La falacia de lo absurdo

En relaci¨®n con la carta del se?or Jos¨¦ Herrera titulada Absurdo-a (31-12-1995), en la que se queja de ciertos usos ling¨¹¨ªsticos tendentes a suprimir el sexismo en la lengua castellana, debo aclarar que quienes defendemos un lenguaje no sexista no estamos contra la existencia del g¨¦nero (masculino o femenino), sino contra el uso del masculino como norma cuando se refiere a un conjunto que engloba tanto a hombres como a mujeres.No nos oponemos a que palo sea masculino y huelga femenino, pero s¨ª cuestionamos la norma gramatical seg¨²n la cual los grupos mixtos deben aludirse siempre en t¨¦rminos masculinos. Emplear la palabra hombre para referirse a hombres y mujeres, o la palabra ni?os para aludir a ni?os y ni?as, o diferenciar entre se?ora y se?orita seg¨²n sea el estado civil de la mujer (y no hacerlo sim¨¦tricamente cuando se trata de hombres), no son m¨¢s que unos ejemplos de los muchos que demuestran hasta qu¨¦ punto la lengua sigue reflejando los esquemas mentales de una sociedad patriarcal, a pesar de que legalmente haya dejado de serlo.

Ignoro si ser¨¢ preciso ampliar el abededario a fin de consensuar una lengua m¨¢s equitativa y acorde con los tiempos, o bastar¨¢ el cuento de La casa prodigiosa (A. Garc¨ªa Meseguer: "?Es sexista la lengua espa?ola?") para contentar a las partes; pero, desde luego, s¨ª ser¨¢ necesario que, antes de optar por una u otra soluci¨®n, los espont¨¢neos. opinantes que se lanzan a escribir cartas sepan de verdad qu¨¦ es y qu¨¦ no es lo que critica, cuestiona o propone cada una de las partes.-