La Europa com¨²n de los intereses c¨ªvicos
La presidencia espa?ola de la Uni¨®n Europea ha dado impulsos importantes a la superaci¨®n de los grandes desaf¨ªos europeos de nuestra ¨¦poca. La Conferencia Euromediterr¨¢nea de Barcelona, a finales de noviembre, por ejemplo, ha iniciado una nueva fase de cooperaci¨®n euromediterr¨¢nea, con el objetivo de crear, de aqu¨ª al a?o 2010, una zona de libre comercio, subrayando de este modo la buena disposici¨®n de la Uni¨®n a colaborar con esta regi¨®n vecina especialmente sensible desde el punto de vista pol¨ªtico y econ¨®mico. Esta actitud qued¨® manifiesta en los compromisos financieros que ha contra¨ªdo la Uni¨®n en favor de esta regi¨®n en el ¨²ltimo Consejo Europeo de Cannes.En el Consejo Europeo de Madrid examinaremos adem¨¢s con ojo cr¨ªtico los progresos logrados en las iniciativas de la pol¨ªtica de empleo, desarrolladas hasta ahora, y decidiremos el rumbo a tomar en el camino hacia la realizaci¨®n de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria.
Uno de los temas centrales de la cumbre de Madrid ser¨¢ la discusi¨®n del futuro de la Uni¨®n, as¨ª como la preparaci¨®n de la conferencia intergubernamental de 1996. Deliberaremos, entre otras cosas, sobre las conclusiones del informe del grupo de reflexi¨®n que ha presentado, bajo la presidencia de Carlos Westendorp, un an¨¢lisis fundado y detallado de los problemas que plantea este proyecto europeo de reforma.
En el debate p¨²blico, en cambio, el alcance tem¨¢tico de la inminente conferencia intergubernamental se ve reducido a menudo a los, cambios de la estructura institucional de la Uni¨®n.
Indudablemente es muy importante para Austria, como nuevo miembro de la Uni¨®n Europea, poder colaborar por primera vez en la mejora del aparato europeo de toma de decisiones. Hay que simplificar los procedimientos legislativos, aumentar la eficiencia de las instituciones europeas y conseguir, al mismo tiempo, una mayor transparencia de las mismas. Cambios de esta ¨ªndole pueden contribuir a fortalecer la calidad democr¨¢tica de la Comunidad.
Sin embargo, no debemos enga?arnos en el sentido de que la Uni¨®n pueda ganar en atractivo para sus ciudadanos s¨®lo con las mejoras institucionales. Para superar las dudas, arraigadas en amplios c¨ªrculos desde Maastricht, respecto a la capacidad de la Uni¨®n de solucionar problemas, hace falta dar pruebas claras de las prioridades comunes y plantear propuestas de soluci¨®n para los problemas europeos fundamentales -el empleo, la ecolog¨ªa y la seguridad-.
Mientras el desempleo en la Uni¨®n siga situ¨¢ndose en tomo al 11% quedar¨¢n ensombrecidos los ¨¦xitos logrados en la realizaci¨®n del mercado ¨²nico. Es cierto que el Libro Blanco de Delors sobre Crecimiento, competitividad y empleo ha formulado ideas v¨¢lidas para invertir en la creaci¨®n de redes transeuropeas, ha bosquejado la apertura de nuevas dimensiones de investigaci¨®n y de formaci¨®n, en la sociedad informatizada, y ha mostrado las oportunidades ecol¨®gicas de una reorientaci¨®n tecnol¨®gica. Los m¨®dicos progresos conseguidos, hasta ahora en la realizaci¨®n de este pro grama demuestran, sin embargo, que siguen existiendo serias deficiencias en la pol¨ªtica de empleo de la Comunidad.
Por ello abogar¨¦ en Madrid porque desarrollemos los instrumentos europeos necesarios para apoyar la lucha selectiva contra el desempleo. Deber¨ªan fijarse, por ejemplo, mis claramente los objetivos de la pol¨ªtica de empleo en el Tratado Comunitario e instaurarse un sistema europeo de supervisi¨®n para poder coordinar con mayor eficacia las pol¨ªticas de empleo de los Estados miembros.
Me parece importante que para ello se cuente con una amplia base. Abogar¨¦ porque, en el futuro, cualquier proyecto comunitario se someta, a priori, a un examen de compatibilidad social. S¨®lo as¨ª podremos evitar que los efectos positivos de la pol¨ªtica de empleo, logrados por iniciativas concretas, se desbaraten a causa de medidas tomadas en otros ¨¢mbitos. En este contexto ser¨ªa de gran importancia que se empleasen m¨¢s selectivamente tanto los programas europeos de formaci¨®n, que son un instrumento importante para la competitividad europea, como el Fondo Social Europeo. Evidentemente deber¨ªa seguir siendo, punto central de la reforma la plena aplicaci¨®n del protocolo social de Maastricht en la pol¨ªtica comunitaria. Para que tenga ¨¦xito esta ofensiva a favor de una Europa socialmente equilibrada tambi¨¦n ser¨¢ necesario implicar en mayor medida a la patronal y a los sindicatos en la pol¨ªtica comunitaria. Austria, que cuenta con una larga tradici¨®n en este sentido, es un ejemplo de c¨®mo los conflictos abiertos se pueden solucionar en la mesa de negociaci¨®n, y no en la calle.
El objetivo de todas estas medidas es desarrollarlas paralelamente a la creaci¨®n de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica de empleo, pero sin modificar su transcurso previsto o sus reglas, ya que poner en tela de juicio los criterios de convergencia de Maastricht provocar¨ªa una inseguridad fatal, tanto en el ¨¢mbito econ¨®mico como en otros, lo que asimismo echar¨ªa m¨¢s le?a al fuego de las controversias en la pol¨ªtica europea. La Uni¨®n Monetaria constituye un aut¨¦ntico hito para la Europa comunitaria. Tambi¨¦n tiene el efecto de que el proceso de integraci¨®n europeo llegue a ser irreversible. Precisamente Austria es el ejemplo por excelencia de que una pol¨ªtica consecuente de divisa fuerte no s¨®lo no perjudica a una pol¨ªtica activa de empleo, sino que incluso la hace necesaria. Austria lo ha demostrado en los ¨²ltimos casi veinticinco a?os. El que no existan variaciones en el tipo de cambio es adem¨¢s un factor de calculabilidad, previsibilidad y estabilidad.
Para una parte cada vez mayor de los ciudadanos de la Uni¨®n, la conservaci¨®n de la calidad ecol¨®gica -tanto en el ¨¢mbito local como a nivel global- es un criterio decisivo para juzgar la capacidad pol¨ªtica de cumplimiento y progreso. A pesar de los considerables logros conseguidos desde la introducci¨®n de una competencia comunitaria para el medio ambiente, a finales de los a?os ochenta, en este campo es preciso tambi¨¦n un mayor esfuerzo europeo. En cualquier caso debe quedar garantizado que se puedan mantener los niveles m¨¢s altos que se aplican en algunos de los Estados miembros.
Un mayor compromiso de la Uni¨®n con los objetivos ecol¨®gicos y el examen obligatorio de todos los proyectos comunitarios respecto a sus repercusiones concretas en el medio ambiente son en mi opini¨®n, impulsos necesarios a nivel del Tratado Comunitario. El prescindir, a largo plazo, de la energ¨ªa nuclear -no s¨®lo en el ¨¢mbito militar, sino tambi¨¦n en el civil- tambi¨¦n es una meta vital para m¨ª, y, consecuentemente, defender¨¦ su anclaje a nivel europeo.
Aparte de las migraciones ilegales, el terrorismo, las drogas y el crimen organizado, los problemas prioritarios, dentro de la pol¨ªtica de seguridad, son las amenazas nucleares y ecol¨®gicas. A ello se a?ade que especialmente las amenazas criminales, que hoy en d¨ªa son supraestatales y s¨®lo pueden combatirse de la misma manera: a nivel europeo. Son ellas las que originan el miedo, sobre todo entre los m¨¢s d¨¦biles de nuestra sociedad.
Por ello hay que reflexionar intensamente, en el marco de la conferencia intergubernamental, sobre una "comunitarizaci¨®n", paso a paso, del tercer pilar.
La radicalizaci¨®n de las tendencias nacionalistas, el racismo y la xenofobia han mostrado efectos mis¨¢ntropos no s¨®lo en algunas regiones vecinas de la Uni¨®n, sino que incluso en nuestras propias sociedades tenemos que luchar contra estas tendencias, ya en sus ra¨ªces.
La seguridad, por tanto, ya no significa hoy ¨²nicamente la desescalaci¨®n de las situaciones de crisis militares. La seguridad exige ante todo unos conceptos preventivos amplios, concebidos para que tengan efectos duraderos, que puedan impedir que surjan conflictos, atac¨¢ndolos en sus ra¨ªces pol¨ªticas, socioecon¨®micas y ecol¨®gicas.
La ventaja esencial de la Uni¨®n es que, debido a sus m¨²ltiples campos de acci¨®n, puede brindar una oferta pol¨ªtica coherente. Los principales rasgos de una aplicaci¨®n positiva de estos conceptos preventivos pueden observarse en las estrategias desarrolladas en los ¨²ltimos meses frente a la Europa Central y del Este, Rusia, Ucrania y el ¨¢rea mediterr¨¢nea. Sin embargo, tambi¨¦n es cierto que nos topamos con ciertas deficiencias de transposici¨®n en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n.
En el marco de la conferencia intergubernamental deber¨ªamos exigir, por tanto, que las prioridades de la Uni¨®n se adapten en mayor medida al escenario actual de las amenazas existentes. En el inter¨¦s de aumentar la eficacia deber¨ªamos dirigirnos, a medio plazo, hacia una "comunitarizaci¨®n" gradual -es decir, tambi¨¦n decisiones mayoritarias- en el ¨¢mbito no-militar de la pol¨ªtica exterior y de seguridad.
La creaci¨®n de capacidades de la Uni¨®n en los ¨¢mbitos de prevenci¨®n de conflictos, gesti¨®n de crisis, operaciones para el mantenimiento de la paz, protecci¨®n de cat¨¢strofes y acciones humanitarias podr¨ªan constituir un suplemento eficaz para el punto de partida arriba descrito. Una mayor implicaci¨®n de la Uni¨®n Europea en este ¨¢mbito lo considero un paso realista y ¨²til a dar en el marco de la conferencia intergubemamental de 1996, en el camino hacia la creaci¨®n de un futuro sistema europeo de seguridad.
En vista de estos desaf¨ªos no deber¨ªamos valorar las voces cr¨ªticas a la Uni¨®n, cada vez m¨¢s numerosas desde Maastricht, como un alejamiento de Europa, sino m¨¢s bien como una demanda creciente de soluciones comunes orientadas hacia los ciudadanos. La opini¨®n p¨²blica europea no juzgar¨¢ el ¨¦xito de la conferencia intergubernamental por los detalles estructurales, sino ante todo por el hecho de si conseguimos presentar una oferta sustancialmente mejorada de la pol¨ªtica europea respecto a las cuestiones fundamentales: el empleo, la ecolog¨ªa y la seguridad.
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