Un gran europeo
NO HAY para Francia, y tampoco para sus vecinos, altemativa al proceso de construcci¨®n europea: ¨¦se es el testamento pol¨ªtico de Fran?ois Mitterrand,. desaparecido ayer a los 79 a?os.."La construcci¨®n europea es una carrera de fondo, no un sprint", dijo en la ¨²ltima entrevista que concedi¨® a EL PA?S, en 1994. Pudo. haber a?adido que s¨¦ trataba de una carrera de relevos: capaz de ocupar los anhelos de varias generaciones. La suya comprendi¨® que la paz y la prosperidad pasaban por trenzar el m¨¢ximo de relaciones e intereses comunes entre las naciones del Viejo Continente.Mitterrand lo fue todo a lo largo de. su vida: militante de la derecha en su juventud y campe¨®n victorioso de la izquierda en su edad madura; alto funcionario del r¨¦gimen de P¨¦tain y, luego, destacado dirigente de la Resistencia; fustigador de la V Rep¨²blica gaullista y entusiasta beneficiario de la condici¨®n de monarca republicano cuando accedi¨® a la suprema magistratura; denunciador de los peligros del dinero f¨¢cil y condescendiente con sus amigos implicados en casos de corrupci¨®n; hijo de la Francia provinciana y cat¨®lica y militante europeista.
A Mitterrand se le ha calificado de maestro del claroscuro y la contradicci¨®n; se le han reconocido sus cualidades de astucia, tenacidad y sangre fr¨ªa en la lucha por el poder, y se le ha considerado un especialista en maniobras t¨¢cticas que carec¨ªa de un verdadero proyecto estrat¨¦gico. Esto ¨²ltimo es parcialmente injusto. Tras haber batido el r¨¦cord de permanencia en el El¨ªseo en la V Rep¨²blica, este hombre deja dos grandes herencias. La primera es la modernizaci¨®n de Francia la Francia de los a?os noventa es la del final de la guerra civil entre la derecha y la izquierda; la de una pol¨ªtica econ¨®mica' rigurosa al servicio de la fortaleza del franco, y la de una reconversi¨®n industrial capaz de producir el tren de alta velocidad. Tambi¨¦n la del rejuvenecimiento de Par¨ªs como ciudad monumental y capital de cultura y la de una mayor libertad de expresi¨®n en los medios p¨²blicos. La izquierda francesa ha. dejado parte de su alma en esa modernizaci¨®n.
El avance en la construcci¨®n europea es el segundo gran logro pr¨¢ctico de un Mitterrand que acert¨® en su voluntad de mantener por encima de cualquier circunstancia la alianza entre Francia y Alemania. Cont¨® para ello con la amistad personal y la complicidad intelectual de Helmut Kohl. A partir de diciembre de 1983, Mitterrand, enfrent¨¢ndose, a los intereses corporativistas franceses, defendi¨® vigorosamente el ingreso de Espa?a en la Comunidad Europea, y en los a?os siguientes apost¨® siempre por una estrecha vinculaci¨®n espa?ola al eje Par¨ªs-Bonn. Su actitud personal fue un elemento decisivo en la adopci¨®n por parte de Francia de una pol¨ªtica. de cooperaci¨®n leal en la lucha contra el terrorismo de. ETA.
El estadista ahora desaparecido encarn¨® como pocos contempor¨¢neos muchas de las contradicciones del siglo XX. Cometi¨® errores en el ejercicio de su cargo presidencial, pero actu¨® como un dem¨®crata y como un europe¨ªsta. La Francia. de hoy es m¨¢s libre y est¨¢ m¨¢s preparada para afrontar los retos del presente y el futuro que la de 1981. Y pese a la ola de escepticismo, la Uni¨®n Europea es ahora mas amplia en n¨²mero de miembros, m¨¢s integrada pol¨ªtica y econ¨®micamente y m¨¢s ambiciosa en sus objetivos que la de hace tres lustros. Los 14 a?os de la presidencia de Mitterrand dejan una profunda huella, en la historia francesa y, europea y en la configuraci¨®n del futuro del continente.
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