El m¨ªtico 'Calypso' se hunde
El barco del comandante Cousteau toc¨® fondo tras un accidente en unos astilleros de Singapur
Se hundi¨® calladamente, sin causar alboroto ni v¨ªctimas, en los astilleros de Singapur donde hab¨ªa quedado anclado al t¨¦rmino de su ¨²ltima misi¨®n cient¨ªfica. El Calypso, el m¨ªtico barco del igualmente m¨ªtico comandante Cousteau, empez¨® a hundirse a mediod¨ªa del lunes. Su capit¨¢n y su primer oficial, que estaban a bordo, seg¨²n algunas informaciones, pudieron abandonar el barco antes de que tocara fondo, a una profundidad de apenas cinco metros. La causa del hundimiento fue, seg¨²n portavoces de la Sociedad Cousteau, en Par¨ªs, un encontronazo con una gabarra que le abri¨® una v¨ªa de agua. Un caso muy diferente, por lo menos por los datos que se conocen hasta ahora, del acto de sabotaje de los servicios secretos franceses que provoc¨® en 1987 el hundimiento del Rainbow Warrior, de la organizaci¨®n ecologista Greenpeace en Nueva Zelanda, con una v¨ªctima mortal.
El Calypso ten¨ªa ya 50 a?os Sobre sus cubiertas y una intensa vida de zarandeos por el oleaje de todos los mares del mundo. El barco y Cousteau eran una misma cosa desde 1950, como se vio en la pel¨ªcula El mundo del silencio y en las series tetevisivas que le siguieron, que popularizaron durante largos a?os los mares y los problemas para su conservaci¨®n en las pantallas de todo el mundo.
A su bordo se hab¨ªa realiza do una misi¨®n cient¨ªfica y de filmaci¨®n en China y en Vietnam en 1994, y desde septiembre es peraba en Singapur su base habitual, iniciar otra en China. La Sociedad Cousteau envi¨® inmediatamente personal a esta ciudad-estado para reflotarlo y buscarle un retiro digno en alg¨²n puerto del mundo, para lo que ya existen numerosos candidatos.
Cousteau, de 85 a?os, quer¨ªa reemplazar su querido barco -un dragaminas brit¨¢nico, de 20 metros de eslora, reconvertido en buque oceanogr¨¢fico y estudio de filmaci¨®n- por otro supermoderno. Ahora no tendr¨¢ m¨¢s remedio que hacerlo. El nuevo barco ser¨¢ fabricado en Estados Unidos e ir¨¢ equipado con un laboratorio marino y un estudio de televisi¨®n para ayudar a los ni?os a explorar el mundo submarino. Tambi¨¦n llevar¨¢ paneles solares, un helic¨®ptero y equipos de comunicaci¨®n por sat¨¦lite.
En El mundo del silencio, filmada en 1956, particip¨® un ilustre cineasta recientemente fallecido y entonces principiante, Louis Malle. La pel¨ªcula se llev¨® ese a?o la Palma de Oro en el festival de Cannes. Luego, en 1965, Un mundo sin sol gan¨® un oscar de Hollywood. Cousteau ya era famoso por entonces y no se ha callado hasta ahora, convertido en el m¨¢s famoso divulgador de lo que ocurre en las tres cuartas partes de la superficie terrestre que cubren los mares y oc¨¦anos.
Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os la figura de Cousteau ha sufrido diversos ataques y algunos de sus proyectos han fracasado. Le acusan de no ser un verdadero cient¨ªfico, de personalizar la divulgaci¨®n, de hacer publicidad en sus pel¨ªculas de productos comerciales y, en general, detener montado un entramado comercial. Es dif¨ªcil que alguien tan famoso y ya tan veterano escapepor completo a los ataques, pero al resaltar este lado oscuro se olvida que Cousteau puso a punto, por ejemplo, la escafandra aut¨®noma para el buceo, entre otras inventos por los que pasar¨¢ a la historia.
En una reciente biograf¨ªa, un antiguo colaborador suyo reconoce que muchas de las escenas de los documentales fueron trucadas, ya que los guiones pasaban por el control de Hollywood y hab¨ªa que darles emoci¨®n. Una vez hubo que inyectar una sustancia irritante a un pulpo para que saltara del acuario del Calypso al mar y se cumpliese el gui¨®n.
En los ¨²ltimos a?os, Cousteau se ha casado de nuevo, tras la muerte de su esposa, con una mujer con la que ya hab¨ªa tenido dos hijos. Recientemente ha demandado a Jean Michel, el ¨²nico hijo vivo de su primer matrimonio, por utilizar su nombre en una urbanizaci¨®n tur¨ªstica en Fiyi. Antes, en 1979, perdi¨® a su otro hijo y heredero designado de su labor divulgadora, Philippe, en un accidente de aviaci¨®n.
Y, sobre todo, Cousteau tuvo que cerrar el parque tem¨¢tico sobre los mares que llevaba su nombre en Par¨ªs, porque, dicen los expertos, la gente quer¨ªa ver peces vivos y Cousteau se negaba a tenerlos prisioneros. Su hijo Jean Michel perdi¨® dinero en aquella empresa y ahora le parece que la forma de mantener viva la llama del ecologismo marino pasa por otras v¨ªas m¨¢s comerciales, que las de su padre, entre ellas los complejos tur¨ªsticos ecosensibles o las excursiones submarinas retransmitidas en directo v¨ªa sat¨¦lite.
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