Los Quince se aprestan a difundir las ventajas de la divisa ¨²nica
, La cumbre de Madrid ha despejado el camino de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM). La aprobaci¨®n de los escenarios de tr¨¢nsito a la moneda ¨²nica y el bautizo de la divisa europea, el euro, permiten por fin a los Quince centrarse en las tres grandes tareas pendientes: reforzar las pol¨ªticas de rigor presupuestario para que el euro acoja al mayor n¨²mero posible de monedas nacionales, poner sobre el papel el pacto de estabilidad que consagrar¨¢ esa austeridad en el futuro y, parad¨®jicamente, lanzar el mensaje de que el euro no es s¨®lo rigor, sino el mejor camino posible para afianzar el potencial econ¨®mico de Europa y atajar su mayor problema, el paro.
Los Quince deben ahora explicar las ventajas de la moneda ¨²nica. Desde el ahorro de las comisiones en los cambios de divisas hasta la facilidad de cerrar operaciones con otros pa¨ªses comunitarios. O la progresiva igualaci¨®n de los tipos de inter¨¦s, que ya no variar¨¢n en funci¨®n de la divisa del pr¨¦stamo, sino que depender¨¢n s¨®lo de la solvencia del tomador del cr¨¦dito.Deber¨¢n explicar que la reducci¨®n de los d¨¦ficit p¨²blicos significar¨¢ el ahorro de cientos de miles de millones que hoy se destinan pura y simplemente a pagar los intereses que han de abonarse para financiarlos, millones que podr¨¢n destinarse a acciones directas en favor del empleo o la inversi¨®n en infraestructuras. Deber¨¢n, en fin, hacer reflexionar a los europeos sobre qu¨¦ ser¨ªa hoy la econom¨ªa de Estados Unidos si en lugar de estar Unificada por el d¨®lar dispusiera de tantas divisas como Estados de la Uni¨®n.
Tensiones a la vista
Puestos definitivamente los cimientos de la moneda ¨²nica, la construcci¨®n del edificio no va a estar desprovista de tensiones. Algunas han aflorado ya en Madrid, como las chocantes posturas adoptadas y luego dejadas de lado por el presidente de Francia, Jacques Chirac, que lleg¨® a proponer una especie de refer¨¦ndum europeo para bautizar a la moneda. Chirac a¨²n tiene dudas sobre la bondad de euro como nombre m¨¢s adecuado. "?Tendr¨¢ aceptaci¨®n? Tengo una duda l¨®gica sobre eso", se ha preguntado en Madrid.Francia es un pa¨ªs clave. Sin su presencia, el euro se puede quedar en un simple marco alem¨¢n reforzado con monedas que ya ahora est¨¢n en su entorno.
El problema franc¨¦s es, en el fondo, el problema europeo. ?C¨®mo convencer a los ciudadanos de Europa de que el rigor presupuestario no s¨®lo es necesario para llegar al euro, sino tambi¨¦n para crear empleo? ?C¨®mo convencerles de que el Estado de bienestar s¨®lo puede mantenerse con unas finanzas p¨²blicas saneadas?
"La situaci¨®n en Francia no ha sido espec¨ªficamente abordada", declar¨® el ministro franc¨¦s de Finanzas, Jean Arthuis. "si Francia ha escogido el camino del control del d¨¦ficit p¨²blico es porque tiene la obligaci¨®n interna de hacerlo. Maastricht es la expresi¨®n de una pol¨ªtica necesaria por razones internas" a?adi¨®.
Un mensaje semejante al lanzado de forma paralela por la Comisi¨®n Europea: "Para bajar el paro es ineludible sanear antes las finanzas", opina el comisario. de Econom¨ªa, el franc¨¦s Yves-Thibault de Silguy, que ha saludado el plan Jupp¨¦ como "osado" y "valiente" porque "ning¨²n pa¨ªs puede vivir por encima de sus posibilidades".
Es el mismo mensaje que Helmut Kohl defiende cuando admite que el empleo es el gran fracaso pol¨ªtico de la Uni¨®n Europea, pero advierte a rengl¨®n seguido que "para ello antes hay que poner la casa propia en orden".
Poner la casa en orden significa reducir los d¨¦ficit p¨²blicos, y tambi¨¦n mantener ese orden durante a?os a trav¨¦s del pacto de estabilidad. Este pacto, que pretende conjurar a los Quince para mantener la estabilidad de las finanzas p¨²blicas, es una idea del poderoso ministro alem¨¢n de Finanzas, Theo Waigel, que viene a llenar un enorme vac¨ªo, un terrible olvido de los legisladores que aprobaron el Tratado de Maastricht. Discutieron durante semanas para decidir los criterios de convergencia, pero nadie se acord¨® de obligar a cumplir esos mismos criterios una vez constituida la moneda ¨²nica.
La habilidad de Waigel ha consistido en plantearlo por su cuenta, con condiciones muy duras, para que sus colegas acaben asumiendo la responsabilidad de perge?arlo todos juntos, seguramente con condiciones m¨¢s suaves. Pero esa tarea com¨²n es la que pemitir¨¢ que el pacto de estabilidad no sea un mero acuerdo de los ministros del Ecof¨ªn, sino una norma comunitaria decidida por unanimidad y que s¨®lo se podr¨¢ alterar por unanimidad.
Ning¨²n pa¨ªs podr¨¢ alterarlo unilateralmente. La unanimidad tiene una l¨®gica. El pacto de estabilidad no s¨®lo afecta a quienes el 1 de enero de 1999 se incorporen al euro, sino a todos los que vayan sum¨¢ndose luego.
?Por qu¨¦ es necesario ese pacto? Por dos razones: para que los ciudadanos alemanes pierdan el miedo a la desaparici¨®n de una divisa tan estable como el marco y para dar credibilidad a la nueva moneda europea ante los mercados. El euro reflejar¨¢ a las econom¨ªas que se incorporen a la nueva divisa. Cuanto m¨¢s fuertes sean estas econom¨ªas, m¨¢s fuerte parecer¨¢ el euro ante el mercado.
Entrevista con Ralf Darhendorf en El Pa¨ªs Domingo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.