Las cosas que nunca mueren
Las televisiones optan por el continuismo para conmemorar el fin de a?o
Algunas cosas no cambian nunca. Para las televisiones no hay noche de fin de a?o perfecta sin la retransmisi¨®n de las doce campanadas desde la madrile?a Puerta del Sol. De este modo se consigue que cada a?o nuevo parezca el mismo de siempre, sensaci¨®n a la que contribuye la programaci¨®n de cada canal, pr¨¢cticamente id¨¦ntica a la de cada 31 de diciembre. A la hora de cargar las tintas en el aspecto jur¨¢sico de la retransmisi¨®n, cabe aplaudir la decisi¨®n de Antena 3 al contratar a Matias Prats para cantar las uvas y a Miguel Gila para explicar los ¨²ltimos chistes del viejo a?o: de este modo se consigui¨® que el espectador que ya estuviera levemente intoxicado por el alcohol no supiera muy bien si est¨¢bamos en 1996 o en 1946. En fin, m¨¢s o menos la nochecita de marras trascurri¨® as¨ª:TVE-1: lo mismo de siempre.
Cuando s¨®lo hab¨ªa un canal de televisi¨®n, TVE ya desped¨ªa el a?o desde la Puerta del Sol, as¨ª que resulta l¨®gico que no cambien de sitio y piensen que les toca a los dem¨¢s buscarse otro reloj (cosa que no hacen). La programaci¨®n previa a las doce campanadas suele ser siempre id¨¦ntica a s¨ª misma. Es decir, que hay un espacio especial de Martes y Trece. El de este a?o se llam¨® A Bel¨¦n, pastores y demostr¨®, una vez m¨¢s, que ante el panorama lamentable del humor espa?ol Martes y Trece son lo m¨¢s parecido que tenemos a un valor seguro. Es cierto que para estar a tono con la ocasi¨®n Josema y Mill¨¢n acostumbran a repetirse m¨¢s que el ajo, pero son gloria pura comparados con Los Morancos o Cruz y Raya. Con Martes y Trece, por lo menos, siempre hay dos o tres momentos en los que uno puede re¨ªrse. Las parodias de Julio Iglesias y Diana Ross o las bromas a costa de la competencia (la Lluvia de estrellas de Antena 3) fueron dos de esos momentos. Antes, hubo una revista levemente picante que sin duda hubiera hecho las delicias de cualquier ciudadano de la Espa?a profunda de los a?os cincuenta desplazado a Madrid para alg¨²n negociete.
Despu¨¦s de las campanadas lleg¨® el momento de divertirse sin tasa, y para eso estaban Ana Obreg¨®n y Ram¨®n Garc¨ªa, los reyes de la comedia, y un mont¨®n de m¨²sicos y cantantes dotados de un gran optimismo. A destacar las siempre estimulantes presencias caribe?as de Celia Cruz y Lucrecia.
La 2: impasible el adem¨¢n. Fiel a su vocaci¨®n de servir a una inmensa minor¨ªa, La 2 fue a su bola. La ¨²nica concesi¨®n al joIgorio generalizado consisti¨® en conectar con el primer canal para lo de las campanadas. Antes de eso, el espect¨¢culo de El Tricicle Terrr¨ªfic y un Metr¨®polis con mucha y muy correcta m¨²sica moderna. Tras las uvas, el cl¨¢sico de Coppola Cotton Club y dos astracanadas en versi¨®n original de Bud Abbot y Lou Costello. Lo de la 2 es genio y figura hasta la sepultura. Mentras en otras cadenas se grita, se canta y se baila, en La 2 se da ejemplo de austeridad, rigor y seriedad.
Antena 3: ?feliz 1946! La Nochevieja de Antena 3 fue la noche de Bert¨ªn Osborne y su Noche de estrellas, ese singular programa en el que los ciudadanos imitan a sus cantantes favoritos para someterse luego al veredicto de un jurado en el que brillan con luz propia Lauren Postigo y Carlos Tena (quienes, suelen enzarzarse en unas peleas en broma que no tienen nada que envidiar a las que se marcaban Juanito Valderrama y Dolores Abril). Es de justicia destacar que el mejor imitador del programa fue el propio Bert¨ªn, con una escalofriante versi¨®n del Release me de Engelbert Humperdinck: No cab¨ªa duda de que nuestro Bert¨ªn estaba pose¨ªdo en esos momentos por el esp¨ªritu del empalagoso baladista brit¨¢nico.
Despu¨¦s de Noche de estrellas lleg¨® la diversi¨®n a lo grande con Que no decaiga, una antolog¨ªa chistes para morirse (aunque no precisamente de risa) y actuaciones salerosas. Una alegr¨ªa, amigos, de las que no se pueden aguantar. No pod¨ªa ser de otra forma con estrellas tan rutilantes como Chiquito de la Calzada, Los del Rio, Ar¨¦valo y Rappel. Lo mejor de la velada, junto a Bert¨ªn Humperdinck, las campanadas de Mat¨ªas Prats, todo un viaje por el t¨²nel del tiempo.
Tele 5: el escote de Belinda. El plato fuerte de Tele 5 para Nochevieja lo sirvieron Belinda Washington y su amigo Chapis con su ?Qu¨¦ me dices! Cotill¨®n 95. Antes que ellos, Pedro Roll¨¢n y la neum¨¢tica Esther Arroyo se marcaron Guinness de los r¨¦cords, programa que, haciendo honor a su nombre, congreg¨® a una serie de fen¨®menos humanos francamente curiosos, aunque no especialmente divertidos (el tipo tatuado como un felino fue de lo m¨¢s destacable).
Las estrellas de la velada, eso s¨ª, fueron Belinda y Chapis. La primera, por superar los escotes de Ana Obreg¨®n y las portentosas orejas de su socio con su vestido wonderbra. El segundo, porque es un tipo simp¨¢tico.
El programa no fue m¨¢s que una vuelta de tuerca algo m¨¢s espectacular que de costumbre a los dimes y diretes de los famosos (a destacar la siempre estimulante presencia de Georgie Dann, injustamente ausente de nuestras televisiones), pero entre chiste malo y canci¨®n ratonera uno sab¨ªa que siempre aparecer¨ªan las simp¨¢ticas turgencias de la presentadora Belinda. Y eso animaba mucho, la verdad.
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