Soldados leales
El barro. Lo condicion¨® todo. Hay pa¨ªses, entre ellos Gran Breta?a, donde no se celebran los partidos si el campo est¨¢ tan embarrado. En Espa?a somos menos escrupulosos, y eso da pa so a partidos como el de ayer, en los que el arma m¨¢s ¨²til es el coraje, que. ahora es- tambi¨¦n. la m¨¢s reclamada por Valdano. Un despliegue extraordinario de inter¨¦s dio paso a un partido vibrante, una lucha contra el barro.Rinc¨®n. Una apuesta que a Valdano puede salirle. El campo le perjudicaba m¨¢s que a nadie, pero pes¨¦ mucho, de ¨¦l sali¨® lo mejor del ¨¢taque del Madrid mientras estuvo en el campo y, aunque la fatiga provoc¨® su retirada, dej¨® la- sensaci¨®n de que puede ser ¨²til, Petkovic, que le sustituy¨®, no lleg¨®, a entrar en juego.
Descanso largo. Lo peor del Madrid fue que prolong¨® demas¨ªado el descanso. El primer cuarto de hora de la segunda parte lo regal¨®. Se sinti¨® c¨®modo se ech¨® atr¨¢s, baj¨® los brazos y se encontr¨® con un M¨¦rida que, adem¨¢s de estar enrabietado, result¨® m¨¢s l¨²cido de lo que cab¨ªa pensar.. Eso le cost¨® el, empate al Madrid. Eso y la defensa. El Madrid no fue tan abrumado como para encajar dos goles, conceder un penalti, recibir un, tiro en el palo y asistir a alguna parada importante de Buyo. La defensa tuvo mala respuesta para lavelocidad del M¨¦rida.
La reacci¨®n. Con el empate, el Madrid tuvo que ponerse a trabajar de nuevo, y lo hizo. Mostr¨® un magn¨ªfico. segundo aire. Otra vez, Redondo arriba, otra vez las alas, G¨®mez y ?lvaro, peleando en un. terreno largo, m¨¢s Sanch¨ªs y Hierro saliendo de atr¨¢s. El Madrid empat¨¦, porque el partido se redujo a quien pon¨ªa m¨¢s coraje, y en eso nadie anduvo sobre nadie, pero al menos puede presumir de que el ¨²ltimo tramo fue suyo. En su b¨²squeda de un equipo de soldados leales, Valdano ha dado un paso serio.
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