El Vaticano m¨¢s desconocido abre sus puertas en 'Documentos TV'
Pocas veces las c¨¢maras de televisi¨®n consiguen permiso para entrar en el Vaticano y filmar pasillos y cocinas; y menos veces a¨²n son autorizadas a entrevistar a los m¨¢s ins¨®litos profesionales en n¨®mina del Pont¨ªfice, como el padre David, cuyo trabajo consiste en expulsar al demonio del cuerpo de los pose¨ªdos, o el canonizador encargado de la exhumaci¨®n de los cad¨¢veres de futuros santos y santos. Ambos, m¨¢s una pl¨¦yade de monjas, guardias, latinistas, ni?os cantores, periodistas y cardenales al servicio del Papa, desfilan esta noche (0.35) en el reportaje Un d¨ªa en la vida del Vaticano, dentro del espacio de La 2 Documentos TV.
El documental combina las en cuestas callejeras para ver qu¨¦ imagen se tiene desde la calle de los distintos colectivos que trabajan en el Vaticano. Y se constata que el desconocimiento es absoluto. Un chico resume su impresi¨®n sobre c¨®mo transcurren los d¨ªas tras los muros de esta ciudad-estado de 44 hect¨¢reas: "Yo creo que viven aparta dos del mundo", dice. ?Es as¨ª en realidad? ?sta es la pregunta a la que tratan de responder los 50 minutos del programa.El primer repaso corresponde a la fuerza militar del Vaticano, la guardia suiza. Un grupo de reclutas que han sido seleccionados en el pa¨ªs helv¨¦tico por su altura -m¨ªnimo 1,78-, firmes convicciones cat¨®licas y un pasado moral intachable van a ser examinados. Si se acostumbran a la disciplina militar en su colorista traje medieval y se someten tanto ellos como sus esposas a constantes interrogatorios sobre moralidad, la plaza -vitalicia y sin riesgos f¨ªsicos- es suya. S¨®lo unos pocos han cambiado la alabarda por la metralleta tras el atentado contra el Papa de mayo de 1981.
El siguiente colectivo abordado son las religiosas. Toda la administraci¨®n dom¨¦stica corre de su cuenta. Sor Ester, la cocinera, muestra las verduras del men¨² mientras asegura que, al tiempo que lavan, cosen o planchan, rezan por todo el mundo, pero muy especialmente por el Gobierno italiano, "a ver si hace las cosas de manera sensata". Tras la larga jornada laboral viene el relax. Las monjas juegan al tute y se vigilan unas a otras para evitar las trampas. "?No las distrae de Dios este juego?", les preguntan. "Ni mucho menos. Despu¨¦s de una buena partida rezamos mejor porque estamos m¨¢s a gusto". La baraja castiza ha sido aportaci¨®n de una religiosa espa?ola, que se confiesa forofa de la selecci¨®n de Clemente y de la Juventus de Tur¨ªn.
Conciencia intranquila
Menos inocentes son las actividades del padre David, de 80 a?os, el exorcista oficial del Vaticano, quien, a tenor del reportaje, est¨¢ hasta arriba de trabajo. "La mayor¨ªa, de las personas que vienen aqu¨ª cada d¨ªa", cuenta el religioso, "no est¨¢n pose¨ªdas de verdad, aunque creen estarlo porque tienen los nervios desquiciados, y la conciencia intranquila. Yo procuro ayudarles y les dejo marchar".Pero cuando se presenta un endemoniado de verdad son palabras mayores. "Nunca he visto la forma del diablo", lamenta el padre David. "Me reta a trav¨¦s del cuerpo de su v¨ªctima". Los s¨ªntomas son los que el cine ha popularizado: saliva biliosa, aspecto desencajado, voz ronca, insultos y blasfemias. Una de sus ¨²ltimas sesiones se inici¨® con la pregunta al esclavo del malingo: ?Cu¨¢l es tu nombre? "Sat¨¢n", respondi¨® el impostor. Tras intensa lucha, repiti¨®: "?Cu¨¢l es tu nombre? "Carlos", dijo el Chico. El joven estaba curado.Los interminables pasos que conllevan las canonizaciones ocupan buena parte del reportaje. Primero se leen y redactan aproximadamente veinte tomos con la vida del aspirante. Despu¨¦s se comprueban. Si todo ello alcanza el ¨¦xito, hay que probar, un milagro que haya realizado el candidato despu¨¦s de fallecido. Tampoco basta. A continuaci¨®n se exhuma el cad¨¢ver y se recolectan reliquias. Tras ello, siete u ocho a?os despu¨¦s, los cardenales dar¨¢n su visto bueno, y a¨²n as¨ª solo se tratar¨¢ de un beato. Para ser santo ha de mediar un segundo milagro y la aprobaci¨®n personal del Papa.
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