El atl¨¦tico recibe su primer disgusto
El gol del Betis complica las posibilidades del equipo rojiblanco
La Copa trajo el primer disgusto serio al Atl¨¦tico. Le alej¨® de su f¨²tbol liguero y le devolvi¨® al escenario de los malos resultados, que no aparec¨ªan por el Manzanares hace una eternidad. Sin brillo, a los rojiblancos esta vez no les salv¨® el coraz¨®n. Antic rebaj¨® intencionadamente su munici¨®n. Desarm¨® el once efectivo que ya se recita de carrerilla, concedi¨® descanso a los que m¨¢s aire necesitan a estas alturas de ejercicio y regal¨® titularidad a algunos de los que andan con ganas de comerse el mundo. Y para componer un bloque de salida definitivamente distinto, Simeone, Geli y Caminero se movieron por zonas bien distintas a las habituales.Sin su traje de gala el Atl¨¦tico no perdi¨®, en cambio, una de las mayores ventajas con las que cuenta en estos tiempos de bonanza: la capacidad de intimidaci¨®n sobre el rival. Serra Ferrer tir¨® sobre el lodazal del Calder¨®n un cuerpo de cuatro defensas, cinco centrocampistas, Stosic ligeramente m¨¢s adelantado que ninguno, y un solo punta, Pier.
El Atl¨¦tico acus¨® m¨¢s la degradaci¨®n de su alineaci¨®n que el talante asustadizo del Betis. Hasta el punto que el f¨²tbol impreciso y blando con el que comenzaron los rojiblancos, muy lejanos del aire devastador de otras tardes, termin¨® por servir de jarabe reparador al equipo sevillano.
Arranc¨® el Atl¨¦tico Como si no representara una versi¨®n desfigurada de sus posibilidades. Puso convicci¨®n y fij¨® la vista en la porter¨ªa de Jaro. Pero a medida que comenz¨® a dilapidar sus ocasiones, la salida poderosa fue perdiendo fuerza.
La cita se dividi¨®. Perdi¨® el gobierno, el Atl¨¦tico, pero no lo gan¨® el Betis. El bal¨®n, por momentos, se clav¨® en el centro del campo. Al conjunto de casa se le fugaban las ideas y le empezaban a crecer s¨ªntomas negativos: nervios, prisas, imprecisiones. Al conjunto de fuera le bastaba con disfrutar de la ca¨ªda del enemigo.
La historia caminaba como quer¨ªa el Betis. Hasta que una pelota inofensiva se estanc¨® en el coraz¨®n del ¨¢rea de Jaro. A por ella fueron bravamente, con todo, un pu?ado de jugadores. La representaci¨®n rojiblanca en la pelea, Simeone y L¨®pez, le auguraba el ¨¦xito. Y as¨ª sucedi¨®: el bal¨®n cay¨® en los pies d¨¦ L¨®pez, que resolvi¨® el conflicto con un zapatazo cruzado. La grada, que tiene instalado de por vida a L¨®pez en el sill¨®n de sus preferidos, estall¨® de j¨²bilo.
L¨®pez se ha convertido en la mejor obra del laboratorio de Antic. El t¨¦cnico ha sabido reconducir la casta de L¨®pez, sus prodigiosas facultades f¨ªsicas, hacia el ataque. Superl¨®pez ya no derriba rivales, los rebasa.
El 1-0 devolvi¨® al Atl¨¦tico a un estado de tranquilidad. Necesitaba m¨¢s goles, pero ya sin urgencia. Y as¨ª, empez¨® a gotear ocasiones sobre la porter¨ªa Jaro. Todas, eso s¨ª, desperdiciadas. Serra Ferrer tambi¨¦n dio por terminada su concesi¨®n. Sac¨® sobre el c¨¦sped a Kowalzcyk. La f¨®rmula tambi¨¦n tuvo consecuencias fulminantes. La cita se abri¨®, hasta convertirse en un ejercicio de ida y vuelta. Del vaiv¨¦n sali¨® favorecido el Betis, que encontr¨® el empate y se puso la eliminatoria de cara.
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