Damien Hirst provoca a la sociedad brit¨¢nica

"El premio ha sido una sorpresa para m¨ª porque este a?o no he hecho pr¨¢cticamente nada". Al pronunciar estas palabras, Damien Hirst, flamante ganador de la edici¨®n de 1995 del Turner, el premio de arte moderno m¨¢s importante del Reino Unido, se olvidaba de que le ha consolidado como la figura m¨¢s llamativa e interesante del panorama art¨ªstico nacional. Muchos opinar¨¢n que su obra triunfadora, Madre e hijo, divididos, una visi¨®n de una vaca y un ternero seccionados por la mitad, con v¨ªsceras, huesos y carne al descubierto, encaja m¨¢s en la nave de un matadero municipal que en las lujosas salas de un museo. En Espa?a tambi¨¦n ha habido provocaci¨®n en algunas exposiciones y los te¨®ricos separan el arte del espect¨¢culo.

Pero el escandalo que ha provocado en el Reino Unido le confiere un valor a?adido en el mundo del arte contempor¨¢neo, desesperadamente necesitado de nuevos caminos de expresi¨®n y, sobre todo, de grandes pol¨¦micas que atraigan la siempre elusiva atenci¨®n del gran p¨²blico.Con su aspecto desali?ado, sus provocadoras obras y su osad¨ªa verbal, Damien Hirst, de 30 a?os, se inscribe en la m¨¢s pura tradici¨®n del artista rebelde. Una vez con el Turner y su relativamente modesta dotaci¨®n de 20.000 libras en la mano, el artista m¨¢s prometedor de la nueva hornada brit¨¢nica, aut¨¦ntico enfant terrible del arte radical, se declar¨® disgustado por lo que representaba. "Odio este tinglado. Los otros tres finalistas son mis amigos y no me parece que se deba comparar el trabajo de los artistas". Todav¨ªa m¨¢s que ¨¦l han odiado este Turner los activistas en favor de los derechos de los animales, que en el Reino Unido son legi¨®n y que han interpretado la obra como un insulto a tan altos ideales.

No hace mucho, otra creaci¨®n de Hirst, una oveja muerta exhibida en una urna llena de formol en la muy selecta galer¨ªa Serpentine, frecuentada por la princesa de Gales, sufri¨® el ataque furioso de un espont¨¢neo. Un artista en paro roci¨® con tinta negra la pieza para mostrar su descontento con las injusticias de la vida. El esc¨¢ndalo rodea a Damien Hirst, y a fuerza de titulares de prensa m¨¢s o menos estruendosos al ciudadano de a pie le suena su nombre.

Nacido en Bristol, en el seno de una familia trabajadora, con dos hermanos, Hirst no consigui¨® siquiera una buena calificaci¨®n en arte en la escuela secundaria y fue rechazado m¨¢s tarde en la famosa Escuela de Arte y Dise?o San Mart¨ªn.

El lado oscuro

Admirador de Francis Bacon, el artista ha pasado dos a?os en Berl¨ªn antes de aterrizar en Londres hace poco m¨¢s de un a?o y medio. Dominado por la obsesi¨®n de la muerte, por la cualidad mineral de los organismos animales una vez que pierden el calor de la vida, sus animales disecados exhibidos en urnas de formol son la ¨²ltima muestra de un talento escorado hacia el lado oscuro de la realidad. El nombre de Hirst empez¨® a sonar hace tres a?os, cuando fue incluido por primera vez entre los finalistas del Turner. Su obra La imposibilidad f¨ªsica de la muerte en la mente de alguien vivo, un enorme tibur¨®n en conserva presentado en la exquisita galer¨ªa Saatchi, caus¨® conmoci¨®n en los ambientes art¨ªsticos.Su carrera en Londres se ha visto iluminada por un rel¨¢mpago de luz triunfal. Conocido en los circuitos nocturnos del Soho como un tipo de trato amigable, Hirst se codea con lo m¨¢s granado de la intelectualidad progresista. Artistas polifac¨¦ticos como David Bowie o Brian Eno asisten a sus exposiciones, encantados de frecuentar su compa?¨ªa, y los millonarios en busca de un peque?o barniz cultural le ofrecen su amistad con entusiasmo. Hirst est¨¢ de moda. El hombre que caus¨® sensaci¨®n encerrando una oveja muerta en una urna de formol paladea su gran triunfo con discreci¨®n.

Desde su galer¨ªa de arte de Picadilly, la representante de Hirst no para de atender llamadas y de dar calabazas a los periodistas. "Damien no puede conceder m¨¢s entrevistas. Quiz¨¢s la pr¨®xima primavera. La gente no para de llamar, pero ¨¦l est¨¢ muy ocupado ahora con otras cosas". Entre esas "otras cosas" figura la confecci¨®n de un truculento corto cinematogr¨¢fico titulado Is mister Death in? (?Est¨¢ ah¨ª el se?or Muerte?), con destino a una exposici¨®n que se inaugurar¨¢ en la galer¨ªa Hayward de Londres en febrero pr¨®ximo, coincidiendo con el centenario de la primera exhibici¨®n de una pel¨ªcula en el Reino Unido. La peque?a obra de Hirst, de 20 minutos de duraci¨®n, rodada en la casa de un millonario en Notting Hill Gate, figurar¨¢ junto a otras de los consagrados directores Peter Greenaway o Ridley Scott. Nada parece resistirse a la osad¨ªa de Damien Hirst. Ya lo dijo Nicholas Serota, director de la Tate Gallery -donde se ha exhibido la obra de los cuatro finalistas del Turner- y miembro del jurado que opt¨® por otorgar le el famoso premio el 28 de noviembre pasado: el m¨¦rito de Hirst est¨¢ en "haber sido capaz de crear una serie de objetos extraordinarios que han atrapado la imaginaci¨®n del p¨²blico". En este sentido, el deseo del artista "de hacer un arte en el que todo el mundo pueda creer" parece haberse consumado. Ahora s¨®lo queda saber si ese arte puede ser tambi¨¦n tomado en serio.