Explotar el deseo de orden y bienestar
El comunismo ha vuelto, en Rusia y de hecho en casi todo el antiguo bloque sovi¨¦tico; y, sin embargo, el comunismo est¨¢ acabado. La historia no se repite, en este caso ni siquiera como farsa. El comunismo como teor¨ªa de la historia y del progreso humano muri¨® en Rusia en el momento en que Stalin acab¨® con ¨¦l. Sobrevivi¨® d¨¦bilmente hasta los a?os setenta en Europa oriental, en ciertas facultades universitarias y entre estudiantes rom¨¢nticos. Hay rumores de que todav¨ªa puede encontrarse marxismo, disimulado entre los te¨®ricos literarios, en Estados Unidos. Sin embargo, en el mundo real hoy no tiene creyentes. Ahora, el comunismo es meramente una t¨¦cnica para obtener poder explotando el deseo popular de orden y de un m¨ªnimo de bienestar econ¨®mico en los antiguos pa¨ªses comunistas. Eso es lo que el Partido Comunista de nuestros d¨ªas representa en Rusia, donde los votantes le otorgaron el pasado domingo 17 de diciembre m¨¢s de una quinta parte del Parlamento, convirti¨¦ndolo en el mayor grupo legislativo.Este resultado ser¨ªa m¨¢s importante si los comunistas de Rusia pudieran traer realmente orden, a un precio aceptable, y prosperidad igualitaria. Hay urgente necesidad de ambas cosas. La reforma ha venido acompa?ada no s¨®lo de una ca¨ªda del bienestar material para la mayor¨ªa de los rusos desde el derrumbamiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, sino tambi¨¦n de una degradaci¨®n en la. forma de vivir de la gente y, de hecho, de cu¨¢nto tiempo vive. La esperanza de vida ha disminuido (desproporcionadamente en el caso de los hombres, posiblemente a causa de las consecuencias psicol¨®gicas de la perdida de trabajo y, con ello, de amor propio) y la tasa de mortalidad ha aumentado en un 40% desde 1990. La comida cuesta ahora un 46% del presupuesto familiar medio, aunque la inflaci¨®n est¨¢ bajando y la econom¨ªa creciendo.
La victoria de los comunistas cambiar¨¢ poco esto. El Parlamento tiene poderes muy limitados. El Gobierno de Bor¨ªs Yeltsin, como promete, seguir¨¢ con lo que presenta como un curso de reforma prooccidental, y lo es a grandes rasgos, pero es tambi¨¦n una preparaci¨®n para las elecciones presidenciales de junio. El ¨¦xito electoral de los comunistas ha sido tambi¨¦n una expresi¨®n de ambici¨®n nacional y una reacci¨®n a la humillaci¨®n nacional. La gente pregunta: ?c¨®mo puede haber ca¨ªdo tan bajo mi pa¨ªs? Tanto el Partido Comunista como los nacionalistas -a los que tambi¨¦n les fue bien el 17 de diciembre- responden que la culpa es de Occidente.
El antioccidentalismo es ahora una fuerza pol¨ªtica importante, que da fe. de la falta de sabidur¨ªa de esos te¨®ricos y responsables occidentales que han intervenido agresivamente en la reforma rusa como si esta naci¨®n fuera un paciente anestesiado sobre la mesa de operaciones, disponible para una grandiosa experimentaci¨®n, si bien ajena. La criatura as¨ª creada camina exigiendo venganza por lo que le han hecho. Los observadores occidentales dicen que todo depende ahora de si los partidos y personalidades liberales y reformistas en Rusia superar¨¢n las rivalidades que los dividen y presentar¨¢n un candidato presidencial ¨²nico en primavera. Yeltsin, Pon senos problemas de salud, parece decidido a presentarse, a pesar de las divisiones entre los reformadores en esta campa?a parlamentaria. Hay pocas pruebas de que vaya a haber un frente reformista unido en junio.
Pero quiz¨¢ no sea ¨¦sa la verdadera amenaza. Ni los electos a la Duma ni el propio Gabinete de Yeltsin gobiernan Rusia hoy. Sin duda, ambas son fuerzas importantes en la interacci¨®n. del poder, pero nada m¨¢s. En Rusia, hoy, el Gobierno no es el poder que representan los Gobiernos en Estados Unidos o Europa occidental, ni en la mayor parte del resto del mundo. El poder en Rusia est¨¢ ejercido por clanes pol¨ªtico-econ¨®micos que surgen, entre otros ¨¢mbitos, de la vieja estructura de poder, de los aparatos de espionaje y seguridad en concreto, de las industrias de la energ¨ªa y las materias primas, de los grupos estatales de las industrias armament¨ªstica y aeroespacial, de intereses financieros y de ¨¦lites regionales pol¨ªticas y econ¨®micas.
Esto no es tanto resultado de un reparto c¨®mplice de riqueza y poder estatales despu¨¦s de 1990 como una secuela l¨®gica de la forma en que estaba distribuido el poder en el pasado. Bajo el sistema sovi¨¦tico y el del partido comunista, el poder real estaba en manos de quienes sab¨ªan c¨®mo funcionaba el sistema y c¨®mo cumplir sus exigencias.
Los recientes ¨¦xitos electorales de los ex comunistas en toda Europa oriental y central, al igual que en Rusia, se deben en parte al hecho de que esta gente dirig¨ªa la Administraci¨®n y gobernaba la industria en el pasado y sabe a¨²n c¨®mo hacer que las cosas funcionen. Son competentes. Sin duda, son m¨¢s competentes que muchos de los reformadores que no hab¨ªan estado en el poder.
Sin embargo, esto significa que hoy el poder en Rusia es en buena parte no electo, ileg¨ªtimo, por tanto, y con alianzas criminales muchas veces. La verdadera lucha en el pa¨ªs no es entre reformadores y comunistas o nacionalistas en la arena pol¨ªtica visible, sino entre centros de poder ocultos o casi ocultos con intereses propios. Y ¨¦stos est¨¢n preocupados por la reforma nacional, por la posici¨®n de Rusia en el mundo y la pol¨ªtica exterior, o incluso por el futuro de Rusia, s¨®lo en la medida en que pueden afectarles. De ah¨ª que, aunque el n¨²mero relativamente alto de votantes del 17 de diciembre y el alto grado de activismo pol¨ªtico parezcan signos positivos del futuro democr¨¢tico ruso, puede que estas elecciones no tengan tanto que ver con el porvenir de Rusia o con si el futuro ser¨¢ democr¨¢tico.
La pregunta sin resolver en Rusia sigue siendo si el Estado electo gobernar¨¢. O si ser¨¢ sencillamente una fachada que esconda a quienes tienen el verdadero poder.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.