Callej¨®n irland¨¦s
LA SECRETA vocaci¨®n policial de -muchos activistas avala la hip¨®tesis de que sea el IRA, o un sector del mismo, el verdadero autor de los cinco asesinatos de supuestos traficantes de droga producidos en el Ulster en las '?ltimas semanas y que ha reivindicado un hasta ahora desconocido grupo: Acci¨®n Directa contra la Droga. El alto el fuego acordado en agosto de 1994 por esa organizaci¨®n no signific¨® la interrupci¨®n de las palizas, cobro de extorsiones y otras pr¨¢cticas m¨¢s o menos mafiosas que forman arte desde hace a?os del repertorio del IRA, y en el que se inscribir¨ªa la ejecuci¨®n de presuntos delincuentes comunes.Si se confirmase su responsabilidad en estos cinco cr¨ªmenes, que se a?aden a otros dos no reivindicados entre abril y diciembre y a un intento fallido registrado el pasado viernes en Belfast, significar¨ªa que alguien intenta segar la hierba bajo los pies de Gerry Adams. El jefe del Sinn Fein, brazo pol¨ªtico del republicanismo norirland¨¦s, ha apostado resueltamente por la v¨ªa pol¨ªtica, y ¨¦sta es incompatible con el mantenimiento de un brazo armado, excepto si permanece dormido.
?sa es la cuesti¨®n que sigue paralizando el proceso de paz en Irlanda del Norte. A finales de noviembre, coincidiendo con la visita a la isla de Bill Clinton, Londres y Dubl¨ªn alcanzaron un acuerdo destinado a desbloquear la situaci¨®n. Por una parte, se fijaba ya una fecha, a finales de febrero, para iniciar las conversaciones pol¨ªticas sobre el futuro, institucional del Ulster, con participaci¨®n de todas las fuerzas pol¨ªticas, incluyendo al Sinn Fein; por otra, se creaba una comisi¨®n, integrada por personalidades intern¨¢cionales, encargada de buscar una salida honorable a la cuesti¨®n de la entrega de las armas por parte del IRA, considerada condici¨®n previa por los unionistas para sumarse al proceso. Una semana despu¨¦s, el IRA tachaba de "rid¨ªcula" la pretensi¨®n de que fuera a entregar sus armas. Al menos, que fuera a hacerlo antes de conocer los resultados de la negociaci¨®n pol¨ªtica.
Se trata de una posici¨®n coherente con la l¨®gica militarista del IRA, pero totalmente contradictoria con la l¨®gica de la situaci¨®n. Es, adem¨¢s, una posici¨®n poco inteligente desde los intereses que pretende representar ese grupo. Coherente con la l¨®gica militarista porque para los terroristas lo importante no es tanto el desenlace como que quede claro que el mismo es consecuencia de su interyenci¨®n. Pero, ahora mismo, cualquier posibilidad de cambio de la situaci¨®n. establecida en 1920-1921 -independencia del sur y mantenimiento de los seis condados del Ulster bajo soberan¨ªa brit¨¢nica- pasa por el eclipse del IRA.
Ello es condici¨®n para tranquilizar a la mayor¨ªa unionista de ese territorio, que invoca el principio de. autodeterminaci¨®n como garant¨ªa de que no habr¨¢ cambios impuestos por la fuerza de las armas. La negativa del IRA a hacer un gesto indicativo -no se le pide m¨¢s- de su voluntad. de renunciar definitivamente a las armas revela que su alto el fuego de 1,994 no era todav¨ªa un compromiso sincero con la paz; al menos, que hay un sector que se niega a delegar su representaci¨®n en el Sinn Fein, dejando el campo libre a los pol¨ªticos.
Esa negativa es poco inteligente, adem¨¢s, porque, as¨ª como la din¨¢mica negociadora juega a medio plazo a su favor -no se negocia para mantener el statu quo-, la coyuntura pol¨ªtica del Reino Unido puede reforzar en los pr¨®ximos meses la capacidad de presi¨®n de los unionistas, cuyos nueve diputados en Westminster pueden ser imprescindibles para que Major mantenga su mayor¨ªa. Tras la deserci¨®n de una diputada a finales de a?o, y la posible p¨¦rdida de otros dos en las elecciones parciales que se celebrar¨¢n en primavera, los unionistas se perfilan como aliados necesarios de los conservadores., Y har¨¢n pagar su apoyo en t¨¦rminos de reforzamiento de las garant¨ªas que exigen para no hacer estallar el proceso de paz.
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