El presidente y sus alemanes

Fran?ois Mitterrand no sent¨ªa hacia Alemania la fascinaci¨®n art¨ªstica que le atrajo de Venecia o de la civilizaci¨®n de los f¨¢raones.( ... ) Su inter¨¦s era el de un hombre de historia, convencido de que no hab¨ªa futuro en Europa sin el entendimiento "entre estos pueblos hermanos que han. necesitado m¨¢s de un milenio para aceptarse.".Mitterrand ve¨ªa Alemania a trav¨¦s de la historia y la, geopol¨ªtica. Su preocupacion en el oto?o de 1989 no era evitar la reuniicaci¨®n del pa¨ªs -algo imposible y absolutamente contrario a toda su filosofia-, sino controlarla, integrarla en la red de lazos tejidos dentro -de la Comunidad' Europea, y mantener, la posici¨®n de Fr¨¢ncia para evitar la aparici¨®n de un nuevo desequilibrio en el centro de Europa. Sab¨ªa que Alemania hab¨ªa sido y volver¨ªa a ser una potencia en el coraz¨®n de un continente, atra¨ªdo por los vastos horizontes de Europa central y oriental: no serv¨ªa de nada negarlo, y todav¨ªa menos intentar aislar esta nueva fuerza.Frano?ois Mitterrand y Helmut Kohl pusieron esta. Voluntad pol¨ªtica al servicio de Europa tanto en momentos de irritaci¨®n como en los periodos. de complicidad, cuando en los encuentros' internacionales uno u otro hablaba en nombr¨¦ de los dos pa¨ªses. Es su homenaje, el canciller emple¨® la palabra alemana que mejor traduce esta amistad de armas: "Kanierad". En esta ocasi¨®n, en un combate com¨²n.

, 10 de enero