que, ocupando m¨¢s del 50% del total suramericano, presenta penosos contrastes: mansiones con helipuerto, siete millones de ni?os en la calles, medio mill¨®n en la prostituci¨®n, 38 millones de personas en la econom¨ªa Sumergida, una compacta clase media, tecnolog¨ªa avanzada, din¨¢micos mercados de valores y un 10% de la poblaci¨®n con cerca del 50% de la renta nacional.
Sergio Machado es l¨ªder del Partido de la Socialdemocracia Brasile?a (PSDB, centro-izquierda) en el Senado, y subraya la necesidad de dotar de mayores recursos a la ense?anza b¨¢sica invirtiendo a futuro, "Aprobar un salario m¨ªnimo de 300 reales al mes [30.000 pesetas] puede parecer poco, pero es un extraordinario salto cuando en muchas regiones del pa¨ªs hay profesores que perciben 10 reales al mes".
?Y los esc¨¢ndalos por corrupci¨®n? Contin¨²an. Adem¨¢s del descubierto durante la adjudicaci¨®n del mayor proyecto de control territorial del mundo, 1.400 millones de d¨®lares a la empresa del estadounidense Raytheon por sembrar de radares la Amazonia, la semana pasada estall¨® otro: un gran banco financi¨® las campa?as, electorales de 1990 de conocidos pol¨ªticos.Dos ministros de Cardoso figuran en una relaci¨®n de 44 candidatos beneficiados:
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