El holocausto de las mariposas monarca
El fr¨ªo acaba, en M¨¦xico, con m¨¢s de 20 millones de uno de los m¨¢s bellos insectos tras su viaje desde Canad¨¢
Entre 20 y 30 millones de una de las m¨¢s bellas mariposas del mundo, la monarca -una especie de Am¨¦rica del Norte-, pueden haber perdido la vida a causa de la nieve y las heladas que han sacudido en los ¨²ltimos d¨ªas el bosque de abetos de Oyamel, que constituye su refugio de invierno en M¨¦xico, en el Estado de Michoac¨¢n.Bajo sus delicadas alas de color naranja y negro se esconde un correoso animal. Cada a?o, las monarca desaf¨ªan aut¨¦nticos vendavales y diluvios para volar desde sus residencias de verano en Canad¨¢ hasta sus refugios de invierno en el centro de M¨¦xico, cruzando toda la extensi¨®n de Estados Unidos. En total, m¨¢s de 5.000 kil¨®metros. Por eso, este insecto se ha convertido en el s¨ªmbolo y logotipo del Acuerdo Comercial de Libre Comercio entre los tres pa¨ªses de Norteam¨¦rica.
Toda una haza?a que ha acabado este a?o muy mal.
Las monarca tienen un especial tal¨®n de Aquiles: no sobreviven a las nevadas. En una ins¨®lita racha de fr¨ªo, una capa de 30 cent¨ªmetros de nieve se ha extendido por las colinas cubiertas de abetos donde decenas de millones -unos 60 millones- de estas mariposas se api?an para su estancia invernal en M¨¦xico.
Responsables de medio ambiente del Gobierno de M¨¦xico y ecologistas estiman que ha muerto entre el 15% y el 35% de la poblaci¨®n de las monarca, sepultadas bajo la nieve. Algunos elevan ese porcentaje hasta el 50%.
Homero Aridjis, conocido poeta y ecologista mexicano, ha calificado de catastr¨®fico lo ocurrido.
En 1992 sucedi¨® algo parecido. Entonces pereci¨® entre un 70% y un 80% de las monarca que invernan en Michoac¨¢n , seg¨²n Lincoln Brower, zo¨®logo de la Universidad de Florida. A pesar de lo espectacular de la mortandad, al a?o siguiente, su n¨²mero se hab¨ªa recuperado ya pr¨¢cticamente.
La congelaci¨®n de las monarca resulta especialmente grave porque ha llegado despu¨¦s de una estaci¨®n adversa para sus movimientos migratorios, ya que se han juntado una fr¨ªa y seca primavera y un verano de asfixiarse en la parte oriental de Estado Unidos, pa¨ªs en el que ya se hab¨ªa advertido un descenso de tama?o de la bandada. Ha sido una combinaci¨®n de elementos que no ha favorecido su reproducci¨®n, ha dicho Orley Tayler, entom¨®logo de la Universidad de Kansas y fundador del grupo llamado Monarch Watch, cuyos miembros se dedican de forma voluntaria a observar las migraciones de estas mariposas en Estados Unidos. "El problema es que un par de desastres seguidos pueden de repente convertirse en algo devastador para toda una especie", ha a?adido Tayler.
En 1986, el Gobierno de M¨¦xico cre¨® cinco reservas naturales en esta zona, de unos 3.000 metros de altitud, para facilitar la conservaci¨®n de las mariposas; ya que la deforestaci¨®n y degradaci¨®n de estos bosques afecta de forma especial a la poblaci¨®n de monarca, las hace m¨¢s vulnerables a las tormentas de fr¨ªo y nieve, como la de este fin de a?o.
Bi¨®logos y agentes forestales que se desplazaron el martes a la zona contaron que, a pesar de que hab¨ªan subido las temperaturas, el panorama era desolador, con miles y miles de mariposas congeladas en un inmenso cementerio blanco.
Algo bien distinto de lo que, en condiciones normales, contemplan los excursionistas que se trasladan hasta el monte Oyamel: un sorprendente paisaje naranja y negro que cubre ¨¢rboles y tierra. Si se espantan, las mariposas levantan el vuelo, oscurecen el cielo y, con la vibraci¨®n de las alas, producen un sonido semejante al de un aguacero.
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