El congreso de la ruptura con el PCE
El sindicato defiende unas relaciones "meramente institucionales con todos los partidos pol¨ªticos", sin ninguna diferencia
El 9 de diciembre pasado, el l¨ªder de CC OO, Antonio Guti¨¦rrez, marcaba un punto de no retorno con las abruptas declaraciones en medio del Congreso del PCE. Con su "?basta ya de injerencias!", se hac¨ªa p¨²blica la ruptura definitiva entre el partido y el sindicato llamado hace a?os "de orientaci¨®n comunista"; ruptura que se consumar¨¢ en el Congreso de CC OO que empieza este mi¨¦rcoles. Guti¨¦rrez espera que ese violento encontronazo sirva "para que la relaciones vuelvan a los t¨¦rminos de los que no deb¨ªan haber salido jam¨¢s" y a un escrupuloso respeto entre las dos organizaciones. Unas relaciones que el sector mayoritario del sindicato define como "meramente institucionales y similares a las que puedan mantener con el resto de los partidos pol¨ªticos", sin ninguna diferencia.Adem¨¢s de esa ruptura, si en el Congreso de CC OO pierde el sector cr¨ªtico, con ¨¦l saldr¨¢ derrotada la direcci¨®n del PCE que le ha apoyado claramente en esta batalla. Francisco Frutos, el n¨²mero dos del partido, lo reconoc¨ªa abiertamente ante su Comit¨¦ Federal en noviembre pasado: "Existen dos tipos de sindicalismo dentro de CC OO. El PCE tiene una posici¨®n. La que se expresa en las enmiendas cr¨ªticas de CC OO. Coincide con Marcelino [Camacho], con Salce [Elvira] y Agust¨ªn Moreno, por poner nombre a las posiciones. Despu¨¦s del Congreso veremos lo que se ha defendido por las organizaciones y por qui¨¦n". Julio Anguita fue m¨¢s sutil: "?Cu¨¢l es el drama del sindicalismo europeo? Que ha renunciado a tener un modelo alternativo de sociedad. Ha asumido la derrota. Comisiones Obreras defiende los valores de la derrota.(...) Los sindicatos tienen que politizarse".
Esos no son los planes de CC OO, bien al contrario; al menos los del sector de Guti¨¦rrez. El VI Congreso de Comisiones Obreras debe aprobar las resoluciones que gu¨ªen su camino hasta el a?o 2000. Y de las ponencias se desprende que se busca un sindicalismo menos ideologizado, m¨¢s pegado a la realidad, con capacidad de propuesta y de resolver los problemas, en el que la negociaci¨®n es lo sustantivo y la movilizaci¨®n lo adjetivo. Son ponencias en las que hay m¨¢s filosof¨ªa que propuestas concretas. Juli¨¢n Ariza cree que en esos textos hay un "lenguaje nuevo". "La regulaci¨®n de las relaciones laborales", a?ade el secretario de Estudios, "no se remite a las instituciones pol¨ªticas, a la v¨ªa normativa. Se trata de otro sindicalismo que busca sobre todo la regulaci¨®n contractual y que no conf¨ªa en esperar a que el Estado y las relaciones pol¨ªticas le resuelvan todos los problemas. Es el sindicato por s¨ª mismo el que tiene que generar la suficiente fuerza y afiliaci¨®n para obtener acuerdos, firmar convenios y resolver los problemas de los trabajadores". Ah¨ª encaja el que la lucha contra la reforma laboral se quiera dar en los convenios, y que pretendan paliar sus efectos en el seno de las empresas.
Una estrategia rechazada tajantemente por el sector cr¨ªtico que aglutina Agust¨ªn Moreno. En sus enmiendas se defiende que "la reforma legal de la contrarreforma laboral es un objetivo irrenunciable de CC OO". "Muchos aspectos de la reforma no pueden ser combatidos s¨®lo en los convenios", a?aden.
Otra diferencia que separa a los dos sectores del sindicato es que uno apuesta m¨¢s por la movilizaci¨®n y el otro por la negociaci¨®n. Una de las enmiendas de los cr¨ªticos que m¨¢s estupor han causado a la mayor¨ªa es aquella que propone realizar una huelga general por cada 300 muertos que se produzcan en accidentes laborales. Si esa propuesta se aprueba, obligar¨¢ a realizar tres huelgas generales al a?o.
"Los trabajadores no quieren m¨¢s huelgas, quieren que les resolvamos los problemas y el mecanismo para resolverlos nos importa mucho". Esta afirmaci¨®n de Salvador Bangueses, actual responsable de Finanzas que abandona la direcci¨®n por problemas familiares, resume lo que piensan buena parte de los miembros de la mayor¨ªa. Los dos sectores dicen defender el equilibrio entre movilizaci¨®n y negociaci¨®n, pero las cr¨ªticas de la oposici¨®n han venido siempre por el mismo lado. Moreno lanzaba esta semana dos grandes acusaciones a sus oponentes: pasividad ante las agresiones del Gobierno y no haber gestionado eficazmente la posthuelga del 27 de enero de 1994 con m¨¢s movilizaciones.
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