Inocentes

Herodes regresa puntualmente en estas fechas que, por ventura, hemos dejado atr¨¢s. En la ¨²ltima edici¨®n, la masacre de ni?os corri¨® a cargo de todos y cada uno de los canales televisivos que, sucesivamente, d¨ªa y noche e impasible el adem¨¢n, convirtieron a los santos inocentes, con la complicidad de sus degradados padres, en una especie de enanos con perd¨®n de los enanos: no merecen la comparaci¨®n- redichos y recargantes, pat¨¦ticas copias de los pat¨¦ticos modelos de adulto que los programas proponen. Ni?os imitando a adultos que hacen el rid¨ªculo imitando a artistas, ni?os imitando los gestos del sentimentalismo barato que imitan los adultos en Lo que necesitas es amor, ni?os imitando ilusiones de ni?os: y detr¨¢s de todo ello, pap¨¢ Negocio y mam¨¢ Perversi¨®n frot¨¢ndose las manos. Vaya grima. Unase a todo ello el empacho de vocabulario: m¨¢gico, sue?os y qu¨¦ bonito, pero qu¨¦ bonito eran deposiciones que ca¨ªan sin cesar del jetamen de los-las presentadores-as, por llamar de alguna manera a estos oficiantes del horror salidos, no del coraz¨®n de las tinieblas, sino del vientre mismo donde la peor ¨¦tica se mejunja con la peor est¨¦tica para provocar la diarrea que no cesa.Un Fellini futurista, pongamos de cinco o seis siglos m¨¢s adelante, no vacilar¨ªa en incluir semejantes im¨¢genes en un nuevo Satiric¨®n destinado a reflejar nuestra decadencia a finales del XX. Im¨¢genes entre las que no faltar¨ªa Jesul¨ªn de Ubrique interpretando una bella canci¨®n de Julio Iglesias, cre¨ª que titulada Vuela -sobre los sinsabores del ¨¦xito-, ni La Cosa de Marbella reg¨¹eldando Soy minero, todo ello a beneficio de los ni?os que quieren ver realizado el sue?o que les patrocina Eurodisney.

El pobre Herodes ten¨ªa mejor gusto. Degollaba de un tajo.