"No puedo romper nunca el secreto, ni siquiera en favor del Gobierno"
En el Ministerio de Defensa, las alegr¨ªas son ef¨ªmeras. Gustavo Su¨¢rez Pertierra no pudo disfrutar ayer la sentencia del Tribunal de Conflictos sobre su contencioso con el juez Garz¨®n. Menos de una hora despu¨¦s de conocerse el fallo que le daba la raz¨®n, se produc¨ªa la muerte de Manuel Guti¨¦rrez Mellado.El ministro acudi¨® de inmediato al domicilio del militar, donde encontr¨® a su viuda y sus hijos "muy afectados". Por la tarde, poco antes de dirigirse a la capilla ardiente, "instalada en el Cuartel General del Ej¨¦rcito, como su familia ha querido y ¨¦l hubiera deseado", Su¨¢rez Pertierra confes¨® a EL PA?S que, de vez en cuando, acud¨ªa al capit¨¢n general en busca de consejo sobre alguna cuesti¨®n relacionada con los ej¨¦rcitos, recibiendo siempre una opini¨®n, "desinteresada y muy ponderada".
Pregunta. La sentencia del Tribunal de Conflictos ha sido una victoria del ministro de Defensa sobre el juez Garz¨®n.
Respuesta. No me gustar¨ªa que fuera percibida as¨ª. Durante cinco meses, he tenido que explicar repetidamente c¨®mo mi intenci¨®n y la del Gobierno no era en absoluto obstruir la labor de la Justicia, sino cumplir la ley. Pero me parece que lo m¨¢s importante de la sentencia es que pone de manifiesto que las instituciones funcionan. Despu¨¦s de siete requerimientos [del juez Garz¨®n], cre¨ª necesario acudir a los mecanismos previstos en nuestro sistema jur¨ªdico para resolver las discrepancias entre el Poder Judicial y el Ejecutivo. La sentencia, aprobada por unanimidad, demuestra que esos mecanismos son suficientemente aptos para resolver los problemas que puedan plantearse. Que funcionan con rigor y seriedad.
P. El juez le acus¨® de pretender un fraude de ley y lleg¨® a plantearse la posibilidad de imputarle un delito de falta de colaboraci¨®n con la Justicia.
R. S¨ª, pero me encontraba en una situaci¨®n sin salida. Me enfrentaba a una disyuntiva: o comet¨ªa un delito de falta de auxilio a la Justicia o comet¨ªa un delito de revelaci¨®n de secretos. Era imposible que un sistema jur¨ªdico como el nuestro no tuviese salida para ese caso. Comet¨ªa delito con cualquier opci¨®n que hubiera tomado. Afortunadamente, nuestro sistema funciona y ha dado una soluci¨®n al problema.
P. ?No permite la sentencia que haya zonas de impunidad?
R. En absoluto. Lo que sucede es que la investigaci¨®n judicial debe seguir los procedimientos marcados por las leyes y una de esas leyes es la de Secretos Oficiales. Pero la misma sentencia menciona otros supuestos, como el secreto profesional de los funcionarios o de los ministros religiosos. Eso no quiere decir que el Gobierno no est¨¦ controlado. Lo controla el Parlamento. ?sta es la ¨²nica excepci¨®n que prev¨¦ la ley de Secretos Oficiales. Y esta excepci¨®n la he practicado con rigor en una sesi¨®n de la Comisi¨®n de Secretos Oficiales del Congreso que dur¨® cinco horas, donde los parlamentarios tuvieron oportunidad de examinar los documentos. No hay falta de control ni tampoco impunidad.
P. La sentencia reconoce al Gobierno la facultad de clasificar documentos, pero tambi¨¦n de desclasificarlos. ?Cu¨¢l ser¨¢ su actitud si el juez le pide que desclasifique estos documentos?
R. El problema es que no se pueden hacer compartimentos estancos. No es posible separar los medios, las personas, los resultados de las investigaciones o los procedimientos que utilizan los servicios de inteligencia del Estado, que no del Gobierno. Como esto no es posible, en 1986, mucho antes de que se plantearan estas cuestiones, el Gobierno clasific¨® como secreto todo lo relacionado con el funcionamiento del Cesid.
Probablemente, para m¨ª hubiera sido muy f¨¢cil revelar al juez y a la opini¨®n p¨²blica determinados documentos que ser¨ªan capaces de demostrar que algunas de las cosas que se han dicho no son exactas. Por ejemplo, podr¨ªan aclarar lo que significa "pte" [el ex agente Perote sostiene que esta abreviatura, que figura en uno de los documentos en litigio, significa "presidente"; mientras el ex director del Cesid, Emilio Alonso Manglano, asegura que quiere decir "pendiente"]. Creo que mi obligaci¨®n, y as¨ª lo he practicado, es no romper el secreto, ni siquiera con aquellas cuestiones que pudieran favorecer al Gobierno.
P. No cabe, por tanto, desclasificar algunos documentos...
R. Creo que no es posible una desclasificaci¨®n parcial. Todas las microfichas [que supuestamente sustrajo Perote], aunque tratan de temas muy variados, pueden poner de manifiesto algo que no resulta conveniente divulgar desde el punto de vista de la seguridad del Estado.
P. Ma?ana inicia su segunda visita a Bosnia, en v¨ªsperas de que los cascos azules espa?oles sean trasvasados a la OTAN.
R. Creo que es un momento adecuado para visitar a los todav¨ªa cascos azules espa?oles. Est¨¢ pr¨®xima la Navidad. Pero, adem¨¢s, se avecina el cambio de misi¨®n y me interesa conocer la opini¨®n de nuestros militares. Tengo intenci¨®n de volver en enero, cuando se haya producido la transferencia a la OTAN, para conversar con las autoridades pol¨ªticas [de Croacia, Bosnia y Serbia] y con los responsables de la operaci¨®n. Las misiones de ayuda humanitaria que venimos realizando, que son m¨²ltiples, se van a cambiar por la interposici¨®n entre las partes y la garant¨ªa de que el plan de paz se cumple. Esto va a suponer un gran esfuerzo y no resultar¨¢ f¨¢cil. Habr¨¢ dificultades, aunque contamos con una extraordinaria experiencia tras tres a?os en la zona.
P. Felipe Gonz¨¢lez dijo, en su conferencia de prensa con Clinton, que Espa?a podr¨ªa incrementar su contingente, si fuera necesario. ?Habr¨¢ aumento?
R. No lo sabemos a¨²n. El Gobierno decidi¨® ofrecer para el plan de paz las mismas fuerzas en Tierra, Mar y Aire que tenemos trabajando para la ONU. Es verdad que, en la ¨²ltima reuni¨®n de Bruselas [de los ministros de la OTAN], se puso de manifiesto que probablemente habr¨ªa que dotar con m¨¢s efectivos a las fuerzas de paz. Pero a¨²n no sabemos si ser¨¢ necesario que Espa?a incremente sus tropas y si podremos hacerlo o no. S¨ª quisiera decir una cosa. Para nosotros es muy importante la permanencia en Mostar. Es una zona que conocemos, donde nuestro militares son queridos por todas las partes y estamos desarrollando una gran labor. Es importante permanecer all¨ª y tambi¨¦n mantener una unidad propia, una brigada, dentro de la divisi¨®n francesa. Por eso hemos ofrecido un cuartel general, en el que se integrar¨ªan los efectivos espa?oles. Si para tener esa brigada espa?ola fuera necesario aumentar los efectivos, es posible que realiz¨¢ramos un incremento que nunca ser¨ªa exagerado.
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